Foro fugaz

Molière, el olvidado inolvidable

El pedestal celebra, eleva, distingue, pero también aleja. Si Shakespeare aún está entre nosotros es por la audacia con la que lo tratan ciertos directores y su presencia frecuente en los escenarios. En cambio Molière parece que es conocido como un nombre en la nómina del teatro clásico francés, rápidamente aprendido, igualmente olvidado. La celebración acentúa la distancia. Nada más injusto con el carnal y sensual Molière, actor-director-dramaturgo, prototipo del hombre de teatro moderno. 

Si bien Molière es el dramaturgo clásico francés más conocido en el mundo, no aparece en la escena hispanoamericana frecuentemente. Tal vez las traducciones y adaptaciones sean más para la lectura que para la representación, tal vez los clichés del afrancesamiento barroco nos den versiones alambicadas de sus obras, lo que hace que el respeto al clásico nos aleje de su esencia. 

Y sin embargo… Si Shakespeare es el genio de la mecánica del desorden, el inventor de lo humano según Harold Bloom, Molière inventa la tragedia social en forma de comedia. Hay obras de Molière profundamente contemporánea que bien puestas podrían sobresaltar a más de uno. 

Doy algunos ejemplos. 

Tartufo que en estos días de neopuritanismo religioso podría ser una bomba en escena. Imaginemos una puesta en escena en donde el personaje principal de la obra sea católico, judío o musulmán. Incluso podría ser budista, o cientólogo, porque en materia de hipocresía religiosa ninguna secta se salva. Pero dejémoslo en las tres religiones monoteístas: Tartufo el hipócrita como santurrón islámico, o como hasídico judío, o secretario del Opus Dei. Sería una temible osadía que podría terminar con una acción terrorista tripartita. O ante los tribunales, tanto o más escándalo como el provocado en los tiempos de Molière por los que tuvo que intervenir el monarca absoluto Luis XIV para salvarlo de la hoguera. 

También encontramos La escuela de las mujeres brillante estudio sobre la libertad femenina en el que un taimado pederasta trata de abusar de una adolescente, usando las leyes morales. Ocurriría lo mismo, cuando Arnolpho le recita a Agnès (la muchacha de la que quiere abusar) las lecciones de moral por las que irá al cielo, que puede muy bien ilustrar el retroceso en el que se encuentra la moral dirigida contra las muchachas de ciertas religiones. 

Por no hablar de El Misántropo, que en esta época de neoverdades y de fake news, en el que la apariencia y las marcas lo son todo, puede denunciar la mentira generalizada en la que parecemos vivir. En este sentido recordemos la brillante puesta en escena de esta obra por la compañía Kamikaze de España que logró romper los prejuicios y clichés sobre las obras de Molière para lograr una visión muy crítica de nuestra actualidad. 

Son tres obras, pero creo que hay otras en las que se muestra la actualidad de este dramaturgo, paradigma del hombre de escena, del actor inspirado que avanza más allá de los límites de su tiempo. Molière podría ser un buen ejemplo (paradójicamente) de lo que es el teatro más allá del texto, a pesar de ser un clásico. De esto hablaremos en la próxima entrega. 

 


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