Críticas de espectáculos

Los traviesos diabillos sexuales

LOS TRAVIESOS DIABLILLOS SEXUALES DE JUAN GONZALEZ-BONILLA

Por Abniel Marat, Antropólogo, Critico y Dramaturgo

En las Culturas Primitivas, el sexo, nunca ha sido un Tabú. Margaret Mead, la famosa antropóloga Americana, escandalizo al mundo con su libro: “Coming age in Samoa”. Describió, la vida sexual de los jóvenes en esa idílica isla del Pacífico, donde se les permitía a todos tener sexo con todos hasta encontrar la pareja ideal. El divorcio y la infidelidad no existían en esa sociedad. El adulterio se pagaba con la muerte. Y hasta que la muchacha no encontrara al varón que la hiciera completamente feliz, tenía la libertad sexual. Los altísimos Massai de Kenya se maquillan como mujeres y se cubren el cuello con collares vistosos, bailando y brincando, para llamar la atención de las muchachas de su tribu. Las mujeres son las que escogen al macho entre los Massai. Cuando les gusta un hombre, simplemente se lo llevan a la cama. Si no se sienten satisfechas con él, escogen a otro. Hasta encontrar al hombre ideal. Algunos historiadores de Indias escribieron escandalizados sobre las costumbres sexuales de los nativos de nuestra América, porque nuestros indios hacían el amor al aire libre y delante de todos. La Moral Católica se impuso en Occidente. El mundo cristiano considera al sexo como algo “pecaminoso”. Los Hindúes, por el contrario, le han dedicado al sexo los templos más hermosos de la India. Todas las posiciones sexuales del Kama Sutra se encuentran esculpidas en las piedras de estos Templos. Cuando los ingleses conquistaron a la India, debido a la moral de la Reina Victoria, mandaron a destruir todas las escenas de amor entre hombres con hombres y mujeres con mujeres. La Teología Hindú enseña que el sexo es un chacra que se abre para intercambiar energía. La esencia de Brahma, el dios creador en la trilogía hindú. En el “Mahabarata”, el poema épico más extenso del mundo, los hindúes nos cuentan la historia de una mujer que quiso tener un pene inmenso, y después de largos años de penitencia y difíciles experiencias con el Yoga, logró dejar de ser mujer y se transformó en un hombre. Por el poder de su mente y por la energía mística del Yoga obtuvo su deseo. Se transformó en uno de los guerreros más famosos de India y peleó contra Krishna. Al final, murió como mueren los hombres… Leyendo esta nueva comedia de Juan González-Bonilla, recordé mis años de bibliotecario en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York. Cuando murió Margaret Mead, tuve el privilegio de organizar todos sus papeles y manuscritos, de inventariar todas sus primeras ediciones y libros famosos. Años después, me tocó hacer lo mismo- en la Biblioteca de la Escuela de Medicina de la Universidad de Cornell- con los manuscritos y papeles del Dr. Pappanicolau, el científico que había descubierto la prueba del Cáncer Cervical. Este gran comediógrafo nuestro, conoce muy bien la naturaleza humana. Somos seres muy frágiles. Sólo existen tres grandes misterios en la Vida: Dios, la muerte y el sexo. Y de sexo se trata esta comedia. Del macho boricua a la caza de su presa: la hembra sabrosa y carnosa del Caribe. ¿Quién caza a quién? ¿Termina el cazador, cazado? ¿Cómo es el juego del amor en nuestro País? ¿Qué significa el sexo en nuestras vidas? ¿Por qué a la hora de revolcarnos en la cama, a la moral Cristiana se la lleva el Diablo? O mejor dicho los traviesos diablillos sexuales que nos torturan la Conciencia y que nos hacen suspirar de felicidad. Todas estas preguntas obtienen sus respuestas en esta magnifica comedia titulada “Secretos y confesiones de un hombre y una mujer frente al espejo”. Detrás de la aparente frivolidad, del chiste vulgar y chabacano, de la gratificación instantánea; de lo que nos habla Juan González-Bonilla es de la Aventura Humana. Estamos vivos. Somos. Y cuando nos desnudamos frente al espejo, encontramos a nuestro ser verdadero. Yo tengo la impresión de que el teatro de Juan González-Bonilla es más profundo de lo que parece. El problema de la COMEDIA es que nadie la toma en serio. Algún día, alguien estudiará todo el teatro de este magnifico comediógrafo nuestro y descubrirá grandes y profundas verdades sobre la realidad puertorriqueña a finales del siglo 20 y principios del siglo 21. Yo siempre he creído en el talento de Juan González-Bonilla como dramaturgo. Yo tuve fe en él. ¡Y no me siento defraudado!


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