Críticas de espectáculos

«Donne»/Cía. Santiago Meléndez

Universo de poesía

 

Obra: “Donne”

Compañía: Cía. Santiago Meléndez.

Intérpretes: Pilar Milinero y Yolanda Blanco. Bailarina: Elia Lozano.

Violinista: Belén Estaje.

Coreografía: Elia Lozano.

Música original: Belén Estaje.

Dramaturgia y dirección: Santiago Meléndez.

Teatro de la Estación (Zaragoza). 8 de octubre de 2009. Dos tercios del aforo.

El Ciclo Estación de Otoño, que se desarrolla en el Teatro de la Estación de Zaragoza, acogió la pasada semana “Donne”, de la Compañía Santiago Meléndez. Se trata de una propuesta que aúna poesía, danza y música en torno a poemas de escritoras en lengua española, para construir un espectáculo que gustó y recibió (merecidamente) calurosos y prolongados aplausos por parte del público, que acudió en buen número a la convocatoria.

Este “Donne”, tal vez no alcance la emoción y la profundidad del magnífico “Recital Benedetti”, que también dirigió hace algunas temporadas Santiago Meléndez, pero sin duda, contiene los elementos suficientes que hacen de él un espectáculo absolutamente recomendable. Entiendo que el teatro es palabra, gesto, espacio, movimiento, ritmo y tiempo. Es todo eso, pero no es únicamente eso. Es sobre todo, en cuanto arte, capacidad para crear, con la conjunción de todas esas variables, un universo que piensa, siente y habla. Un universo que el público percibe como único y especial.

“Donne” consigue crear ese universo que nos habla con un lenguaje propio. En realidad, no puede existir ningún universo escénico si no tiene su propio lenguaje. Nos habla con la palabra, convertida en esencial por la poesía, pero no sólo con la palabra. Nos habla con el diálogo entre los cuerpos y el espacio, con la topografía y el paisaje que dibuja el movimiento, con el gesto y el silencio. El verso se amasa, y tras cobrar vida en el cuerpo y la voz de las actrices, nos llega, a veces traspasado por el amor, a veces juguetón o inundado de alegría y en ocasiones dolorido por el drama.

Hay momentos de especial intensidad, como en el “Me desordeno, amor, me desordeno” de la poetisa cubana Carilda Oliver, en el “Un mar, un mar es lo que necesito” de la alicantina Francisca Aguirre, o en el poema “Al cabo”, de Amalia Bautista, que cierra el espectáculo. En otros momentos, sin embargo, se pierde algo de esa intensidad y en ocasiones se echa de menos un poco más de ritmo. Cada poema se subraya por la cuidada coreografía de Elia Lozano y el violín de Belén Estaje, que se convierte en hilo conductor y en el elemento que da continuidad a los diferentes poemas. Un buen trabajo actoral y una buena e imaginativa dirección que da coherencia y equilibrio a la palabra, la música y la danza, completan esta interesante propuesta.

Joaquín Melguizo


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