El Chivato

‘Lorca vive’ en un recuerdo del primer homenaje que se le rindió en España

Federico García Lorca revivió ayer después de 108 años en su ciudad natal, Fuente Vaqueros (Granada), al recrearse el primer homenaje público que se rindió en España al poeta, «El 5 a las 5», que se celebró hace 30 años, entonces bajo el ineludible control policial del postfranquismo. Este significativo aniversario se celebró con un gran acto que se desarrolló en la fecha del nacimiento de Lorca, y al que acudieron algunos supervivientes de los 33 miembros del comité organizador del homenaje de 1976, cuya frase emblemática fue «Lorca vive».
Ahora, con treinta años de experiencias acumuladas, el poeta granadino Rafael Guillén, las actrices Aurora Bautista y Nuria Espert, el escritor José Ladrón de Guevara o el catedrático Juan Antonio Rivas aún recuerdan aquellos momentos llenos de tensión y emoción, cuando miles de personas se dirigieron a Fuente Vaqueros a celebrar el 78 aniversario del nacimiento del poeta. Ninguno sabe precisar exactamente cuántas personas asistieron al primer homenaje que se le rindió a Lorca una vez muerto Franco y en pleno proceso de Transición, aunque en aquella época se dijo que fueron unas diez mil.
«A las cinco de la tarde, eran las cinco en punto de la tarde», con estas palabras del poema lorquiano «Llanto por Ignacio Sánchez Mejías» comenzó aquel homenaje público en esa hora taurina de un 5 de junio de 1976, una fecha emblemática en la historia de la Transición española, que fue rememorado hoy unas horas más tarde, a las 21.30 horas, para evitar los envites del sol.
Con la emoción contenida en la voz, Aurora Bautista recitó esta noche el poema «Arbolé arbolé», el mismo que leyó hace treinta años en un día «tan caluroso como hoy» -recordó a Efe la actriz-, en el que la multitud se agolpó en el Hospital Real y Fuente Vaqueros en un homenaje dividido en dos actos de media hora -autorizada y estrictamente medida por la policía- cada uno.
«Para mí Granada es Federico García Lorca, un poeta que me llena de ilusión, respeto y admiración. Por este motivo, me siento muy honrada de volver después de treinta años a esta ciudad que es poesía y amor y significa lo mejor de España», manifestó la actriz. En la memoria de los primeros organizadores estuvieron presentes las trabas que se impusieron al inédito homenaje, como autorizar sólo un acto de «media hora por la mañana y otra media hora por la tarde», rememoró el poeta Rafael Guillén, quien ejerció como comisario del evento hace 30 años.
Entonces, la primera parte del acto se desarrolló en el Hospital Real, sede del rectorado de la Universidad de Granada, donde intervino el propio Guillén y que se prolongó más de lo permitido, lo que hizo intervenir a la Policía y generó la protesta de los estudiantes, que causaron desórdenes y rompieron vitrinas. El homenaje continuó, a las cinco de la tarde, en Fuente Vaqueros, con un acto «emocionantísimo» -recordó Guillén- ya que transcurrió al aire libre, lo que permitió un menor control policial, y congregó a «una gran multitud, que terminó por contagiar el acto de mucho entusiasmo».
En aquella tarde, bajo un sol de justicia, sobre el escenario presidido por una gran fotografía de Federico, se sucedieron, entre otros, los discursos y recitales desgarradores de Nuria Espert, Lola Gaos, Aurora Bautista, José Agustín Goytisolo, Juan de Loxa, Manuel Fernández Montesinos y al final, Blas de Otero.
Sin las cortapisas de la libertad restringida, la consejera andaluza de Cultura, Rosa Torres, inauguró el homenaje -promovido por el Patronato Federico García Lorca de la Diputación de Granada- en sustitución de la ministra de Cultura, Carmen Calvo, que no pudo asistir por problemas de salud.
Al término del acto oficial, los granadinos Enrique y Estrella Morente ofrecieron un recital lorquiano, recordando también aquel acto de hace treinta años, cuando Enrique y varios grupos locales cantaron a Lorca.
Muchas fueron las personas que se dieron cita en Fuente Vaqueros, al igual que hicieron en 1976 cuando ellos también fueron protagonistas anónimos de este pasaje de la historia de la Transición, marcado por la «tensión y la incertidumbre del qué pasará», según recordó una de las componentes de «Andaraje», grupo que ensayaba en la casa de Juan de Loxa y que participó en aquel acto con las «Sevillanas a Lorca».
«Recuerdo a los agentes de policía siguiéndonos por la carretera que llevaba a la casa de Juan. Pensaban que éramos un grupo revolucionario. Yo era muy joven, pero aún siento la angustia de aquellos días», explicó la representante de «Andaraje», orgullosa de revivir a Lorca en libertad.


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