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Regresa ‘Años 90. Nacimos para ser estrellas’ de la compañía La Tristura

La Compañía La Tristura regresa a Madrid con la obra «Años 90. Nacimos para ser estrellas», Premio Injuve 2008 Mejor Propuesta Escénica, que podrá verse en la sala madrileña *El Canto de la Cabra*, desde el día 25 de septiembre hasta el 19 de octubre, cuatro semanas en las que distintos creadores (*Carlos Marquerie, Javier Marquerie Thomas, Alberto Jiménez, Juan Loriente, Maryluz Arcas, Estefanía García, Juan Úbeda y Elisa Gálvez) darán su particular respuesta a la obra, con un breve epílogo que dará fin al espectáculo. La tristura presenta su segundo trabajo Años 90, nacimos para ser estrellas, escrito por Pablo Fidalgo y Celso Giménez. Un recorrido por la última década del siglo veinte, (desde la caída del muro de Berlín en 1989, hasta la caída de las torres gemelas, en 2001) a través de la historia íntima de dos hombres mayores, interpretados por Itsaso Arana y Violeta Gil. Los años noventa es una historia de amor, un viaje de lo privado a lo público y una reflexión sobre los últimos acontecimientos de la historia. Un llanto por el siglo veinte. Una historia de amor para contar la historia del mundo.
Contra la violencia y la sociedad del espectáculo, los hombres se asocian creando formas de vida diferentes, que puedan proponerse como alternativa a las vidas comunes.

Me siento ante la televisión
Y espero una catástrofe
Pero cuando enciendo la tele y no pasa nada
Pienso que hay mucha gente como yo en todo el mundo
Esperando una catástrofe lejos
Una catástrofe para pasar el día
Esos quieren acabar conmigo
Quieren que la catástrofe me suceda a mí

En los años 90 se ha tenido más información que nunca, se ha leído más, se ha viajado más, se han podido comprender las cosas más rápido que nunca. Ellos se han entregado a su propio talento, a su propia belleza, a su propio proyecto. Todo lo que llena su casa, las presencias, las imágenes, los mitos y las canciones, ha sustituido al mundo. Una casa donde se acumula y se protege la belleza que han ido recogiendo. Un museo, nuestro propio museo.
Protegidos y expuestos a un tiempo, han levantado una casa llena de palabras bellas y objetos imprescindibles, llena de memoria y dolor. Travis representa la acción, la calle, la ciudad, la animalidad. Klaus es la razón, la languidez, la palabra.

“Estar en casa es estar muerto” (Pascal)
“Estar separado es estar en casa” (Lévinas)

Algo importante parece haberles sucedido, algo ha causado una fractura dentro de ellos, quizá la acumulación de cosas que han vivido, quizá la forma de vivirlas, quizá su relación. La palabra sola no puede llegar a ningún sitio, la palabra ya sólo sirve si se hace una con el cuerpo, si es acción, si es discurso ante los demás, si es pensamiento fuerte, si tiene origen y destino, no es suficiente la palabra por la palabra, no es suficiente la palabra cotidiana.
Los años noventa empiezan en la tierra, con la caída del muro, y acaban en el cielo, con los aviones que destruyen las torres gemelas. Ese es el cielo que hemos querido construir. Un cielo desde el que las estrellas bajan a salvarnos. Y así acaba su historia.
Tal vez crees que estoy hablando de una época Pero estoy hablando de ti.
Hemos construido una fábula sobre la creación, sobre la inspiración, y sobre la luz. Desde siempre, el hombre ha hecho preguntas al cielo. Y algunas veces, ha obtenido una respuesta.


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