El Chivato

Mañana se celebra el Día Mundial del Títere

Mañana, 21 de marzo, se celebra el Día Mundial del Títere, organizado por Unima (Unión Internacional de la Marioneta) para lo cual se ha difundido un Mensaje escrito por Michael Meschke. Mensaje del Día Mundial del Títere

Escribo este mensaje a mi regreso de Banda Aceh, Sumatra, Indonesia, donde, la mañana soleada del 26 de diciembre de 2004, la catástrofe del tsunami golpeó más brutalmente. Cientos de miles muertos en algunos minutos, sumergidos de un golpe, por todas partes, incluso allí donde pongo mis pies. En las caras de los supervivientes está escrita una negra desolación que rompe el corazón.
Con algunos títeres en la maleta, vine para intentar distraer un poco a los huérfanos perdidos, errantes, sumergidos hasta las rodillas en los pozos de agua salada envenenada y que se niegan a partir. Si me lo hubieran permitido mis 75 años, habría hecho mejor en acarrear ladrillos con los obreros sudorosos que por todas partes levantan muros de casas destrozadas.
Ante las preocupaciones creadas a las víctimas por las fuerzas de la naturaleza de tal envergadura, las marionetas permanecieron en sus maletas. He aquí, concentrada, la impotencia de nuestros instrumentos. Sin embargo, otras fuerzas destructoras, las de los hombres, no permiten el derrotismo. Después de cada conflicto ensangrentado, el hombre parece reclamar otra crisis. De mal en peor, no puede evitar balancearse en la cuerda floja de la última amenaza nuclear, como si estuviera inscrito en su condición humana. Todos nos vemos afectados.
En este año 2006, la humanidad corre hacia una polarización cada vez mayor de los distintos fundamentalismos, tanto al este como al oeste, a la izquierda como a la derecha. El método: mancillar lo que es más querido para el otro, ya sea el Islam, la libertad de expresión, la dignidad humana, u otros valores esenciales.
La marioneta en todo esto parece muy risible. Hace reír, pero no en el sentido tradicional, animando a su público: si no más bien por su impotencia. Sin embargo, esta impotencia es la verdadera fuerza de la marioneta, porque forma parte de ése, “a pesar de todo”, sin el que la humanidad habría perecido hace mucho tiempo.
Los tiempos cambian. El titiritero, que antaño quería salvar al mundo, ahora se da por satisfecho si puede vivir de su trabajo. Por lo tanto seamos modestos, sin que ello signifique ceder al derrotismo: hagamos actuar a nuestras marionetas porque es lo que nosotros sabemos hacer, porque queremos el privilegio de tener como trabajo lo que más nos gusta y porque esto, continúa y continuará, recompensándonos con las emociones que provocamos en tantos corazones.

Michael MeschkeNacido el 14 de Julio de 1931 en Danzig Alemania (actualmente Gdansk – Polonia). En 1939, con la instalación del gobierno nazi en Alemania, se exilia en Suecia con su familia. Su primera puesta en escena la realizó con 18 años y fue la farsa medieval de Mäster Pathelin. Estudia, entre otros con Harro Siegel en la Escuela Superior de Artes decorativas de Braunschweig. Fundador y director del Marionetteatern de Estocolmo Fue Vicepresidente de la UNIMA de 1976 a 1988.


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