Peligra el festival don Quijote de París
‘La 25 edición del Festival don Quijote de París podría ser la última’, no lo digo yo, lo dijo Luis Jiménez en la apertura del evento en el Café de la Danza, escena que acoge al festival desde hace varios años.
Fue una noche emotiva porque se recordó la locura asesina de hace once meses en París, en la mismísima zona en la que se encuentra El Café de la Danza. Jiménez rindió homenaje a las víctimas de esa sangrienta noche del 13 de noviembre de hace un año. Recordó asimismo que hace 80 años fue asesinado Federico García Lorca, con lo que se aniquilaron durante varias décadas las posibilidades de otras formas culturales en España.
En 2016 el festival adquiere un tono especial, pues propone los espectáculos que fueron anulados en 2015, además de la cosecha 2016. Precisamente quien abrió la primera parte de esta edición fue la compañía Atalaya de Sevilla que presentó La Celestina de Fernando de Rojas una obra programadas en 2015 y que con grandes esfuerzos llega a París este año. Su director, Ricardo Iniesta rindió un homenaje a Darío Fo, cuya muerte fue anunciada el mismo 13 de octubre, y dijo que su estilo de compañía debía mucho al autor italiano ganador del Premio Nobel, pues su impertinencia, su bufonería y sus acciones blasfematorias lo han inspirado. Hay que decir que el texto de la Celestina contiene esas semillas y más.
Pero lo más lamentable fue el anuncio de la posibilidad de que el Don Quijote ya no se celebre en 2017, pues así se clausuraría una plataforma de difusión para el teatro español fuera de sus fronteras, por no hablar del teatro latinoamericano que cada vez más ve cerradas las puertas en Francia. Tendríamos que hacer una revisión más detallada de los aportes de Festival don Quijote en sus años de existencia, pero creo que ha sido puente y puerta de entrada de muchos espectáculos venidos del ámbito iberoamericano.
Sería una pena que las cuestiones económicas dieran al traste con este meritorio esfuerzo para difundir el teatro hispano. La quijotada, la utopía, el sueño, como se refiera Luis Jiménez al festival, pondría punto final, cerraría sus puertas. Mal momento para el teatro en general.
Enrique Atonal, París 2016