No estaba muerto…
Hace algún tiempo que no escribo y no es porque estuviese muerto; andaba de parranda. Hace poco, el 18 de septiembre para ser más exacto, conmemoramos el día de nuestra independencia y fueron 4 días de festejo total.
Más que recordar a los héroes de la independencia, las gestas heroicas de unos pocos, la valentía de nuestros soldados o el sacrificio de otros, los festejos son más bien comer y beber hasta sobrepasar todo limite posible. Se dice que se toma hasta que floten los ojos y de tanto comer, todo el mundo engorda.
A pesar del elevadísimo precio de la carne y de la contaminación atmosférica incontrolable, durante esos días, todos los rincones de Chile huelen a carbón quemándose y a carne asada, todo por supuesto, bien regado con alcohol para desinfectar el cuerpo.
Todo el mundo se olvida momentáneamente de sus problemas que, en definitiva, son los problemas de todos.
¿Cuál inflación desbocada?
¿Cuál intento de redactar una nueva constitución fallido?
¿Cuál, qué, cómo, cuándo?
Y después de la última ida al baño para deshacerse de tanta fiesta, se nos viene toda la carga de 4 días de inconciencia.
Vamos pagando la cuota de la tarjeta de crédito que vence a fin de mes, vamos pagando la colegiatura de los niños, vamos rellenando el refrigerador que quedó vacío de tanto comérselo todo, vamos enterándonos por los diferentes medios de comunicación que nada ha cambiado. Que la delincuencia está en aumento, que los políticos morados descubrieron como los políticos azules están haciendo pactos secretos con los políticos cafés para desestabilizar al gobierno, y la guinda de la torta, que fueron hackeados más de 400.000 archivos de la inteligencia militar chilena donde figuran datos sensibles para la seguridad nacional.
Me imagino que entre esos datos se encuentran demasiadas evidencias de corrupción de prestigiosos personajes nacionales, así como cruzando datos, se puede llegar a la verdad de quienes están verdaderamente detrás de todos los eventos nefastos que han afectado a nuestra sociedad en los últimos años.
Es una teleserie que está en pleno desarrollo y los coletazos de saber la verdad, si es que realmente se llega a saber, va a salpicar excremento a diestra y siniestra, a los supuestos malos y también a los supuestos buenos, esos que nunca lo han sido.
Como el hilo siempre se corta por lo mas delgado, por lo pronto ya presentó su renuncia al cargo, el comandante en jefe del ejército y seguramente, van a rodar muchas más cabezas a manera de sacrificio para calmar a los dioses.
Esto está que arde y somos menos importantes que Roma.
Independientemente de la información que salga a la luz pública, a mi juicio, más importante que eso, es saber quien o quienes hicieron este ciber ataque y con que objetivo.
No creo que hayan sido unos adolescentes demostrando ser capaces de burlar al sistema. Algo más hay detrás.
¿Qué?
Esa es la gran pregunta.
Lo único bueno de todo esto, es que una semana después de la fieta del dieciocho, como muchos quedan con sed, se celebra el dieciocho chico, donde nuevamente chile huele a carbón y carne asada.
Si vuelvo a desparecer, ya saben, no estaré muerto, andaré de parranda.
¡Viva Chile mierda!