Miedo escénico (I)
Un actor, un cantante, un orador, una persona en definitiva y una situación de exposición. En el espacio situacional un agente desencadenante comienza a activar ciertos resortes del individuo que obstaculizan el desarrollo de la acción. Alteración del ritmo cardiaco, sudoración excesiva, sequedad en la boca, sensación de cierre en la laringe, tensión en la base de cráneo, náuseas, molestias estomacales, repentina necesidad de orinar. Signos del inicio de la pérdida del autodominio. Inhibición de la acción, tartamudeo, hablar en voz baja, atropellamiento en el discurso verbal, fantasías de fracaso, confusión o congestión mental, auto exigencia, percepción exagerada de los fallos, hipervigilancia, miedo al rechazo, dificultad para escuchar y mantenerse en contacto. Comportamientos y procesos cognitivos que indican que un «tercer elemento» , algo que no es ni la persona ni su público, se ha colado en la situación creando inestabilidad. Lo construido en un proceso de ensayos, lo construido con un trabajo elaborado, lo construido a lo largo de una trayectoria profesional acaba diezmado, se viene abajo. En ese momento se nos va todo de las manos. Nos quedamos sin nada o en el mejor de los casos vamos a adelante a duras penas. El miedo escénico es una experiencia perturbadora que trae desánimo, frustración. Y puede constituir un verdadero problema para la persona, para el artista. Pero, también, confrontarlo nos da la oportunidad de crecer tanto en el plano personal como en lo profesional. Pero ¿cómo se desencadena la experiencia de miedo escénico en el cuerpo? ¿Cómo se articulan este cúmulo de sensaciones a lo largo del cuerpo? Intentaré elaborar una respuesta.
Partimos de que existe un desencadenante para esta reacción. El desencadenante puede ser real y estar ya presente o pertenecer al mundo mental anticipatorio de la persona provocando que el cuerpo humano reaccione frente a este agente potencialmente peligroso y creando una respuesta individual concreta. El cuerpo animal humano está fisiológicamente preparado para responder a las situaciones de peligro y tiene también sus mecanismos para recuperarse de la huella que queda tras vivir esa situación. Contamos con los músculos psoas mayor. Llamados músculos de huida y lucha. Conectan la columna lumbar en su cara interior con la pelvis y la cabeza del fémur. Cuando la situación de peligro se presenta este músculo tiene la tendencia de ejecutar un movimiento instintivo de pliegue con el objetivo de proteger los órganos acercando las piernas al torso y el abdomen se recoge. Pero mientras en el resto de especies animales, cuando el peligro pasa, este músculo se descontrae y provoca una serie de temblores que facilitan la recuperación del tono de tensión optimo, en el ser humano se mantiene la tensión generando grados de tensión crónica. Todo ello gracias a la tendencia inhibitoria de raíz cultural y educacional instaurada en el hombre para abandonarse a los procesos naturales del cuerpo y que da una prioridad al aspecto cognitivo. De ahí que la gran mayoría de abordajes del miedo escénico sean cognitivos y basados en la autosugestión. Abordajes a los que no quito el valor que puedan tener ni la ayuda que puedan prestar pero que, a mi juicio, tienen muy poco recorrido de profundidad en la persona y que corren el riesgo de quedarse en la superficie. Desde el mismo centro corporal la persona comienza a perder percepción con el segmento inferior; pelvis, piernas y pies. Es decir, con la tierra. Y la musculatura interna ejerce una presión hacia arriba, hacia la cabeza. Cuanto mayor sea el grado de tensión crónica instaurada más proclive podrá ser la persona a entrar en situaciones de miedo escénico. Con el abdomen en tensión el diafragma verá la amplitud de su movimiento limitado por lo que la capacidad respiratoria estará diezmada .Siguiendo la cadena muscular anterior esa tensión excesiva – bien sea en forma de presión tipo globo, o presión hacia adentro de estrujamiento, o en forma de relámpago crispado –, llegará hasta el esófago, faringe y laringe. También las mandíbulas se verán envueltas, en concreto la inferior. Continuamos la próxima semana…………………………………..