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PVC Teatro invita a hacer un recorrido por un cerebro defectuoso

El sábado 28 de enero a las 22.00h la compañía PVC Teatro estrenará “Demencia”, un espectáculo sobre dónde están los límites y quién decide sobre las fronteras de lo normal y lo anormal, lo distinto, lo fuera de lo común, lo enfermizo. La paranoia está insertada en nuestros subconscientes y es la que provoca el perfecto engranaje de la supervivencia humana. Nuestro mundo actual, anterior y posiblemente futuro, es un cúmulo de locuras forjadas en el miedo o en la pura resistencia de la especie.
El ser humano, de carácter inestable, desconfiado e imaginativo utiliza sus pensamientos de forma irreal para justificar su continuidad o la razón de su existencia, como posible objetivo a conseguir su perpetuación, su búsqueda de la perfección o simplemente, la codiciada inmortalidad.
¿Qué entendemos por paranoia? ¿quién es el loco aquí? ¿el espectador o los actores? No creamos demencias, sino simplemente reflejamos las existentes, dándole el toque PVC y haciendo partícipe al público de toda esta gran paranoia.
Las perturbaciones mentales son trastornos, y las hay de muchos tipos. En cierto modo todos tenemos un punto de enajenación y otro de cordura, aunque en algunos, la locura sea más visible que en otros. En esta obra se ven reflejadas algunas, las encontramos más inclinadas hacia lo individual y otras que tienen que ver con actitudes hacia el resto de personas.
La obra es un conjunto de performances en la que cada escena es una historia cerrada. Es el recorrido por un cerebro defectuoso en un montaje que rodea al espectador entre tarimas y andamios. Escenas poéticas de gran impacto visual y seguramente polémicas.
La dificultad de algunas de las escenas está en que son historias que sólo se practican en la intimidad, son tabúes, situaciones que la gente no suele comentar. Luego, hay esc enas censurables y otras con las que convivimos sin que se busquen soluciones.
La locura y el dolor, tanto físico como emocional ¿van necesariamente unidos? Lo que al espectador pueda provocar asco, es quizás, únicamente en su imaginación, doloroso. Pero si la persona realmente se queja y sufre de su propia paranoia, se verá reflejada en la acción.
En la demencia se halla la libertad, lugares insospechados y dos países contiguos: la misma demencia y la cordura, de fronteras imperceptibles, que nunca se sabe con seguridad si te encuentras en el territorio de una o de otra.
La vida de la humanidad no es otra cosa que un juego de locos. Si pudiéramos leer los pensamientos de las personas, nadie se libraría de la camisa que oprime al loco, que cuando parece completamente sensato, es hora de ponerla.
Es preferible una paranoia entusiasta, que no una cordura que abata. La verdadera locura quizá sea la cordura que, cansada de descubrir los horrores del mundo, ha tomado la inteligente decisión de volverse loca.
Al adentrarnos en la mente enferma, podemos considerarnos ciegos de entendimiento, ya que no intentamos comprender lo que en ella ocurre, sino simplemente despojarla de aquello que nos horroriza conocer. En ella encontramos laberintos con caminos que nos acercan, caminos que nos alejan y otros nunca recorridos por el hecho de no conocer cuál es su final.

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