OJALÁ / Maloumi-Serrallet
Cuenta la leyenda que Ziriab, un extraordinario músico de Bagdad, tuvo que emigrar hasta Al Ándalus por las envidias que su virtuosismo suscito en los músicos de su tierra natal. Su laúd de cinco cuerdas, representaba los cuatro «humores» del cuerpo humano, pero añadía además la cuerda del alma. Y sin duda, ese es el secreto de Maloumi: su alma. El alma que se nos muestra a través de un laúd que nos transporta a exóticos parajes y que nos enamora de una tierra lejana, o quizás no tanto.
La música de Serrallet, mucho más cercana culturalmente, cala en el oyente como la lluvia primaveral en los campos. Suave y dulcemente el espectador se iba dejando empapar por todas esas gotas musicales que salpicaban los sentidos más profundos.
Pero sin duda que lo mejor estaba por llegar. Aunque breve, la intervención de ambos instrumentistas en el escenario fue apoteósica. Dos instrumentos, dos músicos, dos culturas… Unas miradas cómplices y de repente un sonido nuevo, original, pero a la vez cercano y conocido, invadió la sala. Y los corazones comenzaron a danzar, ora al ritmo oriental, ora al sureño, ora al ritmo afandangado ora al andalusí… Y no dejaron de hacerlo durante los instantes, breves (¿o sólo nos lo pareció?) que duró la magia de dos instrumentistas excepcionales.
Serrallet y Maloumi han resucitado un estilo que no es nuevo, pero que en sus manos se hace diferente, único, original y fuera de lo común.