Negro & negro

N.A.N.

El pasado sábado pude disfrutar de uno de los espectáculos que más me han conmovido en los últimos tiempos. Necesito compartirlo. Me pareció un trabajo limpio, sincero, coherente y compacto en las formas. Y bello. Muy bello. Parte de un planteamiento dramatúrgico sólido, sereno que va creciendo poco a poco hasta terminar en un espectáculo que además de ser formalmente maravilloso es conceptualmente incontestable, brutal. Me pareció, sentí que estaba ante un espectáculo de los que marcan una referencia en la historia de la danza vasca. ¡Qué bueno!. Me estoy refiriendo a N.A.N. de Ertza. Coreografía, concepto y ejecución de Asier Zabaleta acompañado por Iñar Sastre en el teclado.

Hace ya mucho que Asier dejó de ser una promesa para convertirse en una realidad en la escena vasca. Reconozco que en esta ocasión ha superado todas mis expectativas. Expectativas que ya eran altas porque el espectáculo viene precedido de un buen boca-oído. En ocasiones peligroso porque coloca el listón muy alto en la imaginación del receptor. La realidad supero, esta vez, a la ficción. El espectáculo superó a mi imaginario. ¡Qué bueno!.

N.A.N. – Nortasun Agiri Nazionala, es decir Documento Nacional de Identidad -, es un viaje escénico más allá de las fronteras entre la identidad y la nacionalidad, en el que se entremezcla la danza contemporánea con el texto, el vídeo y la música en directo. Es una reflexión en torno a conceptos como pueblo, nación o patria. El planteamiento no es panfletario, se trata de buscar entre todos el valor exacto del concepto patria. O por lo menos, se trata de que cada uno encuentre su valor aunque sea distinto al del otro. Las palabras significan distinto en función de quién las escuche o de quién las diga. Hay tantos significados como ciudadanos. Lo verdaderamente importante es el planteamiento del creador ante la cuestión planteada. Busca respuestas… ¿hay verdades absolutas?, ¿las patrias merecen vidas?, ¿cuánto vale la patria? ¿cuántas muertes?, ¿todas las patrias valen igual?, ¿es la patria algo que cada uno moldea a su manera?. Interrogatorio constante, primero desde la crítica y después desde la autocrítica. Interrogatorio desde el dolor, desde el corazón y desde la cabeza. Capaz de colocarse en distintos lugares y mirar al concepto desde diferentes puntos de vista.

Es un espectáculo plagado de imágenes. No son imágenes decorativas y vacías sino imágenes acompañadas de contenido y de significado. Comienza con un suelo movedizo de aguas mágicas. Y aparecen las banderas. Asier vestido de blanco, descalzo con una bandera blanca que se va manchando de color, de miles de colores, de miles de matices…escapándose de lo neutro, de la abstracción. Textos poéticos que ilustran los momentos y marcan los tiempos narrativos. Muchas sillas vacías, americanas de color y una danza personal, una danza rota, con personalidad con fuerza efímera. Un atismo de lo que podía ser y no es. O de lo que no dejan que sea,… un aurresku que es un grito pintado en el lienzo blanco del fondo donde aparece un pueblo cada vez más difuminado.

N.A.N. es un trabajo donde se unen la danza y el teatro con gran brillantez. Es un trabajo comprometido. Es sabido el conocimiento coreográfico de Asier pero es digno de mención con que precisión utiliza las claves más teatrales. Consigue un espectáculo compacto donde el espectador disfruta de lo que cuentan y de como lo cuentan. Capaz de integrar perfectamente las proyecciones y las imágenes creadas en servicio del espectáculo, sin chirriar, sin hacer ruido, sin molestar…aportando un plus de calidad y de sentido al mismo.

Asier acompañado de Iñar Sastre (de casta le viene al galgo) en una puesta en escena limpia, diáfana, pura…con textos de él mismo, de J.A. Irigaray y de Xabier Lete. Ritmo, control sabio del espacio y del tiempo. Todos los elementos utilizados dan una coherencia interna al espectáculo que lo convierten en un espectáculo de gran calidad con un broche de oro que es su sorprendente final. Perfectamente solucionado. Espectáculo magnífico que susurra al espectador un dolor y un grito reconvertido en reflexión. ¡Gracias por el regalo!


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