El Hurgón

Poemas en la frontera

Expresamente, el arte no ha salvado nada ni a nadie, pero tradicionalmente sí ha servido para ayudar a sugerir el trazo de caminos a través de los cuales se puede transcurrir comprendiendo los peligros que la prudencia aconseja esquivar, mientras intenta abrir nuestros ojos para obligarnos a observar con detenimiento la realidad que nos oprime y que la inercia nos ha llevado a prolongar.

Es quizás ésta la razón principal por la cual la expresión artística se intensifica, a pesar de las dificultades de tipo material a las que se enfrenta, en tiempos de crisis, porque su accionar está asociado al restablecimiento de la capacidad de soñar del ser humano, que se hace más necesaria cuando éste se halla agobiado por el exceso de realidad.

La creación artística, aunque en la generalidad de los casos es un acto de aparente intimidad, y de uso individual, su producto termina siendo un objeto de explicación colectiva, porque quien lo elabora, el artista, intenta a partir de éste hurgar y diagnosticar una realidad que comparte con otros.

Este parece ser, en el fondo, el concepto que ha motivado la formación de la llamada caravana del consuelo, pensada en México para ir de pueblo en pueblo, reuniendo en un solo canto la angustia colectiva, y convocada, más con la intención de recuperar la necesidad de contraer nuevos compromisos con las ilusiones, que de llamar a la reflexión, porque al parecer todos se hallan atorados pensando lo mismo y partiendo de los mismos argumentos, y parecen haber llegado a la convicción de que reflexionar de nada sirve si se piensa siempre en lo mismo, y que lo mejor es desatar las amarras a la imaginación, y buscar otros argumentos, para evitar la locura, y para conseguir lo cual no hay nada mejor que desencadenar la actividad artística, porque es la que al mismo tiempo obra como sugerencia de colectivo y, hace que la gente se sienta acompañada, y vuelva a sentir la ilusión de pensar, como lo hizo por vez primera, excediéndose en la esperanza, en cómo resolver sus angustias.

Parece curioso el origen de la Caravana del Consuelo, porque la idea surge de la mente de un poeta, y no de la de un político, que es lo que regularmente sucede cuando los pueblos empiezan a buscar redentores, para que les resuelvan sus problemas, y este aparece como por encanto, pues tradicionalmente se ha creído que son los políticos los signados para solucionar los problemas sociales.

La caravana del consuelo, según nos han informado a través de comunicados escritos sobre la marcha, y que por ello están teñidos de realismo, se inició a comienzos del pasado mes de junio, y al parecer su objetivo fundamental era la recuperación, en caso de que hubiese existido, o la invención, en caso de que no exista, de la capacidad de asombro, y fue iniciativa de Javier Sicilia, un poeta, a quien la difícil digestión del espíritu, ocasionada por una lesión moral que le produjo el insostenible estado de violencia de su país, y que con nada se cura, le sugirió la construcción de un poema, diferente a todos los que hasta el momento se han escrito, haciendo que cada verso saltara apurado de las bocas de quienes ya son incapaces de guardar más silencio, porque no les quedó espacio.

Un poema, fruto de la necesidad de decir, y no de lucir.

Los cronistas espontáneos de la caravana rematan el recuento de cada jornada, asegurando que los ánimos están cada vez más dispuestos para formar una sola voz, y dictar desde la frontera un poema, que si no despierta la compasión, sí lo hará con la vergüenza.


Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba