Nixon-Frost/PeterMorgan/Teatre Lliure
Obra: Nixon-Frost. Autor: Peter Morgan. Intérpretes: Chantal Aimée, Andreu Benito, Joan Carreras, Oriol Guinart, Lluís Marco, Jordi Puig, Òscar Rabadan, Santi Ricart. Escenografía. Max Glaenzel. Vestuario: Berta Riera, Georgina Viñolo. Iluminación: Maria Domènech. Dirección: Àlex Rigola. Producción: Teatre Lliure. Baiona Antzokia – 20-10-09 – Les Traslatines
Este montaje se ofrece en dos versiones. La que presenciamos se subtitula “unplugged escénico” y se remarca que es la narración teatral con recursos audiovisuales y espacio escénico conceptual. Se trata de los ocho actores fundamentales, el texto, una iluminación parca y unos recursos audiovisuales. La otra, debe ser con un gran despliegue escenográfico y de medios. Lo visto es una delicia teatral, esencialista, en el sentido de que el equipo actoral debe exponerse sin aparatajes, apoyados en un texto muy dinámico, pero que requiere de espacios diferentes, y con una historia que tiene fundamentos históricos, lo que provoca una tensión sobre la interpretación para que transmita credibilidad.
Lo importante es que no solamente logra esa credibilidad sino que trasciende, que la superposición de lenguajes, escénicos, audiovisuales, el gran trabajo de todos los actores y la opción tomada por la dirección le dotan de un valor extraordinario porque se trata de revisar un trozo de historia, un personaje (o dos) y hacerlo sin mostrar todas las cartas, en una buena graduación de intenciones.
Además de todo lo que cuenta de un momento histórico, nos enseña el valor de la televisión como elemento de mediación política, y en el juego de la entrevista, el pulso entre entrevistador y entrevistado nos deja el aroma de una manea de entender la profesión periodística casi olvidada. Y sobre todo, el valor del primer plano, la realización, la selección de imágenes como componentes del discurso.
Carlos GIL