Pedro de Urdemalas/Miguel de Cervantes/Denis Rafter
Sentido excepcional de la teatralidad y un humor farsesco
Pedro de Urdemalas, figura casi mítica del pícaro en la tradición popular, empezó su carrera literaria en España en el siglo XV, declinándose por sus múltiples variantes antes de iniciar en el siglo XIX su carrera en la literatura latino- americana. Prototipo del rufián, Pedro de Urdemalas consolida su estatus de personaje con sus constantes como burlador, maestro en engaños y astucias, gran manipulador que se divierte subvirtiendo permanentemente el orden establecido. Miguel de Cervantes le inmortaliza en 1615 en su comedia Pedro de Urdemalas.
Esta obra compleja, laberíntica, confusa, despreciada, poco representada, revisitada por Jerónimo López Mozo en su excelente versión precisa, nítida, sube al escenario del Teatro de la Comedia de Madrid de la mano de Denis Rafter con un grupo de 11 impresionantes actores de la Joven Compañía Nacional del Teatro Clásico.
Denis Rafter aborda la obra cervantina con su sentido excepcional de la teatralidad y un humor farsesco, reservándonos algunas sorpresas maliciosas y, como no, unos guiños al bardo ingles quien comparte con Cervantes la celebración del cuarto centenario de su muerte.
En Pedro de Urdemalas desfila la sociedad española de la época de Cervantes con sus vicios, virtudes, miserias, prejuicios, injusticias, privilegios, corrupciones. Todas las clases sociales desde la gente simple, humilde, gitanos, pastores, trabajadores, hasta los Reyes, pasando por alcaldes (frecuentemente corruptos) y sus asesores, sacristanes, viudas ricas, devotas. Una sociedad parecida a la nuestra.
El mundo de apariencias, de mentiras con principios morales relativos y manejables, personajes con identidades falsas o inciertas, de que Cervantes da una vista caleidoscópica en movimiento.
En adecuación con la dinámica de la obra, su discontinuidad dramática, Denis Rafter ha optado por una estética escénica que mezcla diferentes estilos de comedia dando la sensación de piezas en movimiento que conforman un fresco barroco con sus efectos de trampantojo. El teatro dentro del teatro visitado por el propio autor en que resuenan unas notas pirandellianas.
En su versión Jerónimo López Mozo ha cortado algunas partes narrativas poco teatrales, cambiando algunas palabras hoy desaparecidas, conservando algunas otras que se puede entender por el contexto, sin incorporar palabras actuales. Jerónimo López Mozo también ha añadido a los versos de Cervantes algunos, muy breves, compuestos por él mismo, para enlazar las escenas y proporcionas la fluidez a los cambios instantáneos de las situaciones.
El espacio escénico concebido por Víctor Navarro, intemporal, el del teatro como escena del mundo, involucra la imaginación del espectador que emprende el viaje en la laberíntica obra de Cervantes.
A la izquierda del escenario un banco en que de vez en cuando se sienta Cervantes, detrás del banco algunos vestuarios colgados, en el fondo negro, dos aberturas, a la derecha una mesa, algunos taburetes y también vestuarios colgados. En el centro, en el suelo, unas hojas escritas y una pluma.
Cervantes las recoge y sentándose en el banco habla de una obra que está escribiendo con dificultades, de la que unas ideas y los personajes se mueven en su cabeza. Denis Rafter multiplica en su puesta en escena, con un humor fino, exquisito, los guiños y referencias al teatro y a la obra cervantina. Así por ejemplo cuando Cervantes se equivoca leyendo «en un pueblo de la Mancha» los actores le corrigen : «en un lugar…».
Incorporando en la dramaturgia escénica el juego metateatral con referencias, evocaciones, canciones y citas en inglés (un guiño más al universo de Shakespeare) Denis Rafter crea efectos cómicos y al mismo tiempo confiere una lectura prismática a la obra. Maneja este juego metateatral con naturalidad, sin subrayar nada, como por ejemplo en la secuencia totalmente pirandelliana en que el grupo de personajes acercándose a Cervantes le piden que les escriba una obra.
Rafter pone la obra en la perspectiva del mundo teatral intemporal, sin fronteras, con sus modos de expresión diferentes. Así por ejemplo las canciones inglesas que atraviesan el espectáculo pertenecen a las tradiciones, estilos musicales y épocas distintas.
Dentro de ellas : Killing me softly with his song (del siglo XX), cantada por la gitana Belica, Faithful man (de 2012) que Pedro canta a Belica con la guitara o Greensleeves, canción tradicional del siglo XVI, interpretada por el Rey en el final de la obra.
Comparo frecuentemente la organización de la dramaturgia escénica y de la actuación a una partitura musical. En este caso Denis Rafter compone una partitura a la vez dramática, vocal y coreográfica. Es verdad que dispone de un grupo de 11 jóvenes actores, maravillosos con una formación muy amplia, capaces de entrar en la alquimia del mundo mágico de Cervantes versus Rafter.
Aunque Cervantes (Daniel Alonso de Santos) y Pedro (Jimmy Castro) son los personajes claves en el espectáculo, todos los actores que interpretan a 25 personajes son remarcables, cambiando permanentemente ritmo, registro y estilo de actuación, incluso del baile. Están presentes en el escenario durante todo el espectáculo, como una formación instrumental. En algunos momentos forman un colectivo coral, en otros configuran diferentes situaciones representando los conflictos en el modo burlesco, poético, evocador, fuera del realismo.
Los actores pasan de un personaje a otro cambiando rápidamente los vestuarios o solo un elemento, capa, sombrero, etc…
Los que han visto a Pedro de Urdemalas en el Festival de Almagro, van a descubrir en el Teatro de la Comedia un espectáculo más condensado, perfeccionado, mágico.
Irène Sadowska
Pedro de Urdemalas de Miguel de Cervantes, versión de Jerónimo López Mozo; dirección de Denis Rafter, utilería y escenografía de Víctor Navarro. iluminación: Manuel Luengas. Vestuario de Adela Velasco, María José Peñas – Por la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico – Con : Daniel Alonso de Santos – Cervantes, Marcelo, Jimmy Castro – Pedro, David Castillo – Clemente, Labrador, Escudero, Cristina Arias – Benita, Silerio, Carolina Herrera – Clemencia, Reina, Hornachuelos, Aleix Melé – Martin Crespo, Sacristán, Kev de la Rosa – Rey, Tarugo; David Soto – Pascual, Sancho Macho, Silvana Navas – Belica, Largartija, Natalia Huarte – Maldonado, Autor, Redondo, Sara Sánchez – Inés, Viuda.
En el Teatro de la Comedia
del 6 al 22 de diciembre 2016 y del 10 al 22 de enero 2017