Desde siempre, el ser humano ha utilizado el miedo como una eficiente herramienta de manipulación social. Desde un gobierno capaz de llevar a la guerra a su país por miedo a una invasión hasta una madre que ofrece una paliza si el niño no hace sus deberes.
Dada nuestra inteligencia teóricamente superior a la de los animales, la masa, todos nosotros, ante un premio o un castigo, sin duda el castigo mostrará todo su poder al superar en su capacidad motivadora a un estímulo positivo ya que nuestra experiencia cognitiva mezclada con la razón, evitará el dolor del castigo y sabrá que la recompensa de un premio es efímera.
El ser humano es en esencia adaptable, por lo que fácilmente se puede acostumbrar a vivir sin recompensas pero ante el castigo que de manera inconsciente se podría asociar incluso con la muerte, a la extinción de mi carga genética, el hombre reaccionará de manera instintiva mientras que el premio podría tener una componente más racional.
No descubro nada nuevo, esa mano negra que rige los destinos de la humanidad lo sabe muy bien, y no sólo lo sabe sino que usa ese conocimiento de manera velada pero sin duda con suma efectividad.
Basta con encender el televisor para ser bombardeados por estímulos negativos que al final del día nos provocan miedos de todo tipo; miedo a que nos asalten, miedo a que estalle una bomba en el metro, miedo a que políticos corruptos se roben mi esfuerzo por sobrevivir. Miedo a la gripe N1H1 que de por sí ya tiene un nombre de miedo y los laboratorios multiplican sus ganancias vendiendo vacunas de dudosa efectividad. Miedo a una inestabilidad económica en el mercado financiero y las bolsas mundiales se derrumban generando esas crisis catastróficas para el ciudadano de a pie y que es cuando los grandes imperios económicos han aprovechado para consolidarse. Miedo a que aumenten las hostilidades y un país vecino nos declare la guerra basta para que los traficantes de armas se froten las manos ante el inminente negocio multimillonario.
Miedo a que aumenten los impuestos por la compra de una vivienda nueva y el mercado inmobiliario explota con precios abusivos.
Nadie se vacuna porque le van a dibujar una carita feliz en el dorso de la mano pero si ante el riesgo de una enfermedad lo hace por miedo.
Pocos ahorran de motu propio para tener una vejez tranquila si no son obligados por el sistema de pensiones impuesto, al menos en mi país, otro negocio abusivo de proporciones espantosas, donde las empresas se encargan de mostrar por todos los medios el desamparo de una vejez sin ese ahorro provisional aunque los jubilados deban seguir trabajando para alimentar el sistema y sobrevivir a duras penas.
El miedo instintivo es indispensable para conservar la especie pero lamentablemente no sólo hemos perdido la capacidad de identificar los miedos inducidos, sino que nos estamos dejando manipular por ellos.
Como siempre he sostenido, las artes no sólo son un deleite visual y hasta multi sensorial, sino que son capaces de hacernos juzgar las vivencias de otros y de esta manera aprender para no repetir conductas erradas.
Quizás las artes escénicas al mostrarnos vivencias de otros nos ayuden a optimizar las nuestras sin dejarnos manipular nunca más por el miedo utilizado por otros.
