Pablo Messiez estrena ‘Todo el tiempo del mundo’ en el Teatro Palacio Valdés de Avilés
El tiempo y el recuerdo han sido el punto de partida que ha inspirado al dramaturgo y director Pablo Messiez en la creación de su ultima pieza. El estreno de ‘Todo el tiempo del mundo’ tendrá lugar en el Teatro Palacio Valdés de Avilés el día 18 de noviembre y podrá verse también en las Naves del Español de Matadero Madrid del 24 de noviembre al 18 de diciembre. Se trata de un montaje onírico de tinte autobiográfico protagonizado por la compañía Grumelot y por la actriz María Morales. Ganador de cinco Premios Max en 2016 por ‘La piedra oscura’, el artista se ha inspirado en la historia de su abuelo Flores, el amable dueño de una tienda de zapatos que cada día escuchaba con atención las fascinantes historias de sus clientas, para poner en pie su última aventura sobre las tablas.
Pablo Messiez retoma la senda de su obra ‘Los ojos’ en esta última creación. Bajo su batuta, ‘Todo el tiempo del mundo’ se inspira libremente en la vida de su abuelo, un zapatero de señoras que hace a la vez de confesor de oníricas historias que le son relatadas cada noche al cerrar su pequeño negocio. Algo sucede cada noche con el tiempo, cuando no hay testigos, que hace que todas estas historias convivan a la vez, superponiendo pasados y futuros en un presente continuo, en el que el señor Flores intentará comprender quién es. Y, frente a la incertidumbre, surgirá el amor que todo lo salva.
La vivencia personal del autor y el misterio de la estructura lineal del tiempo han llevado a Messiez a plantear algunas de las cuestiones clave de ‘Todo el tiempo del mundo’, que, como él mismo afirma, «son preguntas que siempre me han inquietado»: ¿Qué pasa si algo que ocurrió en nuestro pasado lo olvidamos y, además, ningún testigo lo recuerda? ¿Qué pasa si algo que sucedió todo el mundo lo olvida? ¿Se podría decir entonces que sucedió? ¿Dónde está? Si todo el mundo olvida algo, ¿es como si ese algo estuviera muerto, como si nunca hubiera existido?
En palabras del propio Messiez: «a partir de la historia de mi abuelo, que, como el señor de la obra, se llamaba Flores y tenía una zapatería de señoras en la que pasé más de una tarde de mi infancia, comencé la escritura de este texto sobre el tiempo y los relatos. Si alguien tiene una experiencia de la que no hay testigos y la olvida, ¿eso ha pasado? ¿Es acaso nuestra historia algo más que una serie de relatos compartidos? Si el pasado está hecho de relatos y el futuro está hecho de deseos, ¿en qué lugar entre las palabras y las cosas está nuestro presente?».