Luceros de Praga
Praga, 15 de enero de 2010
Reunión con Petr Gojda y Marie Krbová en Divadlo Ungelt. Petr Gojda es un hallazgo de valor incalculable. Aparte de asistente de dirección y mi voz, es traductor. Él ha traducido Perro muerto en tintorería: los fuertes de Angélica Liddell. Recuerdo como si fuera hoy el día en que Eufrasio Lucena-Muñoz nos presentó. Eufrasio Lucena-Muñoz pertenece a Luces de Bohemia, asociación a la que me dirigí cuando llegué a Praga, hace más o menos tres años. Luces de Bohemia celebra periódicamente encuentros literarios. En uno de ellos tuvieron a bien leer el primer monólogo de Achicorias… Mi primer texto leído en Chequia. “Valentín pasó gran parte de su infancia entre la escuela, su casa y los vestíbulos de hotel…” A Luces les debo mucho. También a Andreu Bauçà, coordinador del lectorado de catalán de la Universidad Carolina, que me puso en contacto con Eva Hlavková, la traductora de Origami; y a mi primer Señor del Teatro checo -si es que los Señores del Teatro poseen nacionalidades-, Milan Hein. En Praga he descubierto que la belleza habita a una distancia que el prejuicio y la envidia no alcanzan.
Antes de conocerla en persona, Vilma Cibulková declaró en Právo que Origami, para un actor, era la obra más difícil que había leído. Todo un honor y todo un reto al que ahora, con Petr y Marie, hacemos frente. Verles debatir sobre teatro en una lengua ajena me sume en una suerte de arrobamiento. La pasión por el teatro. Acabamos tarde, ya ha anochecido.
Praga, 16 de enero de 2010
Jiří Pritz es el productor de Divadlo Ungelt. Comenta que cabe la posibilidad de que estrenemos en Letní Scéna (Escena de Verano), el escenario al aire libre de Divadlo Ungelt. Nunca antes he estado en ese espacio, sólo sé que se emplaza en uno de los barrios más encantadores de Praga, Nový Svět (Nuevo Mundo), muy cerca de la casa-museo de Jan Švankmajer. En Nový Svět, las fachadas de los edificios lucen frescos y relieves de pavos reales blancos.
Praga, 18 de enero de 2010
Reunión breve pero intensa con los actores. Muy buen ambiente. Recorremos juntos y a velocidad de paseo la cordillera vertebral de los personajes. En una ladera, contemplamos el día en su piel; en la otra, la noche. Los personajes aman y odian al mismo tiempo. Frente a mí se sientan, de derecha a izquierda, Helena, Vilma, Pavel y Vojtĕch, pero ya se vislumbran… las primeras miradas, los primeros gestos claroscuros de Dora, de Klaudie, de Aldo, de Lenzo. Desde un rincón en penumbra de mi fuero interno, allí donde permanece el autor expectante como un niño asombrado, me llega el impulso de escribir nuevas escenas con, para ellos, pero es un impulso que reverbera como un eco lejano en la mente del director. El autor ya cumplió su cometido. Se lo agradecemos, lo acostamos y apagamos la luz. Bueno, no apagamos la luz. Le dejamos una vela encendida para que no pase miedo. Ahora le toca al director luchar contra las tinieblas del escenario.
Siento unas ganas locas de que los actores suban al escenario.
Praga, 19 de enero de 2010
Las calles están heladas y la nieve se desploma de los tejados. Tengo la palma de la mano derecha amoratada de parar tantas caídas contra la nieve. En el Instituto Cervantes, charla entre Paloma Pedrero y Šarka Valverde. De vuelta a casa, el tranvía cruza por delante de la casa de Fausto.
Desde hace días tengo sueños muy intensos. Salgo arrebatado de ellos, no hay otra manera. El de la última noche ha sido muy agradable: en una azotea de Praga, desnudo, con sol de verano.