El Hurgón

Manifiesto de Tlaquepaque

Ponencias, cuya intención era explorar la misión y la visión del narrador oral en el siglo XXI, y al mismo tiempo, la gestión y la promoción de esta actividad, predominaron en las jornadas de trabajo realizadas durante el Encuentro teórico llevado a cabo en Tlaquepaque – Jalisco, bajo los auspicios de infolectura, una asociación dependiente del diario el informador de la ciudad de Guadalajara.

De acuerdo con las consideraciones enviadas por uno de sus participantes, el contador de historias Benjamín Briseño, dichas ponencias estuvieron caracterizadas por la diversidad de contenidos, y por una mirada histórica a la génesis de ese nuevo estilo de narración oral, que convierte ésta actividad en algo para lo cual es imprescindible el escenario, algo así como un teatro en miniatura, y que muchos de los ponentes coincidieron en ubicar en Cuba, desde donde se produjo posteriormente una influencia que también se asentó en México.

Según se puede leer entrelíneas, en el documento enviado por Briseño, el arribo a acuerdos teóricos durante dicho Encuentro para la reflexión, no fue nada fácil, no tanto por el hábito compulsivo de hablar simultáneamente de los participantes, muchos de los cuales, al principio, tuvieron un comportamiento competitivo, sino por la diversidad de opiniones acerca del quehacer del narrador oral, a través del cómo, del para qué y del hacia dónde va, cosa que nos parece de gran utilidad, porque el sentido de competencia entre los narradores orales no parece dejar tiempo a los mismos para hacer un alto en el camino y sentarse a pensar en porqué lo están haciendo. Hubo momentos, dice el mismo documento, en que el diálogo se empantanó, y hasta estuvo corriendo el riesgo de convertirse en una discusión bizantina; pero el despertar repentino de la conciencia, en cada uno, de la importancia de elaborar el documento que se habían propuesto, logró doblegar los egos y concertar la coincidencia.

Después de haber comprendido los participantes, que el ego y la vanidad deben reservarse para otros espacios, por ejemplo, cuando están contando, el Encuentro alcanzó la calma necesaria, para moderar un diálogo que permitió encontrar coincidencias y discrepancias manejables, que fueron consignadas en un documento representativo del pensamiento de los participantes con relación a lo que debe ser la misión y la visión de la narración oral en el siglo XXI.

Así, se redactó finalmente el Manifiesto de Tlaquepaque, luego de ser discutida cada palabra, como suele suceder entre narradores orales, para garantizar su trascendencia, y porque se había pasado mucho sufrimiento teórico para llegar a él. Y para hacerlo más único aún, se decidió darle un nombre en lengua indígena, y se le llamó mixe Ayuujk Jäy, que significa gente de la palabra.

Desde la perspectiva de quien nos ha servido de puente para conocer el manifiesto, éste es un documento cuyo objetivo es convocar la concordia entre la gente que cuenta historias, para hacer fluir las ideas sin temor a mencionarlas, para recordar que existen principios éticos también en las artes, y para recordar que la Narración Oral, en México, debe ser responsable de la irradiación de la cultura nacional, y de la explicación de los procelosos tiempos que se están viviendo, para evitar que los mismos se proyecten, sin fin, en el futuro.

El MANIFIESTO DE TLAQUEPAQUE estará pronto en el ciberespacio, y es esa la razón por la que hemos decidido no mencionar, en concreto, uno solo de sus acuerdos, y porque además, sus gestores aspiran a que se convierta en un documento de discusión, al que puedan acceder narradores orales de Iberoamérica y consignar sus opiniones en pro o en contra de lo allí escrito.

Nos sumamos ahora al reconocimiento que el Contador de Historias Benjamín Briseño hace al señor Carlos Flores, Director de Infolectura, de quien partió la idea de este Encuentro, y además la consolidó, porque son pocas las ocasiones en que las organizaciones culturales, tan embebidas como están en la generación de espectáculo, convidan a pensar.

Convidar a pensar es, hoy en día, una necesidad inminente, porque son muchas las expresiones que minuto a minuto se interponen para evitar que lo hagamos.


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