Críticas de espectáculos

Puzzle de la descomposición

La palabra crisis nos amenaza, nos atosiga, nos acorrala, nos destruye como término lingüístico y como realidad social. No es que estemos solamente con la economía por los suelos, sino que las ideologías tradicionales, las utopías históricas, las relaciones con el poder, con el consumo, con la familia, el mundo laboral, la seducción, las relaciones humanas se han trastocado. Esto ya no es lo que era, que diría el castizo, pero, además, no tiene solución.

Eso es lo que nos parece decir «Mein Kapital», una obra colectiva escrita por encargo. Ocho autores han propuesto otras tantas obritas a modo de escenas breves en torno a «El Capital» de Karl Marx. El resultado es una especie de puzzle con fichas muy heterogéneas que encajan con dificultad. Mejor dicho, cada ficha posee un contorno singular que empieza y acaba en sí misma. Solo parecen tener en común el color de la ruina, de la descomposición.

En «Mein Kapital» se pone en tela de juicio el conjunto de valores de la sociedad global que hoy nos está tocando vivir. Todo se ha mutado: «La URSS ha muerto», «La Casa Blanca está pintada de blanco por fuera, pero sus paredes interiores están muy deterioradas», «¿Qué hace un abogado limpiando un gimnasio?», «Estamos en la Realidad Arcana, en donde lo paranormal nunca falta a su cita»… El conjunto de piezas presenta un mundo desorientado en el que ni las ideologías resuelven los problemas, ni el pensamiento utópico mueve las conciencias, ni las estructuras sociales, políticas o económicas aportan una coherencia convivencial.

No obstante, «Mein Kapital» se instala más en la crónica que en la crítica derrotista. Solo una de las piezas aporta cierta amargura: «El sudor de tus manos cuando tiemblan», de Albert Tola. El personaje de Mercedes, intelectual cuyas palabras están inspiradas en Pier Paolo Pasolini y ZymuntBauman –según expresa el autor en la nota preliminar– induce a su amante para que la asesine. Es el suicidio de la desesperanza, de la desilusión.

En líneas generales, las piezas carecen de una historia en el sentido aristotélico. En cierto modo, cada una de ellas muestra una situación cotidiana, familiar o laboral en la que se refleja ese mundo en proceso de desintegración.

Tanto el conjunto de los textos que componen «Mein Kapital», publicados en la colección Teatro del Astillero, como su puesta en escena, plantean una estructura fragmentada. La segmentación sucede no solo por la autonomía de cada pieza, sino porque dos de ellas –»En los bosques de Baikonur» y «Coaching en Marte» – se presentan secuenciadas e intercaladas con el resto. Éstas cosen, cohesionan, todos los textos. Así, mientras «En los bosques…» se habla de un enemigo exterior –metáfora del miedo y de la descomposición–, en «Coaching en Marte» se trata de conformar una tripulación para una nave interplanetaria con individuos seleccionados a fin de crear una nueva sociedad en Marte. Este es el hilo conductor.

Teatro de la Estación (Aragón), Teatro Tantarantana (Cataluña) y Teatro del Astillero (Madrid) han realizado un montaje que se apoya en la palabra y en el juego de la parodia. Desde esta perspectiva, las escenas proyectan un humor grotesco que no alcanza la comicidad. Hay un humor de risa forzada, o quizá de comicidad intencionadamente contenida, marcando más el patetismo que la gracia. Es decir, los personajes parecen estar encorsetados para no hacer una astracanada aunque internamente poseen la comicidad que les traza la situación en la que están descritos. Estoy pensando en «Están arriba» y en «Un capitalito». Desde este punto de vista, los personajes no resultan creíbles ni como seres humanos ni como caricatura de sí mismos. Compaginar el realismo con la parodia de una situación natural, sin pasarse, es tarea de enorme dificultad.

Precisamente, donde sí funciona la parodia, porque las situaciones son más cómicas debido el surrealismo que se plantea, es en «En los bosques de Baikonur» y en «El canto de las sirenas». Por el contrario, la tragedia está presente en «El sudor de tus manos cuando tiemblan» y en «La máquina del tiempo». El caso de «Reestructuración» presenta un realismo lamentable; y «Coaching en Marte» no es más que una fantasía con tintes intelectuales donde tanto la parodia como la farsa, como las marionetas son aceptables y, en este sentido, no hay nada que objetar.

Con una escenografía simplificada en un muro cortado en perspectiva que muestra diversas texturas para significar varios espacios ruinosos, los actores y las actrices se mueven en un medio carente de apoyo. La utilería forma parte de los mismos personajes casi como un componente más de la caracterización. Actores y actrices tienen que sustentar su interpretación en el texto y en el cambio de registro que lo hace con flexibilidad y convicción.

Manuel Sesma Sanz

Espectáculo: Mein Kapital. Autores: Inmaculada Alvear, Marta Buchaca, Francesc Cerro, Luis Miguel González Cruz, Raúl Hernández Garrido, Daniel Martos, Albert Tola y Helena Tornero. Dramaturgia: Luis Miguel González Cruz. Reparto: Teresa Urroz, Laia Martí, Daniel Martos, Alfonso Pablo y Ana García. Espacio escénico y vestuario: Silvia de Marta. Diseño de iluminación: Miguel Ángel Camacho. Dirección: Cristina Yáñez. Compañías: Teatro de la Estación, Teatro Tantarantana y Teatro del Astillero. Sala Cuarta Pared, hasta el día 21 de enero.


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