Mala compañía navideña
Alguna vez, siendo arquitecto, hice clases en la universidad a estudiantes aprendices de brujo, deseosos de manejar la alquimia del espacio. Al encargárseles diseñar algunos proyectos fuera de su órbita de conocimiento, muchos corrían a la biblioteca para copiar soluciones ya existentes, pensando que no serían descubiertos por su torpe profesor al estar haciendo una trampa de obviedad absoluta. Hoy solo teclean en su computador.
¿Trampa?
Hasta donde sé, pocos creadores parten desde la nada, quizás ninguno. Se re crea basándose en la re combinación de alternativas ya conocidas y es ahí donde está el verdadero acto creativo, en el tener la destreza de copiar lo adecuado y depurar lo inútil, sabiendo como, por qué y para qué. Es desde esa nueva combinatoria meditada, desde donde surgen nuevas soluciones a las preguntas de siempre.
No es necesario inventar la rueda, pero si se puede hacer más eficiente y por sobre todo, más bella. Además, el acto de copiar lleva implícito una dosis no menor de admiración, o por lo menos el reconocer un cierto mérito como para ser copiado.
En arquitectura se pueden copiar formas, colores, proporciones…pero si no se sabe hacer, el resultado será un engendro difícil de comprender, que jamás superará la categoría de eso, un Frankenstein difícil de asimilar.
Todo lo anterior, nada más que para exponer lo que para mí es una burda copia.
Santa Claus, Santa para los amigos, Papá Noel, El viejito Pascuero (en mi país extrañamente llamamos pascua a la navidad y la pascua oficial es la pascua de los conejos), ese viejito adorable montado en un trineo tirado por renos y muy bien abrigado para soportar los fríos árticos, es el martirio para quienes ganan un poco de dinero haciéndose fotografiar con niños ansiosos de establecer sus demandas casi sindicales.
En el hemisferio norte puede ser ¿pero aquí, en el hemisferio sur?
Botas, pantalones gruesos, abrigo, guantes, gorro y barba tupida, con 35 grados Celsius de temperatura a la sombra, es la más estúpida de las copias evidenciada en litros de transpiración por jornada. La sentencia bíblica de ganarse el pan con el sudor de la frente, queda clara.
¿Y del trineo tirado por renos?
Primero, por estas latitudes no existen los renos y segundo, el trineo sería más eficiente con ruedas para moverse sobre el asfalto.
Pinos nevados con motas de algodón le hacen el negocio a las farmacias.
El otro día mi hijo menor de 3 años, me pidió construir una chimenea para que Santa pudiese entrar.
¿Cómo explicarle de manera razonable para no destruirle la ilusión, que en una ciudad con récords de contaminación del aire como la nuestra, ya no existen las chimeneas?
La idea de compartir regalos en navidad me parece optima, sobre todo para ayudar a un siempre alicaído mercado, eso según los siempre llorones mercaderes, pero creo razonable el adaptar la idea a nuestra realidad.
Ya que la cordillera de los andes es la columna vertebral sudamericana, a reemplazar los renos por algún camélido andino domesticado como la Llama o la Alpaca. Ya que tenemos tanto océano pacifico, no sería malo que Santa llegase navegando y por favor, que de una vez por todas se afeite y luzca unos contemporáneos pantalones cortos, quizás un poncho delgado y sandalias.
Copiemos, pero copiemos bien.