Mirando de frente
Estoy convaleciente de una intervención quirúrgica en la que me han cambiado el marcapasos y me han metido un tercer cable para que mi corazón funcione de mejor manera. Estoy en periodo de recuperación y de escucha a mi propio cuerpo. Parece que ha sido un éxito. Tengo una energía renovada. Espero que dure y que todo el proceso de adaptación del nuevo intruso en mi pecho sea rápido y modélico. De momento miro desde el alféizar lo que sucede en la calle y participo lo menos posible de esas valoraciones anuales retrospectivas que en ocasiones me parecen actos onanistas que se refieren, con suerte, al último trimestre.
El año que se fue, pese a todas las incidencias sufridas en el campo médico, lo puedo considerar como fructífero para mi eterno aprendizaje. He visto dentro y fuera espectáculos que me han ayudado a entender algo más por dónde pueden ir las nuevas corrientes escénicas más apartadas del convencionalismo y los tópicos rutinarios. He visto teatro en España, Portugal, Rumania, Hungría y Argentina. En algunos festivales he visto propuestas verdaderamente sugerentes e importantes. Y no todas eran las firmadas por las grandes firmas europeas o americanas. Se puede detectar una suerte de movimiento de creadoras y creadores emergentes que van solidificando sus propuestas más allá de una ocurrencia o un hallazgo ocasional.
Es en el campo de la gestión donde encuentro una mayor incertidumbre. La llegada de Milei en Argentina está causando un terremoto de un alcance todavía insospechado. En la Comunidad de Madrid, sucede algo parecido. Todos los movimientos nos soliviantan. Los Teatros del Canal de Blanca Li, eran una joya para los aficionados al Teatro y la Danza de primera categoría. Ahora sospechamos que entramos en recesión.
He escuchado una entrevista del nuevo ministro de Cultura y lo único que he entendido como
algo que se puedo considerar esperanzador es que aseguró que se había incorporado a Getsemaní San Marcos a su ministerio, aunque no supe entender en que lugar del organigrama. Por lo demás eran declaraciones diplomáticas, insulsas. Al menos las presidía la prudencia.
Llevo unos días si pisar un sala ni teatro. Prescripción médica y salvaguarda emocional. En breve me reincorporaré a mis hábitos profesionales y de asistencia a salas, teatros y festivales. De momento estoy en un espacio mental en el que me repito constantemente, poco a poco. Y en eso insistiremos: poco a poco. Hay que seguir mirando de frente.
Buen año.
BUEN AÑO
Recibe mi abrazo y deseos de pronta recuperación