Escritorios y escenarios

Mi reino por un aplauso (Uno)

Desde hace años estoy caminando con una piedra en el zapato. Se introdujo en mi calzado cuando fui a ver The cronic life del Odin Teatret. Semejante invasión ocurrió cuando finalizó la representación porque los actores no salieron a recibir sus correspondientes aplausos. Al parecer, desde la perspectiva del reconocido grupo, los aplausos alimentan el ego.

No voy a mentir… el detalle fue un poco incómodo, no sé si porque tenía ganas de ver a los actores sin las máscaras –y mi curiosidad quedó frustrada–, o porque no soy capaz de poner en duda ciertas tradiciones. Que los actores evadan los aplausos no es algo que se ve todos los días.

Sin embargo, consideré respetable lo que estaban haciendo, ¿qué?, pues dislocando una convención, por eso el asunto se me antojó profesional. A mi parecer no estaban actuando a cambio de la aprobación y las alabanzas de los asistentes a la obra, no, era otra cosa. Lo que intentaban con ese gesto, al menos desde mi interpretación, era re-educar al público, distanciarlo de una costumbre que se asimila sin dudar.

Digo que quedé con una piedra en el zapato, porque si bien creí entender la justificación de esa opción –considerar el aplauso un desecho–, no me convenció del todo. Y desde entonces me cuestiono una y otra vez sobre el sentido, el rol o la función del aplauso.

Sí, por extraño que parezca estoy hablando de algo tan frecuente como el acto de aplaudir; eso que me sigue incomodando mientras camino es una acción física en apariencia insignificante, realizable por todos, pero que en el fondo tiene efectos poderosos.

Creo que el aplauso tiene una función primaria que es anterior a la adulación del ego. Es una manera de comunicarse, de establecer una conexión directa entre los espectadores y los actores, entre emisores y receptores, entre aquellos que acuden al encuentro artístico. Es la demostración de que el público participa en el acto representativo con su atención, a través de su interés, y es una de las formas en que manifiesta su presencia y afectación ante lo que acaba de experimentar.


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