Sud Aca Opina

Luchar por la vida

Muchas veces escuchamos de cómo se debe luchar constantemente en la vida para obtener lo que se desea.

¿Para qué luchar?

¿No será mejor negociar con la vida?

Cuando se lucha con algo o con alguien, siempre habrá un ganador, pero por sobre todo, un perdedor al cual le costará mucho asumir la derrota y esperará pacientemente el momento de la revancha, donde la situación pueda revertirse y bien podría darse el resultado inverso teniendo consecuencias nefastas.

Por otra parte, en un proceso de negociación, son ambas partes las que cediendo un poco en sus demandas, nunca llegan a sentirse derrotadas, sino que ambas partes pueden llegar a ser ganadoras.

¿Por qué no aplicar el mismo principio en la vida cotidiana?

No se trata de vencer a la vida, sino que, aunque parezca redundancia, convivir de la mejor forma posible cediendo un poco en lo que se desea.

En el año 1962 Carlos Dittborn, acuñó la frase “Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo» y no fue gracias a su lucha, sino que a sus negociaciones, que el mundial de futbol se hizo en mi país.

En la década de los setentas, Salvador Allende fue elegido presidente, pero a pesar de tener muy buenas ideas desde el punto de vista de las mejoras sociales indispensables para el Chile de esos años, no supo negociar con el poder en las sombras y terminó su mandato con un suicidio/homicidio donde la violencia irracional se instaló durante demasiados años.

Ejemplos que sustenten esta idea de negociar en vez de luchar, deben haber por miles en la historia de la humanidad, pero como el ser humano es obstinado y quiere ser recordado como un héroe de tal o cual lucha, idealmente como un mártir, no hemos aprendido absolutamente nada de la experiencia acumulada. Incluso hoy en la política, donde la negociación debería ser el leitmotiv de toda iniciativa de cambio, las guerras están más presentes que nunca.
Eso de tropezar de nuevo con la misma piedra parece ser más un mal hábito del hombre que de cualquier otra especie viviente.

Son pocos los que logran mantener la sangre fría y ser racionales en momentos de tensión, en la mayoría de nosotros la energía negativa va aumentando al punto de estallar, incluso en violencia para ganar a toda costa sin medir las posibles consecuencias posteriores. Bien se puede ganar en el instante pero las consecuencias posteriores pueden ser nefastas.
A todo el mundo le gusta ganar, a nadie le gusta perder, y si uno gana, necesariamente otro pierde.

Aunque la vida no sea una persona, de todas maneras el principio aplica porque a veces para ganar, se deben sacrificar otros aspectos de la vida.

Si quiero ser millonario, posiblemente podría llegar a serlo, pero sacrificando demasiados aspectos personales para lograrlo: de seguro amigos, familia e incluso el propio estado de salud, pagarían un alto precio.

Por supuesto, nunca escribo desde el absoluto, porque estoy consciente de que siempre existen excepciones a la regla.

De lo único que estoy seguro al cien por ciento, es que los verdaderos objetivos se verifican por sus logros y que no es necesario luchar por ellos, es mejor negociar.

En todo caso, acepto opiniones diferentes como para debatir y llegar a un consenso que a todos nos satisfaga, aunque no completamente, al menos razonablemente.


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