Entrevistas

Pedro Casablanc: «Me da la sensación de que el público de teatro últimamente aplaude demasiado»

El actor continúa con la exitosa gira de ‘Don María del Valle-Inclán‘, mientras estrena la serie ‘Querer‘ y la película ‘La infiltrada

Pedro Casablanc, seudónimo de Pedro Manuel Ortiz Domínguez (Casablanca, Marruecos, 1963), está en racha. Con dos obras de teatro en cartel, la exitosa ‘Don María del Valle-Inclán y ‘Bécquer y Quevedo: amor y muerte, y películas como ‘La infiltrada de Arantxa Etxebarria en cartelera, es el coprotagonista de la serie de cuatro episodios ‘Querer’, que Movistar Plus+ estrena el 17 de octubre. Dirigida por Alauda Ruiz de Azúa y acogida muy calurosamente en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, la serie presenta a un matrimonio -encarnado por unos magistrales Pedro Casablanc y Nagore Aranburu- que estalla en pedazos cuando ella le denuncia a él por violación continuada, tras haber mantenido durante años relaciones sexuales no deseadas.

Entre promoción de estrenos, rodajes y estudio de nuevos proyectos, Casablanc continúa con la gira de ‘Don María del Valle-Inclán’, un papel que le ha valido el Premio Godot Mejor Actor 2023 y el Premio Talía 2024 Mejor Actor de Teatro de Texto, además de quedar finalista en los Premios Max 2024 Mejor Actor Protagonista. Con esta obra, que ha sido vista por más de 30.000 espectadores y ha superado ya las 100 representaciones, actuará el 12 de octubre en el Teatro Juan Bravo de Segovia, el 26 en el Auditorio Municipal de Boadilla del Monte, el 2 de noviembre en el Teatro Falla de Cádiz, del 7 al 9 en el Teatro de Las Esquinas de Zaragoza, el 17 en el Teatro Principal de Alicante y el 29 de noviembre llegará por fin a Euskadi para actuar en el Festival de Teatro de Vitoria-Gasteiz.

Tu personaje de ‘Querer’ está lleno de matices; es un maltratador, pero no hay nada evidente. ¿Cómo lo has trabajado?

Alauda es la directora más exigente a la que me he tenido que enfrentar. Desde el primer momento tuvimos un trabajo de colaboración magnífico. Ella tenía muy claro lo que quería y yo me puse en sus manos. En este caso había que retratar a un hombre normal pero que por las circunstancias educacionales, sociales y patriarcales resulta ser un maltratador porque su género, su fuerza, su ideología le lleva de una manera natural a eso. Desgraciadamente, eso está al orden del día. Yo vengo de una sociedad muy patriarcal y machista, la conozco muy bien y la he sufrido, así que no me hacía falta mucho para comprender al personaje y poder darle vida. Además el guion estaba tan bien escrito…

En este caso, se invita al espectador que sea él quien enjuicie. ¿Crees que hace unos pocos años, digamos antes de lo que ocurrió con La Manada, esta historia sobre el consentimiento se habría entendido de igual manera?

Yo creo que nos hubiera abierto un debate muy interesante. De lo de la Manada no hace mucho tiempo, la sociedad está cambiando a pasos acelerados… Esta historia cuenta un maltrato encubierto, de alguna manera consentido por una mujer, que en un momento se da cuenta de que está siendo maltratada. El personaje de Miren representa a esa sociedad que de pronto abre los ojos, y mi  personaje representa a la sociedad masculina, patriarcal que va a seguir comportándose igual si no se le llama la atención, porque estos personajes tienen muchos apoyos detrás: de la sociedad, de los políticos, de la Iglesia…

-¿Cómo ha sido trabajar con un equipo joven?

La directora es joven pero tiene una inteligencia madura y una gran cultura cinematográfica y literaria. Aunque nos llevamos veinte años, nos hemos entendido muy bien, tenemos unos referentes culturales muy parecidos,. Nagore Aranburu es una actriz fantástica, con una gran responsabilidad, con una manera de trabajar muy cercana a la mía. Y luego están los actores jóvenes, que son de una generación cercana a la de  mis hijos, con los que ha sido una gozada trabajar. Y quisiera destacar a Natalia Huarte, que es una actriz muy formada en el teatro, con la que ha sido una auténtica gozada trabajar y con la que me gustaría volver a coincidir, y si es en teatro, mejor.

«Ahora mismo, disfruto más dirigiendo, tanto teatro como cine, que interpretando. Aunque con ‘Valle-Inclán me lo paso muy bien»

-Porque tú, aunque haces mucho cine y televisión, nunca abandonas el teatro.  

Es verdad que yo no he dejado de hacer teatro nunca, prácticamente desde que empecé, con 15 años. Ahora mismo estoy muy a gusto con esta obra sobre Valle Inclán, pero yo siempre quise ser un actor de cine, era mi primera vocación, porque de niño era un gran espectador de cine. Pero el teatro es donde he hecho mi carrera, aunque el cine me da muchas satisfacciones. Como dicen por ahí, el teatro es como un amante que te suelta, te deja y te recoge pero no te trata siempre bien, es un amante exigente. Y el cine te da mas cariño, es más facilón. Una acogida como la del otro día en Donostia, difícilmente se da en teatro. Aunque es verdad que es muy satisfactorio que el público te aplauda en el teatro y se pone en pie, pero me da la impresión de que últimamente el público aplaude demasiado, lo aplaude todo, y eso da que pensar… Como decía Lope de Vega, si el sabio no aplaude, malo; si el necio aplaude, peor. A veces siento un poco esa sensación.

-¿Eso quiere decir que el público de teatro traga con cualquier cosa?

Creo que el público de teatro es más tolerante que el de cine, cuando realmente el tiempo que se pierde viendo mal teatro es un tiempo que se le quita a la vida. Creo que el público de teatro a veces busca algo que no es estrictamente teatral: la figura conocida, el entretenimiento… Aunque yo no puedo quejarme de mi público porque yo hago una función muy difícil: un texto de Gómez de la Serna, complicado, de mucha altura literaria, aunque al mismo tiempo sea muy divertido… Y el público me ovaciona cada vez que salgo. Lo que pasa es que como yo, como espectador, veo ovaciones a cosas que no tienen valor realmente…  

-Con ‘Don María del Valle-Inclán’, sobre textos de Gómez de la Serna, estás trabajando muy bien. ¿Qué tiene esta obra y este personaje para gustar tanto?

Realmente, estamos tratando a dos autores de muy alto nivel que hacen una crítica o un reflejo de la España de su época, con mucho sarcasmo, con mucha mala baba y mucho humor. Creo que atravesamos un momento social y político en el que estamos muy desengañados y queremos que nos cuenten la realidad de esa manera, y esto que se cuenta en la obra puede tener paralelismos con el país que estamos sufriendo a veces. Pero, además, es un espectáculo que tiene una concepción muy original, porque hay canciones, música en directo que acompaña todo el rato a esta especie de charla en la que Ramón Gómez de la Serna habla de un tipo muy peculiar, muy desconocido. 

-Hace dos años dirigiste un corto, Sacrilegio, también basado en una obra de Valle Inclán, en el que, además, trabajaste con tu hijo. ¿Cómo fue la experiencia?

Es un proyecto que también se enmarca dentro de mi afición o vocación por Valle-Inclán. Está basado en su obra ‘Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte’, la rodé en Málaga, y es una historia de bandoleros que me abrió el hambre de dirigir cine. Es muy complicado, pero ojalá pueda dirigir un largometraje.

-¿Disfrutas más actuando o dirigiendo?

Pues te diré que, en estos momento, dirigiendo. Llevo muchos años en esto y creo que, como actor, lo he hecho prácticamente todo, pero dirigiendo puedo disfrutar del trabajo de compañeros, de gente a la que admiro y quiero tener cerca, que son actores, porque yo me muevo en ese mundo endogámico. Y me gusta mucho la idea de tener una idea, de concebirla, de poder finalmente llevarla a escena. Ahora mismo, más que interpretar, me satisface mucho más dirigir, tanto teatro como cine. Aunque con ‘Valle-Inclán’ me lo paso muy bien, la verdad.

-También estás girando un recital sobre Becquer y Quevedo. 

Empecé recitando a Becquer y Quevedo con música de rock y electrónica y descubrí un filón que sorprende mucho, porque estos poemas se pueden incluso rapear y se hacen muy cercanos.

-¿Qué otros proyectos tienes?

Pues descansar un poco, porque acabo de terminar de rodar en Getxo la película ‘El talento’, dirigida por Polo Menárguez y producida y escrita por Fernando León de Aranoa. Con ‘Valle-Inclán’ me queda mucha gira y sigo esperando concretar nuevos proyectos audiovisuales que tengo por ahí. Y siempre con el deseo de dirigir alguna película.

Karolina Almagia


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