En cartel

Lolita llega al Grec con ‘Poncia’, un montaje original a partir de ‘La casa de Bernarda Alba’

El Teatre Goya de Barcelona acoge esta obra de Luis Luque hasta el 28 de julio

El Teatre Goya de Barcelona acoge, desde hoy, 28 de junio y hasta el 28 de julio, el montaje Poncia‘, un texto de Luis Luque (a partir de ‘La casa de Bernardo Alba‘ de Federico García Lorca), dirigida por él mismo y protagonizada por Lolita Flores. Es una producción de Pentación Espectáculos y Teatro Español y se representa dentro del Grec Festival de Barcelona.

Durante la presentación del estreno, Jordi González, vicepresidente de Arte y Contenidos de Focus, ha dado la bienvenida a los presentes, contento de encontrarse «entre amigos». Por un lado Lolita Flores, con quienes ya habían trabajado anteriormente en el Teatre Goya, como en ‘La plaza del diamante’ de Mercè Rodoreda (2015) o en ‘La fuerza del cariño‘ de Magüi Mira (2020) y, por otro lado, con el director escénico Luis Luque, que ya ha llevado varios montajes tanto en el Goya (‘Las criadas’) como en el Teatre Romea (‘Edipo. A través de las llamas’; ‘Fedra’) y de quien González asegura que es “un gran director y una maravillosa persona.”

“En el Grec – ha dicho Cesc Casadesús, el director del festival – presentamos muchas coproducciones e intentamos impulsar la creación local, pero también intentamos que haya creaciones de todo el territorio español. Es un espacio para mostrar pequeñas joyas como ésta, sin tener que competir con el resto de los espectáculos. Éste es un montaje precioso, una revisión maravillosa del clásico de Lorca y es un lujo y un placer tener este equipo dentro del marco del festival porque, además, nos permite seguir extendiendo estos puentes con el teatro español.”

Escrito a partir del personaje de Poncia, la criada de ‘La casa de Bernarda Alba’, el texto pretende aproximarse a la obra original de Lorca desde el punto de vista de las voces invisibilizadas. Luis Luque explica que, en el fondo, ésta es una idea que lleva gestándose muchos años, cuando Miguel Narro le encargó al director de escena José Carlos Plaza montar ‘La casa de Bernarda Alba’ y, el papel de Poncia debía ser para la cantante Lola Flores, madre de Lolita como todo el mundo sabe. Por varias razones, la cantante no pudo participar en el montaje, algo que, admitía, siempre lamentó. “Vi un vídeo del programa La Clave donde Lola Flores hablaba precisamente de eso y le pasé a Lolita, diciéndole que me parecía una forma muy bonita de cerrar un círculo. Pero lo cierto es que a mí no me apetecía mucho montar ‘La casa de Bernarda Alba‘, se había representado hacía menos de un año en Madrid y no quería repetir. Entonces, releyéndola, se me ocurrió la idea de hacer un monólogo donde sólo hablara Poncia y dijera lo que tuviera que decir. Era una oportunidad de dar voz a la clase popular, para que pasara cuentas con el resto de mujeres de la casa. El árbol fue creciendo y desplegaba unas ramas muy interesantes: la libertad para amar, la culpa… y también había algo muy mío y personal en todo lo que me resonaba mucho, la defensa de la buena educación, de los hombres, la culpa que queda en un ecosistema familiar que alguien decide irse, y cómo vivimos este trasiego en nuestro cuerpo y en nuestra alma. Obviamente, es también un texto que habla de la clase social. Poncia es un personaje ambivalente porque es la jefa de las criadas pero también la sirvienta de Bernarda. Yo no he continuado la obra de Federico, he cogido al personaje y lo he contextualizado en un momento de la vida de estas mujeres.”

Por su parte, Lolita Flores ha expresado qué significa para ella formar parte de este proyecto, una historia, un espectáculo, en el que se siente libre tanto por la forma de trabajar y la confianza que Luque le ha dado durante los ensayos como por ser un monólogo. “Yo interpreto una Poncia libre, con un texto de Luis Luque con frases de García Lorca; es un texto conjunto, creo yo. Ésta es una Poncia que hace justicia porque ‘la letra con sangre no entra’, porque debe querer libremente, porque no se puede encerrar a cuatro chicas jóvenes entre cuatro paredes durante ocho años para maltratarlas. Para mí es reivindicar un montón de cosas: a mis abuelas, a la gente que he conocido, amigos de mis padres que han vivido en un silencio absoluto, una reivindicación de que a los hijos hay que hablarles, darles amor, razonar con ellos…”

Aunque es una versión y relectura del clásico de Lorca, este texto no puede escapar de sus orígenes, de la esencia de la trama original, de las sombras de la casa de Bernarda, del dolor que flota en cada habitación y de la tragedia que se extiende sobre la familia. «En la primera parte donde ella está en shock, con ese dolor y esa mirada al cielo es cuando empiezo a construir un discurso -explica el autor-. En la parte central, en el corpus de la obra, hay mucho de Lorca y, hacia el final, me vuelvo a sentir un poco más libre. Yo tenía una serie de finales pensados ​​para el personaje, sobre todo un parecido al de la Nora de Casa de muñecas, donde Poncia se marcharía dando un portazo, cogía las maletas y las abandonaba a todas. Sin embargo, Josep Maria Miró, que me ha ayudado y aconsejado con el texto, me hizo ver que estas mujeres nunca se marchan. Yo quería un final épico donde ella pudiera dejar atrás todo ese dolor, pero esta Poncia bebe de la tragedia y, por eso, al final, la dejamos dentro de casa.”

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