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Poesía y presencia escénica

Desde el antiguo reino de Galicia hasta hoy la lengua gallega goza de una excelsa nómina de poetas. La poesía gallega tiene una cualidad artística que atraviesa nuestras fronteras geográficas y cuenta con el reconocimiento internacional.

Desde Mendinho (siglo XIII) hasta Xohana Torres o María do Cebreiro, pasando por Rosalía, la cantidad y la cualidad de las/os artistas en el ámbito de la lírica es de mayor talla que la Praza do Obradoiro y la fachada de la Catedral de Compostela juntas.

No obstante, resulta difícil encontrar poetas, tanto en Galicia como en otras latitudes culturales, que sepan recitar o decir sus poemas sin caer en una elocución plagada de entonanciones y tonemas gastados, entre una afectación pretendidamente trascendental o una sobreactuación ampulosa, pasando por una monótona languidez, transitando por la evocación de una pretenciosa melancolía o por un alambicado erotismo, sin que tampoco falten aquellas/os vates que sucumben al tono litúrgico. En resumen, la dicción no solo no está a la altura de la letra, sino que, incluso, en algunos casos, puede llegar a destrozarla cuando sus autoras y autores la ponen en voz. Se trata, por lo general, de grandes artistas de la palabra poética escrita, de literatas y literatos brillantes, pero que cuando se ponen en un escenario resultan ser unas actrices y unos actores pésimos.

Otra consideración a tener en cuenta a este respecto es su dominio y cualidad vocal, así como la gestualidad y la expresión corporal. Se trata de personas que no han desarrollado una consciencia sobre esas herramientas expresivas porque tampoco han hecho un trabajo de entrenamiento para dominar estilísticamente los recursos expresivos de la voz y del cuerpo, así como de la puesta en escena.

En conclusión, no es difícil asistir a recitales de poesía en los que la presencia de las/os poetas resulta un verdadero estorbo para la captación y goce de la propia poesía. Poetas que hacen aspas con brazos y manos de manera totalmente accesoria o que utilizan gestos ilustrativos y decorativos redundantes respecto a lo que dicen. Poetas cuya cualidad vocal en vez de encantar a la recepción lo que hace es meter en una mazmorra su poesía, confinándola y rebajándola, en la elocución, a un lugar común y a un cliché.

Bien es cierto que también hay excepciones que suelen circunscribirse a escritoras/es que, al mismo tiempo, son profesionales de la actuación, como es el caso, por solo citar algún ejemplo, del performer Antón Lopo, o de las poetas y actrices María Lado y Lucía Aldao. Lopo y Aldao/Lado tienen espectáculos de pequeño formato en los que poesía y acción escénica son indisolubles. «Lampíricos» de Antón Lopo o «Moita poesía e pouca diversión» de María Lado y Lucía Aldao son ejemplos significativos de ese formato en el que la lírica se vuelve acción escénica y requiere del movimiento para alcanzar un sentido aún más pleno que sobre el papel.

«DESASSOSSEGO» de DANDYLADY, programado en el CAFÉ UF, de la Rúa do Pracer, 19, de Vigo, con la actriz Iria Pinheiro y el músico Jesús Andrés, es la constatación de que para que la poesía pueda elevar el vuelo encima de un escenario requiere del savoir faire de una profesional del teatro.

La limpieza y la concreción en el decir, en la gestualidad y en el movimiento de Iria Pinheiro, valiéndose de mínimos objetos de atrezo, en conjunción con las atmósferas musicales creadas por Jesús Andrés, hacen de este «Desassossego» un sosiego que nos lleva a paisajes emocionales y anímicos recónditos y gozosos.

«A morte do príncipe» es el texto de Fernando Pessoa con el que se abre «Desassossego». El propio título del espectáculo no solo es un homenaje a Pessoa sino también la referencia a un centro semántico que gira alredor del ansia y del conflicto, mecanismos generadores de la acción poética y de los textos seleccionados. Poemas de Branca Novoneyra, Olalla Cociña, Lupe Gómez, Lucía Aldao, Esther F. Carrodeguas, Xiana Arias, Luci Romero, María Salgado, Adília Lopes y Lois Pereiro. De éste último es «Dandy», que da nombre a la compañía DandyLady.

La propuesta de «Desassossego» es sencilla, próxima al público, articulada en una estructura fragmentaria y directa como la del cabaret, dentro de una unidad estilística en la que musicalización y teatralización potencian el sentido y apuestan por una sensorialidad eficaz.

La elegancia y la delicadeza de la actriz se conjugan en una dramaturgia compuesta de diferentes sucesos (escenas) que colaboran en la proyección escénica de los textos, para dar un resultado atractivo y agradable. En la intersección de dramaturgia, performance y poesía surge un teatro de los sentidos que no solo deleita, sino que también nos transporta hacia un (re)conocimiento hondo. ¡Y salimos del CAFÉ UF de Vigo haciendo «uf»!


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