Llévame contigo / Fulgencio M. Lax / Alquibla Teatro
El Teatro sigue siendo Teatro
«Llévame contigo. Concierto para una mujer sola» se estrenó en la ciudad de Quito en 2014 con Alejandra Albán y dirección de Pablo Tatés. Hoy, con la interpretación de Esperanza Clares en el papel de Martina y la dirección de Antonio Saura, cobra una especial dimensión de actualidad y de impacto social.
A causa del confinamiento que ha impuesto la pandemia generada por el covid19, nos vemos obligados a revisar las relaciones sociales, las relaciones culturales, políticas y económicas para poder adaptarlas, de forma urgente a una nueva realidad. Pronto volveremos a la normalidad, pero esa normalidad ya no será igual a la que conocíamos antes del 14 de marzo de 2020 y tardarán algunos años para que, lo que ahora se nos aparece como extraordinario, incluso inaceptable, se haga cotidiano.
El teatro, a lo largo de la historia, ha sido fiel testigo y fiel sufridor de todos los cambios y, ahora, no iba a ser menos. Se cierran los teatros, las compañías se ven con sus producciones paradas y todo el sector detiene su actividad creativa y económica abocándolo a una profunda debacle. Pero hay una ventana, como si al final de un túnel se vislumbrara un ligero resplandor. La ventana de nuestro ordenador, de nuestro móvil, de nuestra televisión digital y, por ahí, comienzan a colarse proyectos que aventuran una luz capaz de sostener el espacio creativo teatral hasta que la normalidad regrese a nuestras calles, a nuestros teatros y a nuestra vida.
Teatro en directo, no teatro grabado. Asistencia en directo al devenir inmediato de la vida y no a la construcción en diferido de una grabación. Esta es una sustancial diferencia que imprime cierta distinción y originalidad a espectáculos que como, en este caso, nos presenta Alquibla Teatro y que podemos ver en streaming a través de la pantalla del ordenador, del móvil o por tv.
Como es obvio no me voy a detener mucho en el texto. Solo apuntar que lo escribí junto al Niño que contaba películas para saltar mi rechazo al monólogo como forma de expresión teatral. Estos dos personajes cruzaron conmigo la puerta hacia lo más profundo del alma del ser humano, allí donde reside el dolor.
Llévame contigo es una historia de soledad, de desamor, de un intenso y agónico dolor sobrellevado entre una derrotada comicidad, unos desgarradores boleros y el alcohol como únicas vías de escape para poder sobrellevar el paso del tiempo y no dejarse arrastrar por la tentación del suicidio. Es una historia que el contexto, determinado por la pandemia del covid19, le confiere una especial dimensión de actualidad, no solo personal, sino social.
Pero el argumento de cualquier obra, por muy bello que sea, ha de estar construido porque, si no, no deja de ser una bella pincelada convertida en leitmotiv, nada más. Ha de estar construido en el texto y, particularmente, en el teatro, construido también en la escena. Es a partir de aquí cuando empieza a enriquecerse el discurso con nuevas miradas, dejando atrás lo puramente literario para entrar de lleno en la realidad, en el universo dramático del personaje y hacer aflorar la propia esencia del teatro: el drama.
Las palabras de los maestros están para leerlas, interpretarlas y recrear sus significados como esa lección de vida que son. Dirá Brecht en El Pequeño organon para el teatro: 14.- …()…Nuestra convivencia como hombres -esto es: nuestra vida- está determinada por la ciencia en una proporción completamente nueva. 15.- …()… Muy pronto la humanidad desplegó unas fuerzas cuya intensidad ni siquiera en sueños se hubiese podido imaginar. 16.- …()… Yo, que escribo esto, lo estoy haciendo con una máquina desconocida cuando nací. Me desplazo en los nuevos vehículos a una velocidad que mi abuelo no podía ni imaginarse…()… Y puedo elevarme por los aires, cosa que mi padre no podía hacer. Con mi padre pude ya hablar desde un continente a otro; pero solo con mi hijo puedo ver las imágenes en movimiento de la explosión de Hiroshima.
Un nuevo mundo que nos trae situaciones nuevas exige también nuevas miradas que nos permitan reconocernos en el espacio que ocupamos y hacia el que nos proyecta la historia. No sirven miradas obtusas que solo conducen a las cunetas y que nos dejen anclados en cualquier rincón porque la historia no se detiene y el camino avanza con nosotros o sin nosotros.Pero vayamos por partes para no desbordar estas notas, más cercanas a una literaturkritker que a una literaturwissenschaft.
Antonio Saura no monta un videoclip. Ni tan siquiera presenta un formato de grabación teatral tal y como estamos acostumbrados a fecha de hoy. Hasta ahora, cuando hablamos de teatro por internet, hablamos de teatro grabado, se utilizan las técnicas del videoclip, tv y cinematográficas para generar la ilusión de realidad y colocar las emociones en este o aquel lugar del plano o la secuencia, cuando no para ilustrar la propia escena. El concepto de montaje escénico de Llévame contigo no está orientado a la grabación sino a la exhibición, conservando la esencia de la concepción del espacio del escenario sin caer en el recurso audiovisual de dotar de significación dramática a elementos externos al drama de la obra y en este caso, además, a la propia construcción del espacio y del personaje.
Hay dos momentos, en la dirección del espectáculo, que quiero destacar por lo magistral de su concepción: Al comienzo, cuando Martina sale a escena y se sienta frente al tocador. Siempre lo hace de espaldas, en plano fijo y es ella la que mueve la mirada del espectador en una u otra dirección. Y cuando la vemos de frente, lo hacemos en un reflejo del espejo como el resultado dinámico de mover la escena. Capa de contenido sobre capa de contenido rompiendo así el estatismo que produce un monólogo, en plano fijo y con escenografía inmóvil. El segundo momento al que me refiero supone una lección de cómo se puede concebir el espacio escénico con un minimalismo abocado al estatismo. La sensibilidad y experiencia permiten a Antonio Saura concebir un solo espacio: el vestidor, como tres espacios distintos que, recordando el impresionismo chejoviano, van cobrando relevancia en la medida en la que Martina, nuestro personaje, los va ocupando y cubriendo las capas de significado que propone el texto.
Una dinamicidad que rompe el estatismo del plano fijo y traslada, al espectador, la relación entre público y escenario aún a pesar del filtro que supone la pantalla que emite y la que recepciona.
Esperanza Clares es una actriz que se mueve muy bien tanto en lo cómico como en lo dramático. Pero también en lo amargo. Martina es un personaje amargo que lucha contra su amargura con pequeños momentos de comicidad en medio de un profundo drama de soledad. Esperanza le abre la puerta a la derrota, situándolo en una fina franja fronteriza entre el abismo, el miedo y una salvación que no llega nunca. Su trabajo de interpretación coge de la mano al espectador y le obliga a acompañarle por ese tránsito, sintiendo cada uno de los momentos de dolor. Las palabras dejaron de ser del autor (es decir, mías) para, por unos instantes ser de la actriz, pero solo unos instantes que yo diría que no traspasan ni siquiera el cartel anunciador. Enseguida dejan de ser también de Esperanza, que las deposita en el alma de Martina, del personaje, creando así el drama interno que va a arrastrar la soledad hasta el final de la pieza. ¿Esto qué significa?: Interpretación, sensibilidad y técnica.
Y ya para terminar estas breves notas enuncio la pregunta que estos días ronda los debates de teatrólogos, críticos, historiadores, curiosos y artistas, entre otros: ¿Esto es teatro o no es teatro? Yo respondo con otra pregunta: ¿Era el teatro que veían los griegos igual al que vemos hoy? ¿Era igual la interpretación de Isidoro Máiquez y su relación con el público igual a la de hoy? Las nuevas tecnologías nos hacen revisar el concepto de presencialidad en otros sectores ¿por qué no en el teatro? La evolución hará que todo vuelva a la normalidad, que se vuelvan a subir los telones, que las compañías vuelvan a representar, pero esta experiencia puede venir a sumar lugares de creación que hasta ahora solo estaban esbozados, entonces habremos dado un paso importante hacia el futuro de la mano de compañías que asumen el riesgo de la duda, como es en este caso Alquibla Teatro.
Fulgencio M. Lax