Presentan la biografía del actor Isidoro Máiquez que escribió Emilio Cotarelo y Mori
La figura de Isidoro Máiquez, el gran actor que revolucionó la escena española del siglo XVIII, es la protagonista por antonomasia de ‘Isidoro Máiquez y el teatro de su tiempo’, un volumen histórico que Emilio Cotarelo y Mori publicó en 1902 y que ahora reaparece en las librerías, en versión corregida y comentada, gracias al esfuerzo conjunto de la Fundación AISGE, la Asociación de Directores de Escena (ADE) y el Ayuntamiento de Madrid. La presidenta de AISGE, Pilar Bardem, y el director de publicaciones de ADE, Juan Antonio Hormigón, presentaron anoche la nueva edición y dieron paso a una mesa redonda en la que destacados nombres de la escena y la investigación teatral analizaron la influencia de Máiquez en la historia de la interpretación. “Él fue quien introdujo los mayores cambios que ha conocido la cultura escénica española”, resumió el filólogo Joaquín Álvarez Barrientos.
El volumen, de casi 800 páginas y lujosa presentación, incluye un amplio estudio preliminar (Cotarelo, Máiquez y la melancolía) rubricado por el propio Álvarez Barrientos, investigador del CSIC. “Máiquez dignificó el oficio de actor en España, convirtió su trabajo en una profesión y logró la consideración social de unos hombres y mujeres a los que, hasta ese momento, ni siquiera se les enterraba en sagrado”, relató. “Él interpreta por vez primera el papel, las pausas, el sentimiento. Tenía una voz profunda y jugaba mucho con el silencio, la pausa y un físico fuerte y poderoso”.
Máiquez fue el actor que trajo toda la ilustración al teatro español, revolucionando la puesta en escena, el vestuario y las formas de la interpretación actoral. La presidenta de la Fundación AISGE, Pilar Bardem, se felicitó de que el redivivo estudio de Cotarelo permitirá ahora a los aficionados acercarse a una de las referencias esenciales de la cultura moderna de nuestro país. “No en vano”, recordó, “Isidoro Máiquez terminó siendo un fenómeno social de la época, como reflejarían Benito Pérez Galdós y Francisco de Goya. Era un pedazo decisivo de nuestra historia teatral y escénica que corría el riesgo de perderse en el olvido. Quienes aún se preguntan, maliciosamente, por la utilidad social y cultural de las entidades de gestión harían bien en hojear este libro”.
El tema del olvido fue, precisamente, uno de los aspectos más debatidos durante toda la velada. El actor y consejero de AISGE Jorge de Juan reivindicó “guardar en la memoria los méritos de un hombre fascinante que cambió la manera de hacer teatro y tuvo una peripecia política y personal casi de película”. El escritor y periodista Juan Ignacio García Garzón enfatizó: “Si Shakespeare hubiera conocido a Máiquez, habría escrito Otello para él. Por lo que cuentan, como actor pasaba de la iracundia al drama interior con una facilidad fascinante”.
Otro intérprete de relieve presente entre el público, José Luis Gómez, reclamó a la profesión que “escriba sobre los actores y respete a los actores” para evitar las lagunas en la memoria colectiva. “Somos un país desmemoriado”, terció Álvarez Barrientos, “en el que siempre preferimos a alguien que se apellide Smith frente a uno de los nuestros, como si apreciar lo de aquí nos diera vergüenza”.