Los Premios
Un premio como una lotería; usted pone la obra, la escribe, la dirige, la actúa, y un jurado como rueda de la fortuna otorga un reconocimiento que dura el tiempo que dura: una noche de embriaguez y gloria.
Los premios teatrales tienen una noble misión: reconocer los logros de la temporada, destacar los talentos emergentes, orientar a un público que avanza confundido. En Francia son los premios ‘Molière’ que van a otorgarse en estos días a lo mejor en escena del 2022, cuya entrega será difundida por la televisión, ceremonia que quiere competir con las premiaciones a lo mejor del cine, aunque reconozcamos que el teatro es el pariente pobre.
Premiar o no premiar, ¡Qué dilema! Porque el reconocimiento inmediato es el real estímulo: el aplauso al terminar la representación, las localidades agotadas, las buenas críticas y esas inolvidables noches en escena. Pero un reconocimiento de la profesión es un estímulo para la siguiente aventura, hay que reconocerlo.
El cine inventó entre otras cosas, los premios a las producciones, aunque el inventor real fue el Señor Nobel, quien en 1901 creó los reconocimientos que llevan su nombre. Y desde entonces se premia a las obras literarias, en Francia desde 1903 gracias al Premio Goncourt que reconoce la mejor novela del año. Y después vinieron los otros premios, los Oscar del cine en 1929, y sus émulos locales. También aparecieron los premios a la música, a la danza, etc. Premiar para estimular. Y sin embargo el mejor juez es el tiempo, que borra vanidades y crea sus propios héroes, aunque también se equivoca.
La organización de ceremonia de entrega de la edición 34 de los Premios Molière ha sido encomendada a Alexis Michalik un joven autor, actor y director, que está en la cumbre de su talento y que ha sido reconocido frecuentemente en los Premios Molière. Michalik es la figura sobresaliente del teatro francés actual.
En estos premios hay dos diferentes categorías: ‘Teatro público subvencionado’ y ‘Teatro privado comercial’, pues los organizadores llegaron a la conclusión de que mezclar las dos categorías era injusto, ya que en el teatro ‘subvencionado’ sólo se arriesga la vanidad y no el dinero, mientras que en el ‘privado’ va de por medio vanidad y capital. Interesante distinción pues una fórmula puede estimular la invención y el experimento (teatro subvencionado), mientras que la otra debe satisfacer la expectativas del gran público tratando de no perder calidad, ecuación de difícil solución.
Entre las 19 categorías que serán premiadas este años encontramos figuras interesantes: Isabelle Hupert que busca ser consagrada como mejor actriz por su participación en la obra ‘El Zoo de Cristal’ de Tennessee Williams, Joel Pommerat como mejor dramaturgo por ‘Amores2’, aunque hay muchos candidatos imposibles de nombrar en este corto espacio.
Quienes integran el Colegio de Electoral son profesionales del teatro en actividad, entre las que entran todas las categorías que participan en la creación: técnicos, dramaturgos, directores, actores, escenógrafos, críticos, productores de teatro… y cualquiera que tenga una actividad teatral permanente puede solicitar su adhesión y así participar como jurado.
Así que el 24 de abril sabremos por la televisión quienes son los ganadores, gloria efímera que servirá para que los anuncios tengan un añadido que diga: PREMIOS MOLIERE 2023, al mejor … y así va el mundo y nuestras vanidades.
París abril 2023