‘Nada que perder’ alcanza su 5ª temporada en Cuarta Pared
La Compañía Cuarta Pared regresa con ‘Nada que perder’, obra de QY Bazo, Juanma Romero y Javier G. Yagüe que realizará su 5ª temporada del 6 al 22 de septiembre en la sala madrileña Cuarta Pared. El montaje, dirigido por Javier G. Yagüe e interpretado por Marina Herranz, Javier Pérez-Acebrón y Pedro Ángel Roca, ha realizado casi 200 funciones ante más de 30.000 espectadores
‘Nada que perder’ es una expresión del lenguaje cotidiano. Sus autores la utilizaron para definir el conflicto profundo que plantea la obra: quizás no haya nada más peligroso que el llevar a alguien hasta donde no tiene nada que perder. La incredulidad y estupefacción de los autores ante los sucesos acontecidos allá por 2014 supuso el germen de la elaboración del texto. Como dice el director y coautor Javier García Yagüe, “toda creación parte de una necesidad”. La necesidad que inspiró ‘Nada que perder’ partía de cierto estado de incertidumbre, de inseguridad, de duda. La necesidad de entender una realidad que superaba con creces la ficción más retorcida. Esta necesidad de saber no podía ser satisfecha sino por el hecho de preguntar. La pregunta que se hacían entonces y se siguen haciendo es la de saber qué hay de permanente o trascendente en los sucesos que nos envuelven. Qué hay de universal en los conflictos acontecidos.
Un thriller moral
Nada en lo que concierne a la forma en ‘Nada que perder’ es casual: la estructura del texto, el género negro, la conformación de la escena y la situación del público dentro de la misma.
La necesidad de cuestionar la realidad no sólo desencadenó el contenido sino que generó la estructura de la dramaturgia y la conformación de la puesta en escena. Todo formaba parte de la misma intención. De esta manera, ‘Nada que perder’ se convirtió en un thriller: un rompecabezas en la que el caos se va organizando a través de ocho historias en las que se conectan personajes de entornos laborales y estratos sociales muy diferentes.
El género negro permite esa investigación que tira de un pequeño hilo, que parte de un asunto sin importancia hasta desenredar una madeja que nos lleva al origen, a aquello que estaba oculto, a aquella realidad común de la que todos participamos. ¿Es posible hacer un teatro de ideas a partir del thriller? La compañía Cuarta Pared demuestra que sí.
El público, protagonista
El público se sitúa rodeando la escena y formando parte de la misma. Este doble emplazamiento, interno-externo, que procura cercanía e inmersión, provoca en los espectadores una predisposición para sentirse apelados por un lado como jurado, por otra como testigos presenciales de las diferentes tomas de declaración que se realizan en los ocho careos. El público es el investigador que va hilando las pistas que desembocan en la resolución final. En ellos está el descubrir y ordenar la conexión entre los mismos así como desentrañar la verdad entre los distintos testimonios.
Una tercera voz aparece en todas las escenas, tendiendo un puente con el público. Una tercera voz que se pregunta permanentemente sobre el sentido de lo que vemos, que cuestiona a los personajes, al espectador y a sí mismo. Una tercera voz que pone la lupa sobre aquello que no vemos.
Sinopsis
¿Para qué interrogarnos? ¿Por qué cuestionar la realidad? N’ada que perder’ desciende hasta el conflicto más básico -la pregunta que interpela, que indaga, que demanda- para mostrar la crisis de valores que vivimos poniendo la lupa en ocho historias que poco a poco se convierten en una: la de una persona represaliada, apartada, que ha ido perdiendo todo hasta no tener nada más que perder. Padres, hijos, empresarios, abogados, policías, concejales, interventores, profesores, todos se dan cita aquí para poner frente a nosotros reflejos de una crisis de valores. Para hacernos preguntas. Para movernos a preguntar.