Críticas de espectáculos

Lucía di Lammermoor / Donizetti / Teatro Comunale de Bolonia

Una gran noche belcantista

Lucía di Lammermoor, sobre libreto de Salvadore Cammarano, basado en la novela de Walter Scott, The Bride of Lammermoor, se estrenó en Nápoles, en el Teatro San Carlo con gran éxito. Se considera la obra maestra del compositor que, con esta partitura muy dramática, empieza un estilo personal con refinados timbres instrumentales y un canto donde se alternan páginas melódicas con otras de gran fuerza rítmica.

El montaje que acabamos de ver, nueva producción del Teatro Comunale de Bolonia, corre a cargo de Lorenzo Mariani, que ambienta la ópera siempre en una sociedad represiva de Escocia, pero no a finales del siglo XVI, sino entre las dos guerras mundiales. Influenciado por el conocido cuadro de Sir John Everett Millais, The Bride of Lammermoor, ve desde el inicio un amor desesperado, trágico, que lleva a la muerte. Por ello, cuando se abre el telón, vemos un terrible signo de muerte: a través de cortinas transparentes, entre brumas, aparece una mujer ahorcada que cuelga del techo y la exhibición del cuchillo ensangrentado y de la cabeza del ciervo cortada en la primera escena preanuncia violencia y sangre. En efecto en esta ópera los sentimientos son exasperados y el amor prohibido entre los dos jóvenes pertenecientes a familias enemigas, llevará a Lucía a morir de dolor y a Edgardo al suicidio. La escenografía de Maurizio Balò es sencilla al principio, pero en la segunda parte se enriquece para dar espacio a la gran mesa cubierta de candelabros donde se desarrolla la fiesta de la boda impuesta. A un lado una vidriera cuadriculada deja ver un parque con árboles sacudidos por el viento y a veces, a lo lejos, aparece un castillo. Buena la representación de la tormenta. Inútil e inoportuna la visión de la mujer ahorcada al final. El vestuario es bastante oscuro excepto el blanco del sencillo vestido de Lucía y el rojo del uniforme de Arturo, casi un presagio de la sangre que le cubrirá.

El maestro Michele Mariotti, director principal del Teatro Comunale, con su genial batuta dirige firmemente su orquesta, se comunica con coro y cantantes, ofreciéndonos una lectura con tiempos muy marcados y ágiles, resaltando los colores y la elegancia de la música, su profundidad psicológica que consigue dibujar los caracteres de los personajes. No podemos olvidar la magnífica ejecución del Preludio, la terrible tormenta y la mágica intervención del flautista, Devis Mariotti, que dialoga con Lucía en el momento culminante de su locura. El gran trabajo del maestro Mariotti redobla y estimula la labor de los cantantes obteniendo grandes resultados también de los menos dotados.

El reparto es de buen nivel: Irina Lungu encarna a una Lucia tierna, frágil, totalmente abandonada al amor de Edgardo, verdadera heroína romántica. Refinada en las coloraturas, su voz tiene un perfecto timbre y gran agilidad en los agudos. Sus dotes técnicas han merecido ovaciones también durante el espectáculo mostrando un perfecto dominio del belcanto. Stefan Pop, que se estrenaba en el papel de Edgardo, tiene notables dotes vocales, un timbre intenso con buen volumen y el empuje necesario y ha obtenido numerosas ovaciones también después de sus intervenciones. Markus Werba, refinado barítono, con voz segura y limpia, nos ofrece una magnífica línea de canto encarnando con acierto a Enrico. Extraordinario el Raimondo de Evgeny Stavinsky con acentos y colores siempre perfectamente acertados. Correctos Alessandro Luciano (Arturo), Gianluca Floris (Normanno) y Elena Traversi, la fiel Alisa. El coro, preparado por Andrea Faidutti, nos ofrece una buena interpretación vocal y dramáticamente.

Hemos asistido a una gran noche de magnífico belcanto, muy apreciado por un público que aplaudía entusiasmado a los cantantes, al maestro y al flautista. Alguna contestación para Mariani y sus colaboradores.

Magda Ruggeri Marchetti

 

Lucía di Lammermoor” de Donizetti en el Teatro Comunale de Bolonia – Dirección musical: Michele Mariotti. Dirección escénica: Lorenzo Mariani. Escenografía: Maurizio Balò. Vestuario: Silvia Aymonino. Iluminación: Linus Fellbom. Orquesta y Coro del Teatro Comunale de Bolonia. 16-25 de junio.


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