Marina Abramović evoca a la Callas en un espectáculo cruce de ópera, arte en vivo, performance y videocreación
El Liceu de Barcelona acoge tres únicas funciones de ‘7 deaths of Maria Callas’, con la actuación de siete sopranos
En el centenario del nacimiento de Maria Callas, también llamada la Assoluta, Marina Abramović honra y habita el espíritu de la misma soprano en un espectáculo en el cruce entre la ópera, el arte en vivo, la performance y la videocreación. ‘7 deaths of Maria Callas’ se estrena en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona el 9 de marzo y se podrá ver en tres únicas funciones, hasta el día 11.
Marina Abramović, artista serbia madre de la performance, ha contribuido en gran medida a replantear la imagen del cuerpo femenino en el siglo XX. El carácter autobiográfico de su obra, alimentado por el sufrimiento inherente de su desilusión y dramas amorosos, encuentra una particular resonancia en la vida de Maria Callas (1923-1977).
La propuesta, concebida por la propia Abramović en colaboración con el escritor Petter Skavlan, busca acercar todo tipo de lenguajes escénicos al espacio del teatro de ópera (técnicamente, la obra es una mezcla de instalación multimedia y performance), pero sin descuidar el lenguaje genuino de la ópera, fundamentado en la narración y el canto. La música, de nueva creación compuesta por Marko Nikodijević, no interferirá con las arias de ópera. El espectáculo incluye algunas de las arias icónicas que marcaron la biografía artística de la soprano griega. Intervenciones que recuerdan a las innumerables mujeres sacrificadas a manos de compositores del siglo XIX; un teatro de muñecas donde las mujeres han resultado las víctimas.
Dividida en dos partes, la obra presenta siete muertes a partir de siete arias célebres de ópera y, finalmente, la muerte de Callas en una réplica de su habitación en París.
Las arias de La traviata, Norma, Carmen, Tosca, Otello o Madama Butterfly estarán representadas por 7 sopranos de renombre internacional: Gilda Fiume (Violetta Valéry), Vanessa Goikoetxea (Floria Tosca), Benedetta Torre (Desdemona), Antonia Ahyoung Kim (Cio-Cio-San), Rinat Shaham (Carmen), Leonor Bonilla (Lucia Ashton) y Marta Mathéu (Norma).
Las arias de ópera irán acompañadas por piezas de videoarte en las que Abramović se sacrifica de forma espectacular en compañía del prestigioso actor Willem Dafoe.
‘7 Deaths of Maria Callas’ relata la muerte de Maria Callas, el 17 de septiembre de 1977, el día en que pasó de ser la cantante más admirada del siglo para convertirse en un mito inmortal. En ese momento, Callas había abandonado toda esperanza de ser feliz: incapaz de recuperar su gran amor, Aristóteles Onassis –entonces el hombre más rico del mundo–, se recluyó en su apartamento y se hundió en una profunda crisis depresiva de qué no pudo salir. Ningún intento para que volviera a la ópera fructificó: como muchas de las heroínas que encarnó a la ópera –Tosca, Norma, Violetta Válery, Carmen– eligió la muerte, que llegó mediante sobredosis.
Marina Abramović ha trabajado a lo largo de su carrera con algunos temas que estuvieron presente explícitamente o indirectamente en la vida de María Callas como la fragilidad de la vida, la transformación del cuerpo, el alejamiento en el amor y el dolor . Por tanto, Callas, para Abramović es una obsesión que ha desembocado en un desarrollo artístico muy poderoso que finalmente ha cristalizado, después de muchos años de reflexión, en una propuesta escénica que tiene pleno sentido en un teatro de ópera. Ahora bien, debe especificarse que 7 Deaths of Maria Callas no es exactamente una ópera, o si lo es, es una ópera distinta de lo que exigen las convenciones clásicas del género. Todo ello aquí se cuenta una historia por medio de la música y la escena: la de la última noche de Maria Callas, mientras sueña y más tarde se despierta para pasar al otro lado, que es la de la inmortalidad . Callas vivió una vida trágica –conoció la fama mundial y el mayor fracaso en el amor; en los últimos años se recluyó en un apartamento en París y murió de una sobredosis de fármacos, como Marilyn o Elvis, otros grandes mitos del siglo XX–, lo que lo convierte en un personaje con una narrativa interesante. Ella, que fue tantas mujeres en el teatro, se convierte ahora en un personaje.
Será la propia Marina Abramović quien encarne a la Divina en esta obra. Ésta es una circunstancia especial: generalmente, Abramović no actúa ni desarrolla su trabajo escénico en vivo. La instalación, el happening y la performance son experiencias que muchas veces omiten al público y la idea del «directo». Por eso, cuando hablamos de ‘7 Deaths of Maria Callas’ hay que hablar de un híbrido: tiene partes de ópera y teatro, y partes de arte multimedia, arte de acción y arte del cuerpo.
La primera parte del espectáculo recrea el mundo de los sueños de Maria Callas: Abramović aparece en una cama y la acción que se desarrolla consta de música ambiental, una voz en off y fragmentos de vídeo que acompañan a siete arias de ópera que van ser importantes en la vida de Maria Callas. Cada aria la canta una soprano vestida con uniforme de criada, y cada vídeo representa una forma trágica y espectacular de morir, donde Marina interactúa con el actor Willem Dafoe.
La segunda parte de la obra representa la muerte de Maria Callas, y la escenografía –desarrollada por Anna Schöttl– se concreta en un espacio que contrasta con la nebulosa de la primera parte: es la habitación en la que murió Maria Callas, recreada con fidelidad total. La cama es idéntica a la que tenía la diva, los cuadros en las paredes son los de su colección, las fotos que observa –de algunos de los hombres que marcaron su vida, como Aristoteles Onassis, Pier Paolo Pasolini o Luchino Visconti– estaban entre sus pertenencias. Todo este espacio abunda a la vez en símbolos que buscan llenar la obra de significados trascendentes: cuando Marina/Callas se asoma a la ventana está viendo el mundo que abandonará, pero también está observando la eternidad que le espera; cuando cruza la puerta, representa la muerte física, pero no la de su presencia espiritual, que estará para siempre con nosotros. Al final, estas obras no cuentan tanto una historia, sino el proceso en el que la tragedia se convierte en una leyenda, a través de una artista admirable encarnada por otra artista que trabaja con un lenguaje distinto, pero con los mismos materiales emocionales como son el arte y el amor.
Ésta es una de las propuestas destacadas del proyecto artístico de Víctor Garcia de Gomar, que apuesta por hacer del Liceu un centro de las artes donde el sujeto principal sea la ópera pero en el que también confluyan otras disciplinas. En estos dos meses febrero-marzo el teatro acoge propuestas de reconocidos artistas: Jaume Plensa, Marina Abramović y Antonio López.