Pamela Duncan (Recife-EP-Brasil; 1958). Creadora escénica, educadora de arte, investigadora teatral y directora del Grupo de Teatro Físico A Peste, Compañia Urbana de Teatro. Estudió danza, teatro y educación en Buenos Aires y en Sao Paulo. Además, coordinó el Área de Teatro en el Proyecto Hacer Arte en la Escuela del Ayuntamiento de Taboão da Serra. Fue asesora del Departamento de Educación en el área de Educación Artística.
Actualmente es curadora y productora de importantes eventos en su ciudad, también imparte cursos y talleres en Brasil y en otras partes del mundo. Hasta el día de hoy, mantiene una fuerte conexión con la Investigación Teatral en el campo del Teatro Físico-Visual. Duncan tiene una carrera vertiginosa en las artes escénicas de su país.
Conversamos con una de las imprescindibles directoras de teatro de Sao Paulo, hablamos de su vida, teatro, carrera y trayectoria.
(Entrevista traducida del idioma portugués)
Carlos Rojas: ¿Quién es Pamela Duncan?
Pamela Duncan: Soy una mujer de teatro, una artista, tengo una unión con las artes plásticas, con el arte y con la historia del Arte Social. Tengo vestuarios para el teatro y para los escenarios. Estoy muy conectada y sintonizada con la época que vivimos. Entonces, mi trabajo camina paralelo a los tiempos que vivimos.
–¿Qué recuerdos tienes de Recife?
–Ninguno. Mira nací allá, pero no lo conozco. Fui de grande, siempre pienso en ir, pero trabajo tanto que nunca tengo tiempo.
–¿Hace cuánto que vives en Sao Paulo?
–Vivo en Sao Paulo desde hace mucho tiempo. Es una urbe muy desafiante para un artista donde aprendes y luchas mucho, es una capital cultural, en el país hay otras, pero Sao Paulo es cosmopolita. Siempre he vivido en grandes capitales y me gustan porque soy urbana. No podría vivir en el campo o lugares más bucólicos como en una playa o en la montaña. ¡Me gusta el movimiento de las grandes ciudades!
–¿Cómo llegas al mundo del teatro?
–Siempre pensé en ser artista, pero mis padres no querían que yo lo fuera, como casi todas las historias, yo salí huyendo de mi destino. Un día decidí mantenerme por mi misma, me fui a vivir sola, entonces, no le debía nada a nadie, eso me permitía estudiar, pagar mis estudios de Arte, cambié de país, comencé a caminar despacio con mucha humildad y enfoque.
–¿Cuándo comenzaste a hacer tus propuestas escénicas?
–Hace 18 años, pero un día cerré la compañía teatral. Ya había hecho curadurías internacionales y había impartido muchos talleres dentro y fuera del país. Quería poner mis sentimientos y pensamientos. Con cada obra pienso en lo que quiero decir con ella. Hay temas que se repiten como el horror de la guerra, las relaciones humanas y el diálogo entre las personas. Laurie Anderson dice que: “el hombre viaja, llega a los planetas más lejanos, pero no consigue dialogar enfrente de alguien”. Parece que, estamos siempre incomunicados, eso genera odio, violencia, miseria humana. Sabes, yo hago obras de teatro que van en el horario de los niños y otras son para los horarios de los adultos, y, eso está bien. Pero mis obras son populares (y no populares), me encanta que todos los que asisten les guste, se diviertan. Hice un Becket para niños sin textos, se llamó “Eternos Vagabundos” con la cual viajamos mucho. Fuimos a lugares donde la gente nunca había ido al teatro y fue donde tuvo más éxito, porque se sentían más independientes, sin previas concepciones, eran almas libres.
–¿Por qué te interesó la dirección?
–Soy la cabeza y directora de la compañía teatral. El director es un guía que a veces no conoce bien el camino, pero en mi caso digo: “Vamos… y vamos”. También soy productora de mis obras. Siempre busco calidad, pensamiento y arte.
–¿Qué has aprendido durante este tiempo?
–Aprendí mucho. Nunca conseguía dinero para montar nada, me presenté en las entidades oficiales y no conseguí apoyo. Me cansé y pensé voy a buscar dinero con las empresas privadas y funcionó.
–¿Es importante el dinero para ti?
–El dinero es para la producción de la obra y para poder continuar. Fellini dijo: “Piensan que los artistas no pensamos en dinero”, pensamos en dinero todo el tiempo porque para llevar a cabo la obra, necesitamos dinero.
–¿Qué buscas con tu trabajo?
–No estoy buscando premios ni reconocimientos, pienso que soy privilegiada y estoy feliz con hacer mis espectáculos como los deseo, con las personas que quiero. Tengo la humildad de escuchar y reconocer mis errores. Yo misma me digo: “La próxima vez, voy a mejorar en ese punto”.
–¿Tenías alguna postura política antes de convertirte en directora?
–Soy, como te dije una artista. El artista camina por muchos lugares del arte, es difícil definir por dónde. Muchas veces leyendo la vida y obra de los artistas vemos que son etapas. Tengo algunas posturas, pero soy clara en relación a la ética, al compromiso con el actor y el teatro, eso está claro para mí.
–¿Cuál es tu trabajo con los actores como directora?
–Trabajo con actores que tienen formación y talento. Me gusta la inteligencia del actor. Siempre pienso que el actor tiene una propuesta para el trabajo del personaje. El director debe sacar dentro de él, lo que ya estaba ahí, es un diálogo interno. Siempre me gusta que tengan ideas para darle forma a estas propuestas.
–¿De qué manera intervienes en el proceso creativo?
–Yo soy directora de actores, eso lo tengo claro, no soy solo creadora, siempre estoy experimentando e improvisamos mucho. Y nos nutrimos de diferentes referentes, investigamos sobre el tema, el autor, el contexto en que fue escrita la obra en ese momento y lo que queremos ahora.
–¿Cómo seleccionas el material parar el teatro físico-visual que haces con A Peste?
–Cuando seleccionas las obras que decides escenificar, allí mencionas que tienen tu estilo, pero…
–¿Es el teatro físico-visual un concepto relativo?
–Sí y no. ¡El cuerpo habla, habla el gesto y el movimiento! Siempre pienso que para los sentimientos de los personajes existe un cuerpo físico – emocional. Yo no consigo separar eso, no hay poco o mucho movimiento.
–¿Te gusta hacer teatro para grandes o para chicos?
–¡Todo! Ahora tengo dos proyectos: uno es, Ana y su amiga Kitty sobre Ana Frank, pero no va a ser triste, solo se apega a la historia, al final. Ana decía que, ella vivía en un palacio, entonces, a partir de eso. Pensé hablar sobre como los adultos podemos cortar los sueños, la alegría de los jóvenes y de esas balas perdidas que matan a muchas personas que viven en las favelas. El otro, es un proyecto para adultos llamado “El Quinto Disparo” es el disparo de misericordia de los luchadores que, se encuentran en un sótano con cuatro balas en el arma y hay un quinto que pide el tiro de misericordia. Así comienza la historia de ellos. Tal vez, no existen guerras que no tienen vencedores ni verdad. Esquilo decía: “En la guerra la primera muerte, es la verdad” y tenía razón.
–¿Crees que en el s. XXI el teatro se centra más en temas menos interesantes?
–Depende. Sabes, una obra de arte no sale así como el conejo del sombrero del mago. Siempre van a existir obras menos interesantes, pero el público reconoce el arte. Estamos comenzando despacio porque también cuando pensamos que, el virus iba a desaparecer, aparecieron nuevas cepas y por ahí va. Tenemos que ir con cuidado. La gente está yendo a ver comedias tal vez, porque están cansados. Pero pienso que cuando hay un tema interesante, algo que nos toca, nos emociona, todo el mundo quiere verlo.
–¿Cómo se aplica el teatro en nuestro día a día?
–El teatro existe desde el origen de la humanidad, el hombre dibujaba, contaba y bailaba sus historias. Las religiones escenificaban sus tradiciones para sensibilizar al público y poderlos convencer de sus verdades. El hombre, es un ser muy histriónico que siempre nos cuenta historias desde la caverna. Los niños heredaron eso de sus padres. La madre y el padre fueron trasmitiendo esos conocimientos como si estuviesen contado historias. Así fueron creciendo las culturas.
–¿El teatro es una élite?
–Sí, el teatro es una élite. Por eso, hay una lucha enorme en romper eso.
–¿También puede ser un arte noble?
–El teatro es un arte noble, primero porque permite que te conozcas más, el teatro no es una terapia, pero en muchos casos funciona como tal. Mucha gente hace teatro no para ser artista, sino para expresarse, para poner los sentimientos, las expresiones fuera de su cerebro, es fundamental canalizar todo lo que sentimos y lo que pensamos.
–¿Qué sientes al regresar a los escenarios?
–Creo que aprendimos a sobrevivir en una sociedad con capital que hoy no existía, cuando volvimos a los ensayos con todos los niños, volvimos, pero con el temor de que siempre estaba el miedo al contagio, al virus… Paramos un año y fue un todo un reto, algo nuevo, inimaginable, todos aprendimos algo y nuestra salud mental se vio muy afectada, técnicos, actores, gente que de repente se convirtieron en nada. Mucha gente abandonó la profesión, apenas llegó el primer huracán de ayudas del gobierno que benefició a los artistas y creadores del estado, todos hemos intentamos salir nuevamente. Los actores me preguntaban que cuáles eran mis planes, yo les respondía: “Hoy es esto, mañana en la catedral, vamos a dar un paseo y ver cómo sale todo”. Y así, lanzamos tres programas vía Online y uno presencial.
–¿Qué sucede con los artistas en estos tiempos pospandémicos?
–Nosotros los artistas a veces, somos tímidos o callados, pero en la escena expresamos, decimos todo, amamos y odiamos, nos revelamos y bajamos la cabeza, todo pasa por nuestro ser. El artista es el reflejo de una sociedad, también de un sentimiento social.
–¿Crees que esta pandemia nos acercó a los demás creadores?
–Depende: mi compañía teatral, se llama A peste, en homenaje a Antonin Artaud, que dice que, el teatro es como la peste, revela la verdadera identidad del ser. Si estás en una pandemia, vas a reaccionar como eres, unos pensarán en los demás y los demás en los otros. Fue revelador nunca habíamos vivido algo así y creo que a todos nos tocó. Pero también, sé que, el egoísmo individual va a continuar igual. (Risas).
–¿Cómo de esencial es el teatro para sobrevivir emocionalmente a estas crisis?
– ¡El arte salva y nos salvó! En este momento, pienso que los artistas buscaron colocar todas sus emociones y hacerlas online. Lógicamente, apareció un nuevo lenguaje que no era teatro ni video, y entonces, aprendimos a llevar las obras a otros formatos para que, el público pudiera quedarse hasta el final como si estuviesen disfrutando de un espectáculo en vivo.
–¿Cuál es la realidad teatral que viven en Sao Paulo?
–Sao Paulo es muy rica en Arte. Pienso que las agrupaciones y los grupos de teatro están saliendo del cascarón. Todas han tenido que reinventarse un poco durante estos años. Todos estamos volviendo despacio. Es un golpe duro para cualquiera que tenga un teatro o una compañía, pero nos hemos acercado mucho el uno con el otro, no tuvimos tiempo para trabajar con los compañeros de profesión. ¡Ahora hay tiempo de sobra!
–¿Cómo está el teatro brasileño actualmente?
–El teatro brasileño está lleno de grandes talentos, algunos mediáticos y otros auténticos. Pienso que estamos renaciendo después de la pandemia: los artistas están viendo cómo pueden trabajar, pero sabes que, el artista nunca se detiene, pueden ir más despacio, pero es parte de sus vidas. Yo conozco a muchos artistas no solo de Brasil y todos buscan mostrar su arte, es una necesidad, es su vida. Por eso, pasó esto y como el ave fénix estaremos ahí… nuevamente.
–¿Se considera Pamela Duncan como un referente del teatro en Sao Paulo para los artistas consagrados?
–Sabes no soy tan importante. Existen muchas personas que trabajan bien y son consagradas, eso me hace feliz. Ser consagrada es colocar tus pensamientos y mantener tu arte en pie, eso, es el suceso y es continuar a partir de… y no a pesar de…
–¿Tienes un estilo propio o un sello Duncan?
–Mis obras tienen mucha emoción porque pienso que el teatro es emoción. Algo tiene que pasar cuando entras a ver una obra de mi autoría, sino pasa nada entonces, no valió la pena verla. Si entras al teatro como cuando vas a la pizzería: “Hola y Adiós” y no pasa nada. Perdiste el tiempo. Nunca pensé, en lo que me has preguntando, aunque sé que tengo un estilo propio, sé que mi trabajo tiene calidad, pensamiento, emoción y eso para mí, es fundamental.
–¿Brasil se considera parte de América Latina o su espíritu coquetea más con los EEUU o como país tienen puesto la mirada más en Europa?
–Sí, lo que pasa es que Brasil no se considera América Latina tiene un espíritu más norteamericano o cree que, es el mejor país del mundo. (Risas). En Brasil, la clase más intelectual mira hacia Europa y Estados Unidos.
–¿Y la clase más pobre hacia dónde mira?
–La clase más pobre no sabe que la ignorancia es muy grande. Imagínate que con el Covid más del 50% de los habitantes, es decir casi 110 millones están pasando hambre o sea son muchas personas que no estudian ni leen ni trabajan ni hacen nada.
–Entonces, ¿la desigualdad ha crecido más con el gobierno actual?
–Sí la desigualdad es muy grande. Demasiada.
–¿Qué significó Augusto Boal en tu vida como creadora escénica?
–Augusto era un genio. Un día vi a Boal dando una clase que me marcó para toda mi vida. Era un ser carismático, inteligente y creativo, pertenece a una época muy dura en Brasil y en América Latina, que se repite en algunos momentos, se lucha por no volver al pasado, pero como la rueda de la fortuna gira…
–¿En qué época está viviendo Brasil actualmente?
–Estamos en una época llena de intolerancia no solo en mi ciudad, sino en el Brasil actual de extrema derecha, noticias falsas, negaciones, racismo, feminicidios en crecimiento, religiones fundamentalistas donde el foco número uno, es la mujer y su libertad de expresión. Por eso, Boal, Paulo Freire nunca estarán desactualizados. Porque muchas veces, el hombre no aprende nada de las experiencias o de los sufrimientos.
–¿Te consideras una mujer peligrosa como artista?
–Hoy somos tan peligrosas y siempre somos molestas. (Risas). Pero también somos indispensables como artistas. En esta pandemia, nos hemos visto necesitados a recurrir al arte, en general para poder superar esta vez el pasado.
–¿Eres más creadora que crítica teatral?
–Sí, creo que sí, me encanta escribir sobre teatro. Escribí tres años para un diario, después con la Compañía viajábamos tanto que no podía asistir a todas las obras. Pero pienso volver. Uno de mis proyectos para este año es trabajar con las mujeres creadoras. Yo apoyo a las mujeres, y las mujeres apoyamos a las mujeres.
–¿Tienes una mirada fuerte para la crítica?
–Tengo una mirada fuerte, por eso me gusta la crítica teatral, leo todas las críticas que salen de los espectáculos, ahora hay muchos blogs porque los medios cambiaron.
–¿Cómo nace A menina que descobriu a noite?
–A partir de un libro que se llama así, pienso que a veces, uno es educada a ver las cosas desde solo un punto de vista y existen muchos, es solo abrir la cabeza, dejar que las ideas salgan y dejarse llevar…
–¿Habrá más cuentos y narrativa infantil?
–Me gusta el arte ingenuo, los cuentos más tradicionales no son infantiles. Muchas veces, no son para cualquier persona. Esa definición es nueva. ¿El Gordo y el Flaco o Charles Chaplin son infantiles? No sé.
–Cuéntame, ¿qué proyecto tienes ahora mismo entre manos?
(PD): Como te conté: “Ana y su amiga Kitty” que, es un homenaje a mi padre y el otro, es: “El Quinto Disparo” de Flavio de Souza, un artista increíble que también escribe muy bien.
–Para terminar, puedes decirme, ¿el miedo tiene más que ver con la muerte o con la vida para ti?
–No sé; sí a veces me asusto. Tengo ansiedad y trabajo con lo desconocido con las probabilidades que hubo en la pandemia que fueron muy fuertes, pienso que tenemos que tener humildad ante la vida y la muerte. Cuando la Parca te viene a buscar. Bueno, eso está bien. Pero mientras estemos aquí, es un desafío, una lucha constante, un placer enorme de realizar la hazaña -de vivir-. Y de seguir vivos. Yo tengo mucho humor frente a la vida, por eso, me encanta hacer una tragedia. Sabes, pienso que la pandemia nos trajo esto hoy, y eso, es muy bueno, crear, vivir, dejar vivir y tratar de estar bien con las oportunidades que tenemos de tener una profesión que, en inglés, se dice: Play (Jugar), y la cual amamos, siento que somos privilegiados.
Carlos Rojas