Programación en euskera
Mientras la producción y programación de espectáculos en euskera dirigidos al público infantil goza de buena salud con referencia a los públicos en el sentido de ser demandado por una mayoría. Sin embargo, los espectáculos en el mismo idioma dirigidos a públicos juveniles y adultos se encuentran en una tesitura más difícil. La demanda es menor y la competencia y concurrencia de espectáculos en castellano bastante más numerosa. No obstante, hoy día se puede mantener una programación digna y regular cada año compuesta por una veintena de espectáculos de diversa índole, procedencia, intención y temática.
La búsqueda de la dignidad y el sentido de la vida, temas relacionados con la ambición y las herencias, los problemas de vivienda, el maltrato, el acoso sufrido por el diferente, la homosexualidad, la inmigración, el abuso de los bancos, el amor, el mundo del Arte, la memoria, la desmemoria, recuperación de personajes históricos o la intra-historia de nuestras ciudades ofrecen una amalgama de temas y propuestas que aparentemente, y no sólo, realmente permiten al espectador disfrutar cada año de una programación de teatro en euskera. En cuanto a estilos, pues un tanto de lo mismo: desde el realismo mágico a propuestas contemporáneas pasando por otras más convencionales. Predomina los formatos medios y pequeños. Los formatos más grandes siguen siendo una asignatura pendiente, salvo excepciones.
No podemos olvidar que si la programación en castellano ha sufrido muchísimo desde la llegada de la crisis o con la disculpa de la cacareada crisis…imaginemos lo que ha sucedido con la programación de las producciones en euskera. Realmente han tenido y tienen más dificultades. Y las seguirán teniendo. Las dificultades comienzan en el mismo momento que una compañía se plantea producir un espectáculo en euskera o una versión en euskera de un espectáculo en castellano. El apoyo a la producción hacia el euskera no está a la altura del esfuerzo que las compañías deben hacer para ponerla encima de los escenarios. Parece que con un par de ensayos se solucionan el problema y que el conseguir pasar del euskera al castellano casi no cuesta ni tiempo, ni dinero, ni esfuerzo. Nada más lejos de la realidad. Hay que tener claro que son dos producciones distintas que como máximo pueden compartir ciertas cuestiones materiales pero en lo referente a lo humano, nada que ver. Empezando por que en la mayor parte de los casos son hasta elencos diferentes. Llegados a este punto, habrá que reconocer desde las administraciones competentes que si hoy día se ha llegado a este nivel de producción en euskera es fundamentalmente por la dedicación y el esfuerzo contra corriente de muchas compañías de teatro de todo Euskal Herria.
Y los públicos…y no deja de ser una opinión. Me da la impresión que el público en euskera valora ciertas cosas por encima de otras. Primero, la calidad del euskera en los textos y muy relacionado con esto, el nivel euskérico de los actores. Cuando los actores son reconocidos por dominar el idioma y de manejarlo con soltura y profundidad el resultado con el público es mejor. Relacionado con esto, los temas identitarios funcionan, interesan. Y me sigue sorprendiendo lo que cuesta alejarse del costumbrismo, y del costumbrismo relacionado con el humor. Divertimento, al fin y al cabo, divertimento relacionado con lo vasco.
¿Se va avanzando? Sin duda. ¿Me gustaría que estuviéramos en otro estadio? También. Me gustaría que se programara más, que no se programara obligatoriamente en euskera y en castellano el mismo espectáculo, o que se manejasen mejor los tiempos de programación de las versiones, que estuvieran más apoyadas las compañías en sus producciones en euskera…También me gustaría que el público fuera más curioso, que se arriesgara más. Me gustaría, en definitiva, que hubiera una normalización lingüística en el teatro. Todo llegará, habrá que seguir insistiendo.