Entrevistas

Quim Pujol: “deberíamos deshacernos de algunos mitos: ni la creación contemporánea es tan difícil ni la gente es tonta”

Quim Pujol (1978) es uno de los responsables artísticos de la «Sección Irregular», un  ciclo dedicado a las prácticas performáticas, hasta el 16 de mayo en Barcelona. Con este programa, el Mercat de les Flors que dirige Cesc Casadesús, pasa a la acción y presenta piezas, instalaciones, conferencias y talleres que ponen el énfasis en la capacidad especulativa de las propuestas artísticas. El interés de estos trabajos radica en la capacidad para replantear la manera de entendernos a nosotros mismos así como lo que nos rodea.

¿Cómo nace la primera edición de la “Sección irregular”? ¿Es una propuesta tuya o un encargo de Cesc Casadesús?

En un primer momento Cesc Casadesús y Marc Olivé acuerdan la necesidad de una programación estable de creación contemporánea en el Mercat de les Flors, debido al interés de las propuestas que se están llevando a cabo en este ámbito por parte de creadores vinculados a la danza. A partir de este acuerdo, Marc Olivé se responsabiliza del proyecto y nos propone a Cristina Alonso y a mí como co-comisarios.

¿Puedes presentar brevemente a tus compañeros de comisariado? ¿Cómo os organizáis?

Los otros dos comisarios de la Sección Irregular son Marc Olivé, que trabaja desde hace tiempo en el Mercat de les Flors como programador, y Cristina Alonso, que estuvo muy implicada en el proyecto de AreaTangent. A medida que las reuniones avanzaban y sin que tuviese nada que ver con su vinculación a la “Sección Irregular”, Cristina Alonso ganó la plaza para dirigir el Graner de la Phillips que sigue ocupando en la actualidad. Los tres comisarios de la Sección Irregular tenemos perfiles muy distintos y a menudo opiniones divergentes, pero los tres podemos dialogar con fluidez. Para mí (y supongo que para ellos también) resulta esencial trabajar con personas de trato amable. Marc y Cristina se conocían de antes, pero yo apenas había hablado con ellos. Así que ha sido una sorpresa agradable ver que podemos desarrollar una gran afinidad personal sin renunciar a nuestras diferencias.

¿Por qué tres comisarios?

En un ejercicio de comisariado de este tipo se requieren muchas aptitudes diferentes que difícilmente puede reunir un solo individuo, así que ha resultado muy práctico trabajar en equipo. No hay tareas asignadas, de forma orgánica uno u otro comisario adquiere más o menos protagonismo según lo que se deba hacer o decidir. Por otro lado, estamos muy contentos de contar con Paola Marugán, que está al frente de la comunicación de la “Sección Irregular” y es una parte esencial del equipo. No sólo es una profesional excelente, sino que está tan implicada a nivel personal como nosotros.

¿Qué te impulsa a meterte en este proyecto?

Me sumo al proyecto porque se trata de una propuesta abierta donde todo está por definir y no hay constricciones más allá del presupuesto y un determinado calendario. Por otro lado, me identifico con el territorio que se pretende cubrir y, además, había lamentado muchas veces la ausencia de una programación estable de este tipo. Si se daban las condiciones adecuadas, por motivos de coherencia debía implicarme en el proyecto.

Es la primera vez que una institución pública como es el Mercat de les Flors apuesta en su programación oficial por un programa de artes escénicas no convencionales. ¿Te ha sorprendido?

Naturalmente valoro de forma muy positiva que una institución pública proponga una programación estable de arte escénico contemporáneo. Tarde o temprano debemos aceptar que el teatro o la danza tal y como se entienden de forma tradicional son tan solo formatos y que los artistas tienen la libertad de utilizar o transgredir las convenciones de estos formatos según las necesidades que planteen sus procesos de investigación.

¿Crees que el proyecto tendrá continuidad?

La continuidad de un proyecto así depende de muchos factores y con el cambiante panorama político y la crisis económica no se puede dar nada por sentado. Sin embargo, de momento parece que la temporada que viene la “Sección Irregular” seguirá existiendo. Aún así, se debe puntualizar que este programa es tan solo un escaparate para algunas propuestas de este ámbito. Sin el trabajo de fondo de otros agentes culturales de la ciudad como Hangar, La Porta, La Poderosa o el Antic Teatre sería imposible que ciertos artistas pudiesen desarrollar sus propuestas y, además, estos agentes crean un contexto y un tejido social indispensables para que la “Sección Irregular” se pueda llevar a cabo. Esperamos que en el futuro se den las condiciones económicas adecuadas para que ellos también puedan seguir cumpliendo su función.

En cada sesión participan 2 o 3 artistas o colectivos artísticos. ¿Cómo los habéis agrupado? ¿Bajo qué criterio?

El comisariado es un ejercicio de creación donde debe haber lugar para la diversidad, el nexo y el contraste y que funciona como práctica discursiva. Podría extenderme mucho explicando los criterios por los cuales se han agrupado determinados artistas, así que solo daré algunos ejemplos. Amaia Urra ha trabajado con Cuqui Jerez en diversas producciones como “The rehearsal” o “Real fiction” y las dos comparten cierto trasfondo intelectual ya que, por ejemplo, ambas han estado vinculadas a Mugatxoan en el País Vasco. En su caso incluso sus poéticas guardan ciertos puntos en común, así que tenía sentido presentar el vídeo “Timewasters” de Amaia Urra junto con “The nowness mystery” de Cuqui Jerez. En el caso de la segunda sesión, donde se mostró el vídeo de WeareQQ “Canedo” y “Solo?” de Aitana Cordero, ambas piezas muestran al ser humano como una pieza engastada en medio de una red de agentes más amplia donde entran en juego la tecnología o el tejido industrial. Sin embargo, el ritmo pausado de la primera mitad de “Canedo” también funcionaba como contrapeso para el ritmo trepidante de “Solo?”. No se trata de limitarse a determinadas características, sino de dibujar un campo de posibilidades.

Se tiene que ser un experto para entender este tipo de propuestas? ¿Cuál es el perfil del público que tenéis en estos momentos?

Hasta ahora hemos tenido un público mixto donde hay gente especializada y curiosos sin mucha experiencia en este terreno. No se tiene que ser ningún experto, simplemente hay que tener una mínima apertura de miras y cierto interés por las prácticas artísticas. Si lo creemos necesario, desde la “Sección Irregular” aportamos información adicional a través del blog de Teatrón y mediante el programa de mano para suministrar herramientas que puedan servir de ayuda si alguien se encuentra perdido. Sin embargo, hasta ahora las reacciones han sido muy positivas. Quizás deberíamos deshacernos de algunos mitos: ni la creación contemporánea es tan difícil ni la gente es tonta. Todo depende de cómo se contextualizan las cosas.

¿Crees que es un impedimento que el público no conozca el artista programado?

Como decía Tomàs Aragay, ex-director del Festival Mapa, si la programación tiene sentido, el público acaba por confiar en el criterio de quien la propone, independientemente de los nombres. Nosotros estamos trabajando para establecer este clima de confianza.

Todas las propuestas exhiben piezas menos una que es un taller de Vives-Bestué. ¿A quién va dirigido? ¿Cómo es que dos artistas visuales están en una programación de artes escénicas?

Tengo que puntualizar que Bojana Cvejic también dará un taller en la Fundació Tàpies y una conferencia antes de “Le sacre du printemps” de Xavier Leroy. Por otro lado, WeareQQ también son dos “artistas visuales” de la escena barcelonesa. Estamos mezclando artistas “visuales” y “escénicos” precisamente porque creemos que esta separación no tiene sentido cuando se trabaja desde una óptica contemporánea. No existen campos preestablecidos e inmutables, sino herramientas como el vídeo, la presencia, la voz, la escritura… Cada artista puede escoger las herramientas que le plazcan para lograr sus propósitos. A veces el resultado puede encajar con facilidad dentro de una área pre-existente (el “teatro”, la “danza”, el “arte visual”…) y a veces no. Más que encajar estas piezas en casillas predeterminadas, nos interesa como estas piezas sirven para desafiar la concepción de este casillero para proponer un nuevo terreno de juego donde todo se puede redefinir de forma constante. En cuanto al taller, nos parecía una forma de involucrar al contexto local y de hacer confluir lo que tradicionalmente se concibe como “arte visual” y “arte escénico”, ya que Vives y Bestué practican a menudo la performance a pesar de que pertenezcan al mundo del “arte visual”.

¿Crees que hay alguna otra entidad en Barcelona que pueda atreverse con una programación como esta? ¿Cómo ves el panorama de las artes escénicas no convecnionales en la ciudad?

No puedo dejar de repetir que ya hay programaciones que guardan una gran afinidad con ésta aunque sea desde aproximaciones distintas. No nos podemos olvidar de la labor indispensable de La Porta con su festival bianual LP, ni de propuestas como el Innmotion de Simona Levi, o de la función de L’Antic Teatre que permite que ciertos trabajos vean la luz a pesar de las condiciones de precariedad. Lo que faltaba es una programación estable, desde un lugar de visibilidad y con un presupuesto mínimamente digno. Aún así, esta primera “Sección Irregular” es solo un grano de arena. Para mí sería lógico que otras instituciones públicas lo intentasen porque es algo apremiante que no se puede ignorar. Las prácticas artísticas se reformulan sin cesar. Si no se hacen esfuerzos por seguir sus derivas, se le está negando al público la posibilidad de estar informado y de decidir por sí mismo. Es decir, se abandona la idea de servicio público que debería sustentar una cultura sufragada con dinero público.

El 2011 ha sido un “annus horribilis” a lo que se refiere a este tipo de programaciones: Panorama (Olot), Veo (Valencia), Mapa (Pontós), aunque éste último festival fuera una clausura voluntaria. ¿Cómo lo valoras? ¿Crees que hay fuerzas para empezar algo nuevo? 

Además deberíamos mencionar que tanto la Laboral de Gijón como el Centro Párraga de Murcia se han quedado sin fondos para programación y que este año también termina el festival In-presentable de Madrid bajo la dirección de Juan Domínguez (aunque en este caso es decisión del programador). Es un panorama desolador. En teoría el NEO (Nuevas Escenas Abiertas) debería ser posible por la simple razón de que es muy necesario. Toda cultura habría de dedicar iguales esfuerzos a preservar su patrimonio, a alimentar la tradición reciente y a potenciar nuevas formas de expresión y de entender lo que nos rodea. Solo así podemos vivir en armonía con el pasado y el presente sin dejar de pensar en nuestros posibles futuros. A pesar de la crisis, si logramos que se entienda la importancia de esta amplitud de miras quizás se podría recibir el apoyo político necesario para nuevos proyectos en una área francamente descuidada de nuestra cultura.


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