Críticas de espectáculos

Panorama de ojos abiertos/ Teatro de los Manantiales/Tranvía Teatro/Aura Teatro

Construir de nuevo

Obra: Panorama de ojos abiertos Compañía: Teatro de los Manatiales (Valencia), Tranvía Teatro (Zaragoza) y Aura Teatro (Kaunas-Lituania) Los creadores y artistas de este espectáculo han decidido permanecer en el anonimato. Dirección: Ximo Flores. Teatro de la Estación (Zaragoza) 21 de octubre de 2010

Siempre ha estado claro, pero nunca ha sido tan necesario, tan brutalmente necesario como ahora. Nos hacen falta ojos abiertos, cerebros abiertos. Es necesario lanzarse sin armadura a la intemperie. Alejarse del camino fácil, de los paisajes cómodos y seguros, y adentrarse en la espesura para encontrar respuestas. Para hacernos preguntas. Sobre nuestro mundo y sobre el teatro como parte, reflejo y elemento actante de ese mundo. Y tomar partido. Posicionarse. Ximo Flores, con su Teatro de los Manantiales, siempre ha dado un paso al frente en esa búsqueda y ha intentado (con mayor o menor acierto) convertir la escena en vanguardia para, más que ofrecernos respuestas, dejar planteados grandes interrogantes.

“Panorama de ojos abiertos”, que se estrenó el pasado jueves en el Teatro de la Estación para el público zaragozano tras su gira por Lituania, y hacerse con el premio al mejor espectáculo teatral en la reciente Feria de Teatro y Danza de Huesca, es una propuesta que lleva el sello personal e inconfundible del creador valenciano. Se trata de un espectáculo realizado en coproducción con Tranvía Teatro y la compañía lituana Aura Teatro. Una propuesta como esta, que aúna distintas sensibilidades artísticas y culturales, es un buen ejercicio de apertura de mentes y merece, de entrada, el aplauso. Formalmente “Panorama de ojos abiertos” es un espectáculo multidisciplinar (teatro, danza, videocreación…) que exige bastante del espectador. No es una propuesta facilona, una especie de “fast food” teatral. Nada de eso. La exigencia se extiende a la escena, donde el elenco desarrolla de manera sobresaliente un trabajo muy físico.

Conceptualmente es una guerra de partisanos, una guerra en nombre de la existencia misma, contra quienes conducen a la humanidad al desastre. Como en toda guerra hay momentos potentes y de gran intensidad, hay desasosiego, hay confusión, cuerpos desnudos, porque no hay nada tan frágil ni tan fuerte, como un cuerpo desnudo. Ximo Flores tiene una gran capacidad para crear mundos y ambientes. Le falta tal vez, más claridad en el discurso escénico, esa claridad, afilada como una espada, que te traspasaba desde el escenario en su excelente “Ácaros”. Merece la pena que, como público, asuman su parte de riesgo y vayan a verla. No les dejará indiferentes.

Joaquín Melguizo Publicado en Heraldo de Aragón, 23-10-10


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