Quique San Francisco será ‘El enfermo imaginario’ de Molière
El 7 de febrero de 2009 se estrena en el teatro Fígaro-Adolfo Marsillach la obra «El enfermo imaginario», donde Quique San Francisco da vida al hipocondríaco por excelencia, esclavo de supuestas enfermedades y de una medicina convertida en negocio.
Esta nueva versión –modernizada- ocurre en la actualidad, en una de las muchas clínicas “públicas” pero de gestión privada, aunque se ha mantenido el estilo farsesco de gran guiñol, que por momentos roza el teatro del absurdo. Argán –Enrique San Francisco- es el paradigma del hipocondríaco, esclavo de supuestas enfermedades y de una medicina convertida en negocio. Pero los planes del enfermo pasan por casar a su única hija con el director de la clínica, del que ella no está enamorada. Argán sabe que el parentesco con un médico se asegurará tratamiento de por vida y gratuito… No sólo la enfermedad ficticia corroe la vida de Argán, sino una esposa interesada y excéntrica a quien le conviene que su esposo enferme y muera, para poder heredarlo. En la sombra, Antonia, la asistenta de Argán, que será la que desenmascare los verdaderos sentimientos e intereses de los personajes.
Tal y como explica el director del montaje, Gabriel Olivares, esta obra llega a nosotros «con la misma fuerza, con la misma sátira y la misma mala leche. Ya en el original de Molière se apuntaba el abuso de la medicina convertida en negocio. En esta versión – actual y moderna – no hemos podido evitar ahondar en esa dirección. También nuestra osadía de reducir los personajes de la comedia a seis y ser capaces de aprovechar cada una de las delirantes y deliciosas situaciones del genial autor y sobre todo, me he planteado una pregunta: ¿Quién es realmente el enfermo? La antigüa medicina relacionaba carácter y enfermedad según el humor del paciente – humor sanguíneo, humor colérico. – y esto nos sirve a nosotros para catalogar a cada uno de los personajes y plantearnos si sólo hay un enfermo imaginario o lo están todos de una manera real. Y por encima de todo el humor, sustancia que esperamos transformar en risa».