En cartel

Rayuela viaja a Costa Rica invitada por la Compañía Nacional de Teatro para presentar ‘20 de Noviembre’

Rayuela Producciones Teatrales viaja a finales de enero hasta Costa Rica para poner en escena su último espectáculo ’20 de Noviembre’ de Lars Norén, con dirección de Nina Reglero y protagonizada por Raúl Escudero. La presencia de la compañía vallisoletana en el país centroamericano está motivado por una invitación de la Compañía Nacional de Teatro de aquél país.

El teatro 1887 (CENAC) de San José de Costa Rica acogerá los días 25, 26 y 27 de enero a la compañía Rayuela Producciones Teatrales que pondrá en escena su espectáculo ’20 de Noviembre’ de Lars Norén dirigido por Nina Reglero. La invitación de la compañía Nacional de Teatro es consecuencia de la exitosa colaboración en 2011 de ambas formación, que se materializó con la puesta en escena con actores costarricenses de ‘20.000 leguas de viaje submarino’ dirigida también por Nina Reglero y por la que su escenógrafo Carlos Nuevo obtuvo el premio nacional ‘Aquileo Echevarría’ a la mejor escenografía.

Esta vez Rayuela acude con ’20 de Noviembre’ de Lars Norén, que se presenta en el teatro 1887 de la Compañía Nacional en su versión española, interpretada por el actor Raúl Escudero, que en esta ocasión estará acompañado por los actores adolescentes costarricenses que días antes participarán en un taller de interpretación «work in progress» que la directora y el propio actor llevarán a cabo.

La obra ’20 de noviembre’ que Rayuela ha creado en coproducción con LAVA-Laboratorio de las Artes de Valladolid, sumerge al espectador en la historia de estos jóvenes criminales, inestables, que llevan a cabo el acto más horrible: matar para gritar su desamparo. El escritor sueco utiliza un incidente que tuvo lugar en noviembre de 2006 en el Colegio de Emsdetten, en Alemania. Sebastian Bosse abrió fuego e hirió a 37 personas antes de suicidarse. Lars Norén escribió un texto sin concesiones. Un largo grito desde el corazón, sin puntuación. Parece ser que el texto se basa en el diario que Sebastian Bosse había hecho circular en Internet, en el que explica los motivos de su acto. El espectáculo muestra el proceso de reflexión redundante y repetitivo, que enreda y envuelve al personaje de manera obsesiva y cercana a la locura, y que conduce al joven a una espiral de violencia que parece no tener límite. En nuestra puesta en escena Sebastian comparte con un grupo de adolescentes su «testamento final». Estos jóvenes, como si de un coro griego se tratara, representan junto a el, la obsesión por la violencia. A veces como víctimas, a veces verdugos, a veces la mente reveladora del propio Sebastian, los adolescentes complementan poéticamente la personalidad social y característica de este personaje «Amok».

Su juego compartido nos sitúa en el grado de sufrimiento relacionado con la edad, con la situación de obligatoriedad y desamparo que se vive en las escuelas de secundaria, en los entornos característicos que todos hemos vivido de alguna manera y que recordamos como parte fundamental de nuestra evolución como seres humanos pertenecientes a una sociedad, a veces poco flexible, y a veces intolerante, y que puede llegar a aplastarnos como individuos, si no reconocemos las señales de alarma.

Sebastian vive los minutos antes de su muerte voluntaria como una catarsis de «fama y reconocimiento social». En el presente de su testamento al mundo, al «colgar» su video de despedida en internet, y al escribir su diario, su anonimato está vencido, él es ya la «estrella», tiene su minuto de gloria, En nuestra puesta en escena vive su último show reviviendo sus fantasías, y como un cantante de rock en un multitudinario concierto siente la catarsis, la fuerza que le conducirá al tremendo suceso y a su propio suicidio.


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