Regreso al teatro
Fue como ir a una celebración, volver a un villorrio conocido, respirar el aire inconfundible de una sala: asistir a una representación en tiempos del Covid-19 fue un prodigio. En principio porque en París no hay mucha oferta teatral en verano, pero también porque las restricciones de reuniones públicas siguen vigentes, el virus sigue activo.
El director del Teatro Nacional de la Colina, el dramaturgo Wajdi Mouawad, fue claro al recibir al público, dijo: «Nadie sabe cómo va a evolucionar la situación, así que esta serie de representaciones nos servirán como referencia para la próxima temporada, si acaso puede realizarse, por lo que les pedimos que sigan con el tapaboca durante toda la representación, y efectúen la salida en el orden establecido».
La obra representada fue Litoral, escrita y dirigida por el propio Maouwad, una pieza que data de 1997, y que para él, en estos tiempos de incertidumbre, puede ser muy representativa. La obra tiene el epígrafe, Todos necesitamos un milagro. Y vaya que lo necesitamos.
Traduzco lo que escribe Wajdi Mouawad en el programa de mano de Litoral, porque me parece muy significativo para esta época:
“Nos acostumbramos a la desgracia. Pero entre sus pliegues, entre los recovecos de su armadura, encontramos goces y placeres inesperados. Es una paradoja extraña: en medio de las situaciones más sombrías, podemos encontrar inmensas fuentes de energía. (…)
Fue en este estado de agitación y sensibilidad, que los actores de este espectáculo pactaron entre ellos para por fin regresar a ensayar, con el deseo expreso de presentar algo, en poco tiempo, que tuviera sentido en la situación actual. Con este sentimiento nos acercamos al texto (Litoral), porque nos pareció que podía expresar aquello que resentíamos, y así por lo menos poder abrir de nuevo las puertas de este teatro.
Es inútil que les recuerde que nada de esto estaba previsto. Hoy mismo el Teatro de la Colina debería estar cerrado por vacaciones. Pero el paso tranquilo del ángel llega cuando menos lo esperamos… La vida se ríe de nuestros planes y lo mejor que podemos hacer es reírnos con ella. El presente es muy inestable, esa realidad debemos aceptarla y amarla… Debemos tener humildad ante el día de mañana. No suponer nada del porvenir.
Es pues con la convicción de actor que hoy estamos felices de regresar a nuestro teatro.»
Todos los espectadores en la sala estuvimos con tapabocas, con esa febrilidad propia de un estreno, aunque era el final de la temporada. Litoral fue representada como un grito de angustia y pasión, ¡aquí estamos! proferido por este grupo de actores, técnicos y empleados del teatro. En los aplausos finales los actores lloraban de emoción, porque con el batir de manos queríamos revivir la flama, cuidarla, impulsarla.
Litoral de Mouawad es producto de una herida de guerra, como casi todos sus textos dramáticos. No es gratuito que en la obra se cite el principio de la Ilíada, pues el Mediterráneo y sus costas son el campo de batalla desde la más remota antigüedad, y los personajes jóvenes de la obra de Mouawad llegan al Litoral para deshacerse del cadáver que sintetiza los horrores de la guerra civil. Tampoco es gratuito que su dramaturgia se apoye en la tragedia griega, tradición mediterránea por excelencia. Recordemos que los teatros griegos tenían como ciclorama al mar, y la tragedia tiene la energía del sol y la piedra.
Reabrir los teatros será una tarea difícil, que los espectadores vuelvan a las salas será un trabajo en el que debe intervenir inspiración y método. Debemos encontrar la veta de un teatro que atraiga a los jóvenes para generar nuevos espectadores. La tarea era difícil desde antes, supongo que con la crisis económica será aun más tortuosa. Pero saldremos adelante al grito de Todos necesitamos un milagro.
París, julio de 2020