¿Se puede premiar por lo no ocurrido en 2020? La escena francesa, que es lo que reconocen los Premios Molière, ha estado fracturada en ese año de la epidemia, ¿qué se puede celebrar? ¿A quién premiar? Se trataría de una premiación de lo inexistente, o del teatro en las pantallas de Internet. El teatro en Francia lleva un año de respiración artificial, en donde lo más sobresaliente es la toma de teatros para exigir la reapertura de las salas.
¿Qué pertinencia tienen los trofeos de una noche? Los premios otorgan una fama, efímera como todas, pero es un reconocimiento que impulsa nuevas creaciones, estímulo para creadores, aunque sea un espejismo. Limitado, pero necesario, los Premios Molière existen desde 1987, y son una fiesta del teatro.
Mal año el 2020, y lo que llevamos del 2021, para el teatro en Francia con muy pocas producciones presentadas, y con creaciones constantemente aplazadas hasta llegar a su anulación. Capital humano y monetario perdido sin remedio. Poco que celebrar, nada que premiar cuando en la salas reina el silencio, y la mayoría de las representaciones se han ido a las limitadas pantallas de las computadoras, sentimiento de frustración expresado de muchos modos, sin encontrar una verdadera salida para todo el talento perdido. Desde mi punto de vista las alternativas impulsadas por Internet son paliativos que más perturban que ayudan. A la postre, si tuvieran alguna eficacia, serían el final de los espectáculos en las salas, Fin de Partida.
Como espectador quiero respirar el mismo aire que los actores, quiero detener el tiempo al ritmo de una propuesta teatral, quiero aplaudir y tener sentimientos colectivos junto a un desconocido que el azar ha ubicado a mi lado; el repertorio propuesto en Internet sólo me interesa como referencia histórica.
Ya el año pasado, para premiar lo ocurrido en 2019, la ceremonia de los Molière fue aplazada y finalmente tuvo lugar en el mes de junio y sin público, pero por lo menos había producciones para premiar; este año poco o nada. La falta de público a la hora de la premiación hizo que aquella ceremonia fuera muy deslucida.
De todos modos los Premios Molière no apasionan al público general, son recompensas que el medio teatral se otorga a sí mismo, y en el que se distinguen las producciones más sobresalientes del año. En estos premios hay dos categorías: las de los teatros privados y las de los teatros públicos o subvencionados. Porque se llegó a la conclusión de que no estaban en la misma categoría los que arriesgan un capital privado y tienen que recuperar su inversión, y los que producen con dinero público sin parar mientes en la taquilla.
Mas los tiempos no están para festividades, mucho menos en Francia en donde no hay espectáculos colectivos desde hace varios meses, en donde la vida nocturna ha sido clausurada por un Toque de Queda que limita cualquier actividad después de las 19hrs. Y las cifras de contagios de Covid-19 siguen siendo muy altas.
Mal año para premiar trabajos colectivos, ya se vio en la entrega de los premios César a lo mejor del cine francés en 2021 que resultó un verdadero fiasco, que denigró en vez de estimular a la creación cinematográfica. No hay nada más triste que una fiesta desahuciada. Porque en realidad del lado del cine tampoco había mucho que premiar y los tiempos son reivindicativos y tensos: esa es la imagen de la ceremonia de los César.
Si París va mal en lo que se refiere al teatro, Londres y Nueva York, verdaderos centros de creación teatral, no están mejor. Los teatros de Broadway en NY llevan cerrados un año y se espera que abran a mediados de este mes, pero nada es menos seguro. En Londres lo situación es similar, aunque hay una esperanza más concreta de que se reinicie la temporada este mes. Solo Madrid y las ciudades de España parecen libres de esta veda teatral.
Así que sin teatro no hay premios, espero que para el año Molière en 2022 cuando se celebre el cuarto aniversarios del nacimiento de este autor clásico francés, haya mejores perspectivas, ya que por lo pronto en Francia la pandemia lleva la delantera y las promesas de la apertura de los teatros es vaga.
París, abril de 2021
