Los Gondra/Borja Ortiz de Gondra/CDN
¿Hasta cuándo?
Animado por el director del CDN Ernesto Caballero, Borja Ortiz de Gondra se atrevió por fin a escribir la obra sobre la historia de su familia, que venía gestando tiempo atrás.Una historia muy vasca y personal pero también universal. Una historia de odio, culpa, resentimientos, venganzas y asesinatos que, como la maldición en las tragedias griegas, se transmiten de generación en generación, desde hace más de un siglo.
Algorta, aldea natal de Borja Ortiz de Gondra, es donde sucede la obra. Y es también emblemática de tantas otras comunidades o países fracturados por enfrentamientos, conflictos, luchas dentro las familias, entre los clanes, por motivos políticos o religiosos, como una fatalidad, permanecen sin solución.
¿Cómo romper la cadena del odio, de la venganza? El perdón, el olvido no son posibles si uno no intenta escuchar y entender las razones del otro liberándose de resentimientos y prejuicios.
Borja Ortiz de Gondra se implica en su obra como personaje y como actor, interpretándose a sí mismo. Remontando cuatro épocas hasta las guerras de Cuba y la IIIa guerra Carlista, emprende una investigación sobre secretos, enfrentamientos y violencias entre hermanos que se repiten cíclicamente en generaciones sucesivas en que «alguien tenía que irse y alguien trataba de volver. Alguien decidía cual debía ser el relato y quien estaba condenado al silencio».
En su búsqueda, Borja Ortiz de Gondra no da respuestas sino que multiplica las preguntas.
El encargo por el CDN de una nueva obra y la noticia de la muerte de su hermano coincidiendo con su quincuagésimo cumpleaños, llevan a Borja Ortiz de Gondra a abrir la historia de su familia para revisitar sus páginas oscuras marcadas por el miedo, el silencio, los secretos, los acontecimientos ocultados y los recuerdos reprimidos que ninguno quiere desvelar.
Regresar a casa, símbolo de las raíces familiares, de pertenencia a una comunidad, a un lugar, es también enfrentar el conflicto entre su propia y diferente identidad y el peso del pasado, las normas, las convenciones familiares, los acuerdos tácitos. «Nunca serás un verdadero Gondra hasta que no tengas un hijo», le dice su madre en la obra.
La historia de su familia es la del país vasco. Borja Ortiz de Gondra la cuenta, con mirada crítica, desde hoy, enfocando algunos hechos, datos, momentos determinantes, sin juzgar a nadie.
«Porque solo un contar neutro y frio podría mostrar que nuestro silencio también mató, que yo también fui un asesino. Pero el teatro no consigue dar cuenta del horror del mundo. El teatro solo puede añadir más ficciones al mundo, multiplicar el juego de espejos hasta anestesiar la culpa.» explica Borja en el prólogo.
El espectáculo empieza en el prólogo y termina en el epilogo con la fecha real de la representación. El interludio (Borja con su madre ante la tumba de su hermano) también sucede en el presente.
Borja Ortiz de Gondra destaca tres fechas claves: en el Ier acto el 7 de junio de 1985, la boda de Juan Ignacio y Klara, cuando el mismo tenía 20 años ; el 15 de agosto de 1940, que corresponde a la romería del pueblo, en el II acto, y la navidad en 1898 en el III.
Bodas, fiestas, navidad, se alternan cíclicamente en la rutina de la vida del pueblo con amenazas, nombres de victimas escritos en una diana en el frontón, asesinatos, enterramientos y lutos.
En su investigación, parecida a la de un detective que busca pistas, el autor acumula preguntas: una cesta de pelota ensangrentada, escondida en el armario llegado de Cuba en el siglo XIX, la carta recibida en 1985 de la que nadie quiere hablar, algunas fotos de la romería de 1940 que faltan en el álbum familiar, una novela que don Alberto ha dejado y que nadie encuentra, y que ha pasado realmente en la noche del 30 de abril de 1874 en el caserío Gondra entre los dos hermanos.
Si la representación teatral del asesinato de su padre montada por Hamlet comprueba sus sospechas, la ficción teatral en la obra de Borja Ortiz de Gondra no pretende buscar culpables sino mostrar el engranaje de intolerancia y de violencia que aterroriza toda la comunidad.
El frontón, lugar emblemático de un pueblo vasco, punto de convergencia de los acontecimientos, y la casa de la familia son dos elementos fundamentales del dispositivo escénico, extremadamente eficaz. A la izquierda una escalera con un pequeño estrado, en el fondo y por el lado derecho el frontón. Los cajones empotrados en el frontón contienen algunos elementos escénicos, ropa, taburetes, etc… que sirven en algunas escenas. La parte central del frontón se abre mostrando un gran armario con cartones, papeles, libros y la cesta rota.
En la parte derecha del frontón que se habre hay una chimenea, símbolo del hogar familiar, de la intimidad, donde en algunas ocasiones se sientan los personajes.
Las luces enfocan las situaciones y delimitan los lugares de la acción, creando los ambientes.
Las proyecciones sobre el frontón: boceto del plano de un pueblo, imágenes no realistas, fechas, imágenes de jugadores de pelota, se incorporan pertinentemente en la dramaturgia escénica.
11 actores interpretan 32 personajes.
Tras el prólogo de Borja, todos vienen en el escenario haciendo una ronda, imagen de la repetición, de un bucle.
El ruido de explosiones, de disparos, irrumpe en algunas escenas.
La amenaza permanente pesa y envenena el ambiente alegre de las fiestas.
Algunas secuencias son particularmente contundentes, como por ejemplo en la que los personajes, como somnámbulos con movimientos lentos, esbozan una especie de baile mientras la luz disminuye y aumenta creando un ambiente inquietante como en una pesadilla, enfocando dos o tres personajes.
En su puesta en escena muy nítida Josep María Mestres juega con los contrates, cambios rápidos del ambiente, desestabilizando el realismo en la actuación.
Tengo solo dos reservas : el elenco es desigual, algunos actores carecen de convicción, y el ritmo es demasiado lento en algunas secuencias, lo que produce bajadas de tensión dramática.
Irène Sadowska
Los Gondra de Borja Ortiz de Gondra – estreno absoluto – direccion: Josep Maria Mestres – escenografía: Clara Notari – vestuario: Gabriela Salaverri Solana – iluminación: Juanjo Llorens – música: Iñaki Salvador – videoescena: Alvaro Luna – Reparto : Marcial Alvarez – Padre Antxon, Luis, Donato, Sonsoles Benedicto – Natalia, Aurelia, Pilar, Benita, Maria Hervas – Ainara, Garbiñe, Isabel, Iker Lastra – Juan Ignacio, Manuel, Pedro, Borja Ortiz de Gondra – Borja, Francisco Ortiz – Bosco, Josetxo, Ignacio, Juan Pastor Millet – Manuel, Donato, Padre Lecumberri, Pepa Pedroche – Nuria, Isabel, Manuela, Victoria Salvador – Nuria, Isabel, Manuela, Cecilia Solaguren – Klara, Aurelia, Pilar, Jose Tomé – Xavier, Rufino, Alberto.
En el CDN de Madrid, sala Francisco Nieva
Del 18 de enero al 19 de febrero 2017
Fotos de: marcosGpunto