Pensamientos sobre las emociones
La vida me hace pensar, el teatro también. Y he estado pensado en la catarsis, aquel concepto que Aristóteles definió como la expulsión y/o purificación de las “pasiones”. Así pues, no deja de asombrarme que en la vida las emociones aparecen, se manifiestan, y hay que dejarlas salir, dejarlas ser, para que no terminemos reprimiendo “pasiones” que podrían terminar instalándose en nosotros más tiempo del necesario. En ese sentido, permitir que la emoción sea, que aflore, es una forma de purificación, en tanto liberación.
Ahora bien, al menos en la famosísima Poética dicho filósofo articula la idea de la catarsis a sus reflexiones sobre la tragedia. De ahí que los estudiosos del teatro asociemos la catarsis a ese género antiguo, incluso hasta el punto de que solemos pensar que la catarsis es exclusiva de la tragedia y, quizá, por sesgos inconscientes omitimos la posibilidad de que haya catarsis en “el más allá”. En mi opinión, vale la pena revisar la cuestión, separándola, precisamente, de esa postura monolítica que a veces nos impide notar que la catarsis es un concepto que trasciende dos asuntos: la idea de que solo hay catarsis en la tragedia y de que la liberación de las “pasiones” obedece tan solo a dos: a la compasión y al horror, basta tener en cuenta que el espectro emocional es enorme.
De hecho, la catarsis se puede relacionar con otros géneros dramáticos; soy de las que piensa que en la comedia también se produce. Pero ¿cuál es la “pasión” que se expulsa, que aflora en el acto de reír? O dicho de otro modo ¿de qué nos liberamos cuando reímos? Para algunos estudiosos de las humanidades lo que se libera con la risa es el miedo.
Por otro lado, la idea de que se presenten dos emociones al mismo tiempo es harto llamativa. Y en un acto de atrevida osadía, he venido reflexionado sobre la posibilidad de experimentar al mismo tiempo dos emociones, o tres, o cuatro, pero ya no solo en tanto espectadora, sino en tanto ser humano, es decir, solemos creer que las emociones llegan a nosotros una por una, pero ¿y si Aristóteles tiene razón y somos capaces de experimentar varias emociones simultáneamente? ¿Y si una profunda tristeza no me impide sentir miedo y amor al mismo tiempo?
Sábado 28 de mayo del 2022