El Chivato

Polémica en Argentina por el posible traslado del área cultural a Educación

Cultura no estará más en el Gabinete, según el organigrama del Estado que anunció el presidente electo, Néstor Kirchner, el martes. La Secretaría, que dependía directamente de la Presidencia de la Nación, ahora estará dentro del Ministerio de Educación y Cultura, dirigido por Daniel Filmus, alguien que tiene una trayectoria, justamente, en Educación. Entre la gente de la Cultura esta noticia provocó algún recelo y frente a esto el futuro gobierno puso la decisión entre paréntesis. «Si se juntan dos de los sectores más desvalidos y castigados se corre el riesgo de desatender a los dos», advierte el escritor Tomás Eloy Martínez. «La cultura argentina en el exterior está en auge. El cine, pero también los libros. Ahora todo depende de la capacidad de delegar que tenga el ministro. Yo digo ojo, no hay que descuidar ninguno de los dos frentes».
«Estoy furiosa —dice la escritora María Esther de Miguel—: la cultura no puede ser un apéndice hoy de Educación, mañana de Gastronomía, pasado de Agricultura, la guinda del postre. Cultura tiene que tener entidad propia, porque de otra manera pierde autonomía. Nuestro sueño es tener un Ministerio de Cultura».
La Secretaría de Cultura se independizó del Ministerio de Educación en 1996, cuando era la ministra Susana Decibe y Mario «Pacho» O’Donnell, el secretario. «Me parecía que Cultura tenía un perfil muy distinto al de Educación, que la gestión es de naturaleza diferente.
Es otro mundo, un mundo más amplio», dice ahora la ex ministra. «No conozco el criterio para que ahora vuelva a Educación: me parece bien si es para economizar recursos», opina Decibe, que hoy sueña con ser la primera diputada nacional en la lista del justicialismo.
Recursos. De eso se trata. «Lo positivo cuando nos independizamos —dice O’Donnell— fue que Cultura tuvo su propia administración, su propio financiamiento. Habitualmente, Educación «se traga» Cultura, porque aparece como una necesidad mayor. Quedarse sin administración propia es letal. Pero si Filmus tiene sensibilidad, si le asigna autonomía, si le da capacidad de gestión eso se podrá subsanar».
Ayer, fuentes muy cercanas al presidente electo dijeron a Clarín que, ante el malestar de la gente de la Cultura, estaban reconsiderando el traspaso de Cultura a Educación. De todos modos —dijeron— todavía no se sabe quien estará al frente de la Secretaría. Cerca del futuro presidente se dijo ayer que Kirchner pensaba reservarse la elección de ese nombre, estuviera o no dentro de Educación. En días anteriores se había mencionado a Torcuato Di Tella, pero según estas fuentes, el sociólogo habría aceptado actuar como asesor pero no ponerse al frente de la administración.
Desde el entorno del futuro ministro, se supo que Filmus tiene una charla pendiente sobre esto con Kirchner y espera concretarla apenas el santacruceño ponga un pie en la Capital. Hasta anoche, la gente de Filmus aseguraba que la decisión de que Cultura estuviera bajo su mando ya estaba tomada, y que era una decisión que venía de los más altos niveles.
Al actual secretario de Cultura, Rubén Stella, el anuncio lo tomó por sorpresa: «Yo le había presentado un proyecto a Kirchner para crear el Ministerio de Cultura. La Secretaría de Cultura había alcanzado una jerarquía que ahora pierde. Se pierde la posibilidad de encarar un tema en gabinete con contundencia y rigor.
Perdemos porque el diseño político del área de cultura no lo va a hacer el área de cultura. Yo hablaba con el presidente: ahora hay que convencer a un ministro, que después irá al gabinete».
¿Qué pasa con Cultura en el resto del mundo? Hay de todo: En Francia, en Brasil, en Portugal y en Canadá —por ejemplo— Cultura tiene el rango de ministerio y está separado de cualquier otra área. En España, en cambio, Cultura está junto con las áreas de Educación y Deportes. En Uruguay y en Chile, Educación y Cultura forman un solo ministerio.
«Todo se reduce a un tema de ejecución de presupuesto —dice el actor Luis Brandoni, ex presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados—. Lo que habría que saber es si van a haber más o menos recursos. Hasta ahora, todo dependía de la capacidad del Secretario para influir sobre Hacienda para lograr el pago de los compromisos asumidos. Seguramente va a estar más lejos la posibilidad de conseguir la autarquía para el Instituto del Teatro. Todo depende del interés de Filmus y del tiempo que tenga para Cultura».
La gente que más luchó por la Ley del Teatro está a la expectativa: «Tuvimos una reunión en Diputados —dice la teatrista Alejandra Boero— y nos dijeron que iban a tomar nuestras propuestas. Vamos a ver».    


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