Críticas de espectáculos

Nueva vida con José y María/Los Galindos

Fantasías portuguesas
Obra: Nueva vida con José y María
Intérpretes: Bet Garrell, Marcel Escolano
Dirección: Sebastián Barrier, Remy Balaguer
Producción: Los Galindos
Plaza – Maestu – 12-08-05 – XII Festival Teatro de Humor de Araia-Asparrena
Los Galindos son una de las formaciones más veteranas en la creación del nuevo circo. Han sido siempre una amplia trouppe en donde se han mezclado las acrobacias, los malabares, y el humor. Estrenaron en la Umore Azoka de Leioa un espectáculo de pequeño formato, un trabajo muy teatralizado, donde hay una historia, con un texto que opera de manera dramática, con unos personajes que se van desarrollando ante el decurso de las acciones, de la historia que quieren contar. Una historia de perdedores, de cómicos de la legua, de unos seres tiernos que logran llegar a los espectadores por su desamparo, su inocencia, sus ganas de agradar pese a tener aparente dificultades para hacer los números que plantean.
Se trata de un trabajo muy elaborado, muy tierno, pero de una dificultad técnica circense de alto grado. Sus trabajos de suelo, sus equilibrios mano a mano, sus malabares con platos o hula hop son solamente aparentemente sencillos. Es lo que buscan, que parezca que todos los números circenses sean una casualidad, algo espontáneo, ya que ellos son dos buscavidas, dos seres que han decidido hacer eso después de toda una serie de fracasos en otros oficios. Lo logran porque está muy medido el trabajo, especialmente el de los dos artistas en pista, Bet y Marcel, que mantienen unos personajes, María y José, de principio a fin y todos los números de alta calidad lo hacen desde esos personajes.
Está bien medido en la dirección y los elementos escenográficos son de una utilidad supina, un logro de aprovechamiento del triciclo con el que llegan, con el que montan un mini escenario desde el cual hacen un auténtico espectáculo, lleno de “fantasías portuguesas”, como se anuncian, y en donde la imaginación, lo manual, lo cercano, lo natural se convierte en arte, un arte escénico, con palabra, gesto, riesgo, inteligencia y humor, un humor que nunca busca lo inmediato, que forma parte de la dramaturgia, como un elemento más. Un magnífico trabajo de teatro para espacios abiertos pero que puede funcionar en escenarios con la misma o parecida capacidad comunicativa.
Carlos GIL


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