MAYDAY, MAYDAY, MAYDAY S.O.S.
A veces el espectáculo bochornoso y surrealista de nuestros tiempos se impone al arte milenario del teatro. Realidades habrá muchas y perspectivas sobre las mismas también, pero lo cierto es que estamos asistiendo a algunas realidades lamentables y fuera de toda lógica. Los medios de comunicación públicos de masas seleccionan noticias a modo de cortinas de humo, como puede ser la dimisión de un anciano multimillonario, misógino, homófobo y contrario al progreso científico, que vive en los palacios vaticanos rodeado de privilegios, oropeles y joyas, muchas de ellas expoliadas. La televisión pública española, TVE, y la televisión pública gallega, sin ir más lejos, siguen retransmitiendo la santa misa, aunque estemos en un estado supuestamente laico y aconfesional. Y esto sucede desde los tiempos de la dictadura franquista, o desde que existe la televisión en España, con la connivencia de todos los gobiernos que hay y ha habido.
Internet y las redes sociales son una ventana al mundo de la información, aparentemente más libres y quizás alternativas y eclécticas, según que sitios, claro. Porque también es cierto que la red está llena de ruído informativo que nos invade y aturrulla para, finalmente, desinformarnos. Además, conviene señalar que los buscadores de internet, así como las diferentes redes sociales, atienden a intereses comerciales más o menos evidentes, colaborando en privilegiar unos sitios en detrimento de otros.
No obstante, redes como el facebook o el twitter resultan muy reveladores a nivel sociológico del estado en el que nos encontramos. Esta semana pasada, por ejemplo, mientras las redes se hacían eco de una minoría que luchaba, a pie de calle, por derechos básicos de la ciudadanía que están en franco retroceso, como es el derecho a una vivienda digna o el acceso igualitario a la sanidad, a la educación y a la cultura, otra mayoría, anestesiada por la televisión con programas como el Gran Hermano o el Sálvame de Luxe, comentaban las jugadas de sus «celebrities». En el facebook y en el twitter, el martes 19 de febrero de 2013, aparecían fotos escandalosas de las/os profesionales de las artes escénicas y musicales de Galicia reprimidos por la policía, desalojados, con las manos en alto, de la Ciudad de la Cultura, donde se habían encerrado para reivindicar el derecho fundamental de un país a tener teatro, cine, música, danza etc. Actrices, actores, dramaturgas/os, directoras/es escénicos, bailarinas/es, escenógrafas/os, músicos etc., de diferentes generaciones y tendencias, eran expulsadas/os por la policía del mausoleo del monte Gaiás, en Compostela, en el que la Xunta está enterrando el dinero público que no se invierte en la cultura viva, ni en la educación ni en la sanidad.
Ese mismo martes (día sin duda de Marte, dios de la guerra), en A Coruña, la policía arremetía contra un buen grupo de personas, entre ellas el diputado del BNG, Francisco Jorquera, que intentaban impedir el desalojo de una anciana de 85 años de su domicilio. En las fotos: porras, empujones y patadas de la policía sobre la sociedad civil que luchaba por un derecho fundamental conculcado por la banca y las administraciones públicas. Por el suelo, arrastrado, Francisco Jorquera, representante político de otra de las minorías sociales que integran el minifundio gallego frente a esa mayoría absoluta del PP que nos gobierna. Unas imágenes que nos retrotraen a los relatos de aquella juventud harta y asfixiada por la dictadura que corría escapando de los grises en los últimos tiempos próximos a una transición que ha de volver, porque esto tiene que cambiar.
Artezblai es nuestro periódico de las artes escénicas, de las grandes marginadas en épocas de recortes de las libertades. Recordemos un cuento muy viejo y distante: acabada la democracia de Pericles, gran promotor de las artes, se acaba también la posibilidad de escribir y realizar comedias como las de Aristófanes, en las que se denuncia el negocio fraudulento e injusto de las guerras o los manejos y manipulaciones de las instituciones, entonces, finiquitada la democracia, Menandro deberá circunscribir su dramaturgia a asuntos domésticos y comedias de cornudos, avaros y otros tipos, para entretenimiento y distracción popular. Hoy la mayoría de las televisiones y buena parte de los «shows» teatrales, que importan al escenario esos formatos más comerciales, forman parte de la incultura de masas que sostiene a los representantes políticos que vapulean a las minorías para seguir manipulando y controlando a las mayorías.
La Plataforma das Artes Escénicas e Musicais de Galicia está integrada por AAAG (Asociación de Actrices e Actores), Escena Galega (Asociación de Empresas de Artes Escénicas), DANESGA (Asociación Profesional de Danza Escénica), Salas de Teatro Privadas, AFEARTE (Asociación de Festivais de Artes Escénicas), ASILGA (Asociación de Ilusionistas), UNIMA GALICIA (Unión de Marionetistas), Asociación de alumnas/os da ESAD, APCG (Asociación de Profesionais do Circo), y también cuenta con el apoyo de AGAG (Asociación Galega de Guionistas), Revista Núa, RGT (Revista Galega de Teatro) y Asociación de Amigas/os do Teatro de Vigo. Un colectivo amplio cuyo trabajo, sumado al del resto de los sectores culturales, representa más de un 2% del PIB. Pero este sector está seriamente amenazado por las políticas inoperantes y abiertamente destructivas que está desplegando la Xunta de Galicia. El ejemplo más claro de esa muerte lenta programada del tejido cultural en el ámbito de las artes escénicas y musicales es la paralización de la Rede Galega de Teatros e Auditorios, sin programación desde hace meses o la desaparición de la Feira Galega das Artes Escénicas que servía de escaparate para dar a conocer los espectáculos a programadoras/es de diversos lugares, ofreciéndoles facilidades para la contratación. La ausencia de dirección en la AGADIC (Axencia Galega das Industrias Culturais). La asfixia de los festivales y de las salas, con la desaparición de citas tan prestigiosas y rentables como el Festival En Pé de Pedra, organizado desde la Sala Galán y la Cía. Matarile Teatro, dirigidos por Ana Vallés y Baltasar Patiño. Hoy han desaparecido Festival, Sala y Compañía, hartos de batallar año tras año con unas administraciones renuentes y poco receptivas.
Mientras se rumorea que hay que acabar con la financiación pública de la cultura, dejando de lado, por tanto, su concepción como un servicio público necesario, vemos como el año pasado la Citroën, por ejemplo, recibió una subvención de unos 12 millones de euros de la Xunta, o como se destinan grandes cantidades de dinero al funcionamiento de la Cidade da Cultura que sigue sin demostrar para nada su rentabilidad cultural o económica. Se programan allí principalmente conferencias, congresos, exposiciones… cosas estáticas y ampulosas que no vayan a remover conciencias, pero que, al mismo tiempo, tampoco suscitan ningún tipo de atractivo nin dentro ni fuera. ¡Ni siquiera la exposición del Códice Calixtino, después del affaire del robo en la catedral, con el ingrediente de morbo y populismo, consiguió elevar la Cidade da Cultura a espacio de referencia!
Velaí! Voici! Los teatros y auditorios públicos construídos con el dinero de nuestros impuestos y con subvenciones europeas, sólo para engordar las cuentas de algunos constructores y especuladores de los de los sobres que, seguramente, por detrás, financiaron partidos políticos y ofrecieron suculentas comisiones. Velaí! Voici! Esos edificios públicos cerrados y deshabitados mientras las gentes del espectáculo buscan los resquicios del microteatro en pequeñas casas, pisos o garajes particulares habilitados para la ocasión. O el auspicio de algunos Concellos que siguen programando sin la colaboración de la Xunta ni del Gobierno Central(ista) de Madrid, como es el caso, por ejemplo, del Concello de Pontevedra o el de Teo (A Coruña), en este último, en el Auditorio da Ramallosa está Chévere como compañía residente y acaba de estrenar «Eurozone», pero no podrá emprender gira mientras la Rede Galega de Teatros y Auditorios no se active.
La precariedad va cerniéndose sobre el sector, no tanto por falta de dinero, que también, sino sobre todo por falta de un plan estratégico de quien gobierna en mayoría absoluta. La conclusión es que, quizás, la voluntad política de quien gobierna es, precisamente, acabar con el teatro gallego igual que lo está haciendo con la lengua propia a base de decretos que contribuyen a su marginación. Voici! ¡Pero la revolución es nuestra y comienza a rugir!
Un consejo de Hamlet al Conselleiro de Cultura e Educación y al Ministro del ramo: «Good my lord, will you see the players well bestowed? Do you hear? Let them be well used, for they are the abstract and brief chronicles of the time. After your death you were better have a bad epitaph than their ill report while you live». (¿QUEREIS ENCARGAROS DE QUE LOS ACTORES ESTÉN BIEN ALOJADOS? ¿OÍSTEIS? TRATADLOS BIEN, PUES SON LA SÍNTESIS Y CRÓNICA BREVE DE LA ÉPOCA. MEJOR QUE TENGAS UN MAL EPITAFIO DE MUERTO QUE SUS CRÍTICAS DE VIVO.) ¡Ojo, los clásicos nunca mienten!