Orígenes de la Ópera (1)
Corría el siglo noveno cuando al Iglesia Católica comienza a introducir la música y escenas teatrales. Concretamente en las celebraciones de Pascua y Navidad. De esta forma, el texto hablado y las canciones corales comenzaron a formar parte de las ceremonias católicas en toda Europa. La idea original de una historia religiosa contada musicalmente tiene sus raíces en las formas teatrales de la Antigua Grecia, como os comenzaba a contar la semana pasada. Pero, tenía diferencias. Su estructura musical fue modificada por la Iglesia y por supuesto, la forma en que la voz era usada se vio alterada completamente. En el antiguo teatro griego la expresión de la tragedia no estaba delimitada por una musicalidad establecida de antemano. El actor contaba con la libertad de usar toda la diversidad de los tonos emocionales, ritmos y atmósferas vocales que fuesen necesarios para dar «vida» a los mitos. En los oficios cristianos, sin embargo, la voz servía para articular el guión escrito y estaba completamente disociada de cualquier impulso emocional que pudiera surgir al decir las palabras. Un ejemplo, de cómo una ideología, en este caso religiosa puede limitar un tipo de sonidos y emisiones vocales de acuerdo a aquello que les interesara potenciar.
Italia, siglo XVI. Giovanni di Bardi, Conde de Vernio, era un hombre con bastante influencia en los ambientes musicales del momento. El Conde tuvo la idea de reunir en su casa a los más reconocidos estudiosos de la música y las letras con el fin de crear un grupo de especialistas que se encargase de redescubrir el modo en que los antiguos griegos usaban la voz, el movimiento, la música y el drama en su teatro. El grupo recibió el nombre de «Camerata». Durante treinta años esta exclusiva sociedad musical se reunió en Florencia y de estas reuniones nació lo que hoy se conoce como Ópera. En 1952 el Conde Bardi se trasladó a Roma. El lugar de reunión de la sociedad musical «Camerata» comenzó a tener lugar en casa del joven Jacopo Corsi, quien tenía su casa como un espacio abierto para todos aquellos interesados en las artes con una perspectiva liberal. Y fue aquí en 1598 donde se considera tuvo lugar la primera representación de una ópera.
El titulo de la ópera era «Dafne» con música compuesta por Peri y libreto escrito por el poeta Ottavio Rinuccini. La trama contaba la historia de un mito griego en el que el dios Apolo mata a un monstruo. Por desgracia solo se conservan algunos fragmentos de la obra. Sí se conserva el segundo manuscrito de ópera de Peri, «Eurídice», que cuenta la historia del mito griego Orfeo que descendió al inframundo para rescatar a su amada Eurídice.
Peri estaba convencido que los antiguos griegos habían usado una forma de expresión vocal intermedia, mucho más musical que un texto hablado pero menos melodiosa que el formato de las canciones que la Iglesia Católica había concebido. Peri tenía el objetivo de imitar el habla en la canción usando giros y cadencias, algo que se moviera entre el lento y suspendido movimiento de la canción y el cambiante y rápido movimiento del habla.
Los miembros de «Camerata» que buscaban lograr el renacimiento de la expresión vocal originario en el que habían creído y que era el centro del antiguo teatro griego, reconocieron, según sus propias palabras, haber fracasado. Sin embargo, los compositores musicales italianos querían que la música en sí misma tuviera un papel protagonista y que no fuera relegada a acompañar o a subrayar el poder emocional vocal del texto. Los nuevos creadores de la ópera querían combinar en total armonía los instrumentos musicales y las voces. Debido a esto los hasta en aquel momento «performers», tuvieron que convertirse, primero, en cantantes y después en un vehículo de expresión de la emoción. Estas nuevas demandas requirieron una nueva forma de entrenamiento vocal que permitiera a los cantantes mantener la capacidad de comunicar la experiencia emocional y al mismo tiempo tener la habilidad de ejecutar vocalmente la partitura que había sido escrita y armonizar con los instrumentistas.