¿De qué sexo es la palabra?

Padezco enormemente no ser puta

Uno es uno. Es uno hasta el final del detalle.Uno contra sí mismo y contra los demás.

Uno.Solo y sola.Sin más silencio que el cuerpo sudado después de una jornada.

Uno.¿Cuánto tiempo lleva saberse?Todo el tiempo.

El final de uno mismo no es la muerte, eso es la consecuencia de los sucesos, el cierre. El final es verse la torpeza lo que no se cambiará con los años, la madurez que es pura estupidez, la incapacidad, los fracasos, las infinitas frustraciones frente a la palabra rebelde, la más puta de las rebeldes que se va, siempre yéndose hacia otras lenguas. La mía deshabitada, lengua, palabra puta, cuerpo santo, y palabra puta.

Quisiera ser la más puta, abrir las piernas hasta sangrar y no he podido. Sólo soy puta con las palabras, el cuerpo se cierra y se reserva. Me guardo las energías, me guardo y me cierro como un cero. Apretado. De la intención de ser puta, la ilusión de pensarlo, olerlo, sentirlo. Nada más. He soñado con ser puta y sólo he escrito y he hablado sobre eso. Hasta que entendí que ser puta no era lo mío en el cuerpo pero sí en la escritura. Uno es donde el destino decide por uno. Aquello de la libertad que ironía, ¿hasta dónde decide el cuerpo ?Qué poco elegimos.

Nos quedan sobras de libertad para el que llegue primero.

He llegado fragmentada en el reparto erótico, no por eso no he buscado otras carnes más de allás de las pocas conocidas.

Una mujer y un hombre. No difieren en la cama. No difieren en la palabra, ¿de qué sexo es la palabra?

Pude abrir otras piernas y eso completa el círculo. No hay diferencia entre acostarse con una mujer o con un hombre. La anatomía no determina lo erótico. Uno es en pienso, la carne apenas nos consuela lo concreto. El resto se esfuma. La carne duele y pensar no.

He llevado algunas cuentas sobre estas cuestiones.

Pude ver en ella lo que el hombre anterior había dejado. Un resto parecido al que habían dejado en mí. Rarezas de los encuentros y los cuerpos deseados en transferencia.

Me he acostado más con la palabra que con cuerpos ajenos.

Quizá sea una puta del lenguaje, quizá la lengua mía sea la que dejo en cada escritura, en cada escena, en cada ensayo, en cada montaje. Mi palabra puta es la que abro sin final.Ella se entrega:desnuda y húmeda. Puta.


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