Incendiaria en combustión

Rescatémonos los unos a los otros

«Que nos llamen burros pero no cobardes». Todos tenemos frases recurrentes, imágenes recurrentes, personas recurrentes de las que echar mano a la hora de intentar entendernos, comprender lo que nos rodea o de animarnos para seguir caminando hacia cualquier meta. Esa era un de las mías, aunque con el tiempo he ido entendiendo que lo preferible es que no nos traten ni de burros ni de cobardes.

En ataques de desilusión o de descrédito que a veces provoca el hecho de ser humano en comunidad, una conocida me confesaba que en los últimos meses había recurrido al Texto de la Concordia de Rodrigo García. Se trata de ese texto en el que el ángel caído asegura «Amarse los unos a los otros no ha servido para nada, solo como una tapadera para los mayores ultrajes, yo os digo: huid los unos de los otros».

En medio de la desvergüenza política y financiera, de la confusión informativa y de la maniobra que nos convence de la necesidad del corte y del recorte para nuestra salvación, la unión de los unos con los otros sigue siendo la única arma posible. Y si la unión es firme, en estos tiempos de ajustes e insultos a la inteligencia, es difícilmente recortable.

Después de esta enrevesada introducción, confieso que escribo esta columna como homenaje a esa unión y como un sincero agradecimiento a los cientos de personas anónimas, a los amigos, a los familiares, a los compañeros, al pequeño comercio y a la hostelería que a través de un micro-mecenazgo directo han hecho posible que una obra de teatro cruce en julio el Atlántico para participar en el Festival Santander a Escena de Bucaramanga. No es el único proyecto que ha sido financiado de esta forma y esperemos que no sea el último –sin que por ello las instituciones se desentiendan del mantenimiento y desarrollo de este sector en proceso de desmantelamiento, al menos en Galicia.

Podría parecer un capricho pero ha sido un acto político y una forma de unión. Podría verse únicamente como un gesto de solidaridad pero ha sido un ejercicio de compromiso. Podría parecer una nimiedad, pero ha sido un gran ejemplo de que la ciudadanía –esa que elige a sus gobernantes para que la representen y la defiendan- cree en las artes escénicas, se acerca a ellas, se reconoce en ellas y al apoyarlas, las hacen necesarias.

En este tiempo de rescates y desahucios -tal vez lo propio sería enarbolar un gran grito negativo y reclamar interlocutores sensibles en las instituciones y buenos gestores- pero a fuerza de naufragar últimamente solo alcanzo pensamientos positivos que permitan seguir a flote. Por eso, hoy rescato la idea de la unión (no-obligatoriamente-europea) y otra frase: «Esta casa es más resistente que un país, más resistente que un continente». Y que cualquier gobierno, añadiría yo.

Entonces rescatémonos los unos a los otros porque nadie más a hacerlo. Lo estamos viendo en estos días y lo seguiremos viendo en los siguientes.


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