María Castaña/Manuel Ayán/Avelaiña Teatro
Antropología y actualidad
«En tiempos de Maricastaña…» Con esta frase se comenzaban los relatos infantiles para significar un tiempo difuso que, perdido en la memoria, confunde la fantasía con la realidad. Sin embargo, hay investigadores que documentan la existencia histórica de María Castaña, una heroína gallega, desterrada al espacio borroso de los cuentos por los Señores de la Historia. Al parecer, en 1386 esta mujer encabezó una revuelta contra el obispo de Lugo don Pedro López de Aguiar que pretendía cobrar impuestos a los campesinos, hasta entonces exentos por ser vasallos del rey Juan I de Castilla. María Castaña, matriarca de la tribu de los guímaros, y dos de sus hijos mataron al recaudador y a sus escoltas…
Este hecho histórico ha motivado a Manuel Ayán para escribir un magnífico texto dramático que bebe y se desarrolla en la antropología gallega y, al tiempo, nos permite reflexionar acerca de nuestro presente más inmediato marcado por la crisis. El enraizamiento cultural del texto apunta a un localismo que, como hiciera Picasso con Guernica, plantea una proyección más profunda y universal.
El texto «María Castaña» describe los sucesos históricos dibujando tres ámbitos sociales bien diferenciados. Por una parte, están las escenas de pobreza extrema donde María Castaña y su marido se debaten entre la miseria y la justicia, entre la opresión y la rebelión. Por otro lado, están las escenas del obispo arrogante que maquina con su deán la manera de convencer a los campesinos para que éstos contribuyan económicamente a la construcción de una catedral, símbolo máximo del poder episcopal. Y en tercer lugar, siempre presente, está el pueblo, la masa social que, entre cánticos, sufre con resignación.
El panorama antropológico descrito muestra una época de cambio en la sociedad civil que ve peligrar su relativa libertad con respecto al rey para depender del obispo. Paradójicamente, dejan de ser vasallos para convertirse en libres pero subordinados a la Iglesia por medio del control de las conciencias y de la presión fiscal. Es decir, la obra permite trasponer las épocas, tanto en una lectura de crisis global como en una lectura política, económica, social, ideológica y territorial.
La compañía de teatro aficionado Avelaiña Teatro ha realizado una puesta en escena espléndida partiendo de planteamientos que beben del clasicismo griego. La escena solo está ocupada permanentemente por un coro de cinco mujeres sentadas en un banco corrido. Las acciones, que transcurren tanto en la vivienda de María Castaña como en las estancias del obispo, se desarrollan en el espacio libre del escenario, diferenciadas por la correspondiente iluminación.
Desde el punto de vista escénico, la pieza posee un carácter descriptivo, sucediendo las escenas en un sentido lineal solo roto por un desconcertante y cómico «rap» que cantan y bailan el obispo, el deán y un iluminado con aire irónico poniendo en solfa la festividad del Corpus Christi y la dedicada a San Froilán.
Antón Lamapereira, director del montaje, ha conseguido aunar esfuerzos de un grupo de actores y voces entusiastas que dan réplica a sus respectivos roles con veracidad y convicción. En este sentido, lo primero que sorprende del espectáculo es el coro de cinco mujeres que realizan una polifonía exquisita, armónicamente perfecta. Las canciones tienen un corte tradicional gallego que evocan ambientes litúrgicos y populares que aportan autenticidad.
Por otra parte, en la interpretación actoral hay que destacar las actuaciones de los personajes principales que muestran un regusto de sobriedad e ironía que caracteriza a la obra; pero quizá se echa en falta cierto contraste interpretativo entre las fases sumisas de los campesinos y las de la rebelión.
En otro orden de cosas, Lamapereira ha ensamblado las acciones y los cánticos con gran equilibrio narrativo. No obstante, hay alguna cuestión de bulto que habría que matizar. El coro no puede permanecer estatuario casi en el centro del escenario durante toda la representación. No solo dificulta espacialmente, sino que, en esa actitud, carece de significación. Una solución sería plantar el estatuario al fondo del escenario; otra solución puede ser que el coro intervenga como masa social que se mueve y manifiesta junto a María Castaña contra el obispo; el coro debe actuar.
Con todo, estamos ante un gran trabajo de teatro aficionado que sabe sustituir la falta de medios por el ingenio, por el esfuerzo personal y por un enorme sentido de responsabilidad. Hay que felicitar a Avelaiña Teatro por esta propuesta que está recorriendo diversas localidades tanto dentro de Galicia como de otras Comunidades adyacentes, incluso en Portugal.
Manuel Sesma Sanz
Obra: María Castaña – Autor: Manuel Ayán – Reparto: Xulio Leal, María Amparo Urtaza, Menchu González, Xabier Fernández, Suso Tarío, Manuel Guede, Juan Iglesias, Antón Lamapereira y Manuel Ayán – Coro: Mercedes Moreno, Pepi Gómez, Patricia Puime, Menchu González y Pilar Rodríguez – Composición y arreglos musicales: Mercedes Moreno – Coreografía: Pilar Rodríguez – Luz y sonido: Miguel Otero – Producción Avelaiña Teatro – IV Ciclo de Teatro Aficionado do Morrazo Citeamor.